RUSIA
La nueva ley otorga a los expresidentes y a sus familias inmunidad para que no puedan ser procesados por delitos que hayan cometido.
El presidente ruso, Vladimir Putin, promulgó ayer martes una ley que le garantiza inmunidad vitalicia. La nueva ley otorga a los expresidentes y a sus familias inmunidad para que no puedan ser procesados por delitos que hayan cometido. También quedarán exentos de ser interrogados por la policía o por investigadores, así como de registros o arrestos.
La nueva ley fue una iniciativa del partido del Kremlin, Rusia Unida, y solo beneficiaría a Putin y a su antecesor, Dmitri Medvédev, que ejerció el cargo entre 2008 y 2012.
Esta legislación forma parte de las enmiendas constitucionales que fueron aprobadas este año que permitió que Putin, de 68 años, pueda permanecer en la presidencia hasta 2036.
A partir de ahora, un expresidente sólo podrá verse privado de inmunidad por el Senado sobre la base de una acusación de alta traición interpuesta por la Duma o por la comisión de un crimen grave, cargos que deben ser corroborados por el Tribunal Supremo.
La acusación contra un expresidente debe recibir el respaldo de dos tercios de los miembros de las cámaras alta y baja del Parlamento ruso a propuesta de un mínimo de un tercio de los diputados de la Duma.
Senador vitalicio.
Anteriormente, un expresidente podía verse privado de inmunidad si el Comité de Instrucción de Rusia iniciaba un proceso penal por un crimen grave cometido durante el ejercicio del cargo y éste era sancionado por ambas cámaras del Legislativo.
Putin también promulgó ayer martes una ley que le otorga una plaza vitalicia a los expresidentes en el Consejo de la Federación (el Senado ruso), un cargo que también provee inmunidad procesal. Esta ley permitirá además a los presidentes nombrar hasta 30 senadores.
Información confidencial.
El mes pasado, estos proyectos de ley dieron lugar a rumores de que Putin pensaba dejar el cargo, algo que el Kremlin negó, afirmando se encontraba en buena salud.
Ayer martes, la Cámara Baja de la Duma resolvió que la información sobre los empleados del sistema judicial ruso, los organismos militares y reguladores sea confidencial. Ese proyecto aguarda ahora la firma de Putin para convertirse en ley, un paso que está considerado como una formalidad.
El lunes, el opositor Alexéi Navalni afirmó desde Alemania que telefoneó a un supuesto agente de seguridad y le engañó para que admitiera que los servicios secretos rusos (FSB) intentaron matarle en agosto, envenenándolo. Según Navalni, obtuvo el número de teléfono del agente a través de archivos filtrados y registros de viajes.
El opositor publicó la supuesta dirección y teléfono del agente, algo que, en virtud de la nueva legislación, sería ilegal.
Nueva Constitución.
Todos estos cambios legales que refuerzan el poder de Putin, fueron precedidos por una reforma constitucional ratificada en un plebiscito entre junio y julio pasado.
Esa reforma habilitó a Putin a postularse para gobernar hasta el año 2036.
Putin, ex agente de la KGB, que ha gobernado Rusia durante más de dos décadas como presidente o primer ministro, tiene ahora el derecho a presentarse como candidato para dos mandatos más. Esto significa que podría seguir siendo presidente durante otros 16 años.
Si esta reforma constitucional no se aprobaba, Putin debería dejar el gobierno en 2024, al final de su actual mandato.
Los opositores del Kremlin, sobre todo Alexéi Navalni, denunciaron que la consulta para ratificar la reforma constitucional fue un fraude y que su único objetivo era garantizar a Putin “una presidencia de por vida”.

La votación se dio en un momento en el que la popularidad de Putin cae, tras una criticada reforma de las pensiones y la crisis del coronavirus. De mayo de 2018 a junio de 2020, su tasa de aprobación medida por el instituto independiente Levada bajó de 79% a 60%.
Esa reforma constitucional -que según cifras del Colegio Electoral ruso recibió el 78% de apoyo en las urnas-, además de habilitar la continuidad de Putin le dio al presidente la facultad para el nombramiento y el despido de jueces, y otras medidas como la inclusión en la Constitución de la “fe en Dios” y el matrimonio como institución heterosexual.
En la historia reciente rusa, solo dos líderes se aproximan a Putin en cuanto a permanencia en el poder: Stalin, quien dirigió con puño de hierro a la desaparecida Unión Soviética entre 1924 hasta el día de su muerte en 1953, y Leonid Brezhnev, quien gobernó entre 1964 y 1982, también hasta su muerte.
En el horizonte de Putin no se vislumbra nada que pueda poner en peligro su continuidad en el poder, aunque Rusia enfrenta serios problemas económicos, agravados por la pandemia. Putin lo reconoció cuando dijo que el triunfo de su reforma constitucional era “un voto de confianza” para mejorar la situación.
El fuerte apoyo que se atribuye Putin dentro de Rusia, contrasta con los frentes que tiene abiertos fuera de sus fronteras, en especial con la Unión Europea, además de los cruces con Estados Unidos por las sospechas de injerencia en las elecciones que llevaron a la presidencia aDonald Trump, y ahora en las que ganó el demócrata Joe Biden.
Reinstalan antiguos centros para alcohólicos
La Duma o Cámara de Diputados de Rusia reinstauró los centros de desintoxicación con el fin de combatir el alcoholismo. La policía trasladará allí a los ebrios, que recibirán asistencia médica, incluso contra su voluntad. Según cifras oficiales, cada año unos 10.000 rusos en estado ebrio mueren de congelación en las calles y cerca de 200.000 son recogidos por la policía. En la época de la URSS dichos centros estaban muy extendidos y corrían a cargo del Ministerio del Interior. A partir del 1 de enero, las personas que sean trasladadas a estos centros pagarán de su propio bolsillo la estadía. La OMS ha cifrado en 43% la reducción del consumo de vodka en Rusia entre 2003 y 2016.