David E. Sanger / The New York Times
Bashar Assad apenas se había instalado en su nueva sede en Rusia cuando estalló la discusión sobre quién podía atribuirse el mérito de derrocarlo, poniendo fin a 53 años y dos generaciones de brutal régimen familiar en Siria.
El presidente Joe Biden y sus colaboradores dicen que prepararon el terreno, porque trabajaron sin descanso para debilitar a los principales aliados de Siria, incluidos Rusia, Irán y Hezbolá. Había una razón, argumentó Biden, para que ninguno de los aliados de Assad pudiera o quisiera venir a rescatarlo en el preciso momento en que necesitaba ayuda.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y sus colaboradores cuentan una historia muy diferente: afirman que la única razón por la que Assad cayó fue que Israel mató al líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, lo que Netanyahu calificó como “un punto de inflexión en el colapso del eje”. Los funcionarios israelíes se apresuraron a señalar que Netanyahu ordenó ese ataque a pesar de las objeciones de la administración Biden, que temía que perseguir a Nasrallah supusiera el riesgo de una guerra más amplia.
Su mensaje fue claro: si hubiera escuchado las advertencias de Biden sobre evitar una “guerra más amplia”, Assad probablemente todavía estaría holgazaneando en su palacio esta semana.
No es fácil esclarecer la verdad en este caso, y los historiadores de Medio Oriente probablemente seguirán discutiendo durante años sobre los factores que intervinieron, en particular la propia fuerza rebelde siria, que contó con un apoyo crucial de Turquía.
Sin duda, si Estados Unidos a la caída de Assad, tardó un tiempo: en agosto de 2011, el presidente Barack Obama dijo que era hora de que Assad “se hiciera a un lado” y dos años después, en su primera visita a Israel como presidente, apoyó a Netanyahu y declaró que Assad había perdido toda legitimidad y “debía irse”.
Pero no había ningún plan real para derrocarlo, y cuando finalmente ocurrió el domingo, el desmoronamiento del régimen se produjo tan rápido que los funcionarios de inteligencia estadounidenses quedaron sorprendidos por la velocidad del colapso.
Suzanne Maloney, académica de la Brookings Institution que sigue de cerca a Irán y la región, señaló el martes que Biden puede tener razón al atribuirse el mérito de crear cierta presión, pero dijo que claramente no había ningún plan estadounidense para derrocar al gobierno de Assad.
“Creo que es probablemente cierto que la política estadounidense contribuyó a la caída de Assad”, dijo, “en el sentido de que Estados Unidos ayudó a debilitar el alcance regional de Irán y evitó que Rusia mantuviera el ritmo de su apoyo militar a Assad”. Pero añadió: “probablemente sea inapropiado que Biden se atribuya el mérito; en última instancia, fueron los sirios quienes tomaron las medidas que los liberaron de este régimen brutal”.
“No había ninguna prueba de que Estados Unidos hubiera llevado a cabo una estrategia más amplia que apuntara al resultado que hemos visto en Siria durante la semana pasada”, concluyó. “Washington dejó de prestar atención a Siria hace muchos años”.
Para Biden, el colapso en Siria se produjo justo cuando buscaba consolidar su legado en muchas áreas, desde el crecimiento sostenido de la economía durante su mandato hasta el restablecimiento de alianzas. Y Netanyahu, que enfrenta un juicio por corrupción en su país y preguntas difíciles sobre por qué su gobierno no vio venir el ataque terrorista del 7 de octubre de 2023 por parte de Hamás, está decidido a rescatar su reputación.
De modo que atribuirse el mérito de haber derrocado a un régimen que ha sido la principal fuente de armas, dinero e influencia iraníes (y que utilizó armas químicas contra su propio pueblo) resulta bastante irresistible para dos políticos que se encuentran al final de largas carreras.
Las diferencias de enfoque continuaron el martes. Israel atacó lo que quedaba de la marina siria y atacó asociados con el programa de armas químicas de Siria. El ministro de defensa israelí, Israel Katz, habló de cómo el ejército “ha estado operando en Siria en los últimos días para atacar y destruir capacidades estratégicas” que plantean un riesgo particular. En la Casa Blanca, John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, no condonó ni criticó los ataques a estos sitios, y no dijo si Estados Unidos estaba proporcionando a los israelíes información de inteligencia que ayudaría a la operación. “Tenemos un sólido intercambio de información de inteligencia con Israel, como se podría esperar”, dijo. Pero se negó a decir “cómo se ve eso” en las operaciones actuales.
Pero Kirby argumentó que si Rusia hubiera logrado tomar control de Ucrania, o si Irán hubiera tenido éxito en sus recientes ataques con misiles contra Israel, ambos países habrían estado en una mejor posición para ayudar a su antiguo aliado sirio. En cambio, se mantuvieron al margen de la lucha. Kirby dijo que eso no fue casualidad.
“No creo que nadie deba exagerar la importancia de una operación en particular, ya sea contra Hamás o contra Hezbolá, como factor decisivo”, añadió. Pero dijo que la decisión de Biden, después de las elecciones presidenciales, de alcanzar un alto el fuego con Hezbolá envió una señal seria. Los grupos rebeldes “prestaron atención al hecho de que Hezbolá ya no estaba en la lucha”.
Según Netanyahu, no habría habido un alto el fuego mediado por Estados Unidos si no se hubiera producido un ataque israelí contra Hezbolá, que empezó con la explosión de buscapersonas y teléfonos móviles que mató a algunos miembros de la cúpula del grupo terrorista y puso muy nerviosos a sus combatientes. Después vino la destrucción de gran parte del arsenal de misiles de Hezbolá y el asesinato de sus dirigentes.
En resumen, Netanyahu sostiene que, si hubiera escuchado a Biden, Hezbolá seguiría en el poder en el Líbano y Assad seguiría en Damasco. En cambio, los palacios de Assad están siendo saqueados.
Destruyen mausoleo del padre de Bashar al Assad
Hombres armados prendieron fuego a la tumba de Hafez al Assad, el difunto presidente sirio y padre del depuesto Bashar, en la ciudad de Al Qardaha, en la provincia mediterránea de Latakia, informó este miércoles el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
En el mausoleo de Hafez también están enterrados otros miembros de la familia Al Assad, como su hijo Basel, el primogénito y que murió a la edad de 32 años en un accidente de coche en 1994.
Hafez al Asad murió en 2000 tras estar en el poder y regir Siria con mano de hierro desde 1971. (EFE)
Israel ve posible liberación de rehenes
El ministro israelí de Defensa, Israel Katz, aseguró en una conversación telefónica ayer miércoles a su homólogo estadounidense, Lloyd Austin, que existe la posibilidad de firmar un acuerdo para liberar a los rehenes que siguen en la Franja de Gaza.
“En este momento existe la posibilidad de un nuevo acuerdo, con la esperanza de liberar a todos los secuestrados, incluidos los que tienen ciudadanía estadounidense”, dijo Katz, de acuerdo con un comunicado de su oficina.
Katz también conversó con Austin sobre la decisión del Ejército israelí de ocupar la zona desmilitarizada de Siria, que colinda con Israel, tras la caída del régimen de Assad y le dijo que los ataques en territorio sirio buscaban contrarrestar “el peligro de que en el futuro usaran armas estratégicas contra Israel”.
En cuanto al Líbano, país con el que Israel pactó un cese al fuego el pasado 26 de noviembre, Katz reiteró su postura de “tolerancia cero contra las violaciones”, pese a que ambos países se acusan de violar la tregua.
Estados Unidos e Israel, indicó el comunicado castrense, acordaron cooperar para frenar cualquier intento de “contrabando de armas desde Irán al Líbano, a través de Siria”.
La conversación entre ambos se produce en un momento de cierto optimismo por el retorno a la mesa de negociación para alcanzar una tregua en Gaza.
Entre los rehenes propuestos para un posible intercambio con presos palestinos hay mujeres, niños, enfermos y heridos críticos, además de cuatro rehenes con doble ciudadanía israelí y estadounidense.
En la Franja de Gaza quedan 96 de los rehenes secuestrados en los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, de los que al menos 34 están muertos, según el Ejército israelí. (EFE)
100.000 solicitudes de asilo pendientes
Más de 100.000 demandas de asilo presentadas por ciudadanos sirios estaban pendientes de examen en la Unión Europea hasta finales de octubre, según datos publicados ayer miércoles, después de que varios países del bloque congelaran los procesos en marcha. Este miércoles, Grecia se sumó a la lista de países de la UE que anunciaron suspender el tratamiento de solicitudes de asilo presentadas por ciudadanos sirios. Antes, naciones como Alemania, Austria, Italia o Bélgica hicieron lo mismo. En 2015, la guerra en Siria provocó una oleada de desplazados y se estima más de un millón de personas llegaron a la UE. De acuerdo con la Agencia de Asilo de la Unión Europea (AAUE), a finales de octubre de este año quedaban pendientes de examen 108.200 demandas de ciudadanos sirios en busca de protección internacional. No obstante, la propia AAUE admitió que puede haber solicitantes que hayan presentado demandas en varios países de la UE. Los datos de la AAUE muestran que de las 128.500 solicitudes presentadas por ciudadanos sirios en la UE entre enero y octubre de este año, la gran mayoría derivó en alguna forma de protección: 35.500 el estatus de refugiado y 81.800 protección subsidiaria.
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