AFP
Pasaron casi 10 meses desde que Aviva Siegel fue liberada de Gaza, pero sus pensamientos permanecen en el territorio palestino, donde su esposo Keith sigue secuestrado por Hamás.
Siegel forma parte de los rehenes liberados durante una breve tregua de una semana en la guerra entre Israel y Hamás el pasado noviembre, y que anhelan reunirse con sus seres queridos aún cautivos.
“Sigo en Gaza”, explica Aviva Siegel a AFP, describiendo su estado mental. “Pienso en Keith todo el tiempo. No soporto imaginar que él y los demás están 40 metros bajo tierra, sin aire para respirar y sin comida”.
Aviva y Keith fueron secuestrados en el kibutz Kfar Aza, cerca de la frontera con Gaza, durante el ataque sin precedentes de Hamás el 7 de octubre. Fueron dos de las 251 personas secuestradas ese día por los terroristas.
La tregua de una semana en noviembre permitió que los milicianos liberaran a 105 rehenes secuestrados a cambio de 240 palestinos encarcelados en Israel.
Siegel fue una de las primeras en contar su historia públicamente tras regresar a Israel.
De los rehenes secuestrados el 7 de octubre, 97 siguen en Gaza, incluidos 33 que, según el ejército israelí, están muertos.
Poco después de su liberación, Siegel comenzó a participar en protestas semanales en Tel Aviv para exigir un acuerdo de tregua que permita el retorno de los otros rehenes. Las protestas han ido en aumento para presionar al gobierno y que alcance un acuerdo.
El hecho de que el ejército israelí recuperara los cuerpos de seis rehenes en un túnel en Gaza a fines de agosto puso en evidencia la necesidad urgente de avanzar, afirma Siegel.
“Keith sigue ahí. Tenemos que sacarlos. Es algo cruel, insoportable e imperdonable”, insiste. Al igual que Siegel, Raz Ben Ami fue liberada durante la tregua de noviembre y está a la espera de la liberación de su esposo, Ohad Ben Ami, de 55 años. También sale a las calles para exigir avances hacia un acuerdo, vistiendo una camiseta con la imagen de su esposo.
“Estoy harta de que mi gobierno no haga lo suficiente para traer de vuelta a los rehenes. Harta de esta pesadilla que me lleva de regreso a Gaza todos los días”, recalca. “Harta de enterrar rehenes, que vuelven en ataúdes”, clama.
En su refrigerador, junto a fotos de días más felices, cuelga una imagen de su esposo junto a la frase “Tráiganlos a casa”.