CRISIS POLÍTICA EN BRASIL
La dimisión de Moro, ex juez federal que llevó a prisión al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, deja al gobierno herido en momentos de emergencia sanitaria por el coronavirus.
El presidente Jair Bolsonaro atraviesa la peor crisis política desde que asumió el gobierno el 1° de enero de 2019. Hace una semana, cesó a Luiz Henrique Mandetta como ministro de Salud, con quien no lograba ponerse de acuerdo sobre la estrategia para contener el nuevo coronavirus. Y ayer viernes le renunció el ministro de Justicia, Sergio Moro. El motivo: la pulseada por el control de la Policía Federal de Brasil. A esto hay que sumarle que los medios brasileños manejan que el ministro de Economía, Paulo Guedes, está en la cuerda flota y podría ser la próxima baja.
La dimisión de Moro, ex juez federal que llevó a prisión al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, deja al gobierno herido, sobre todo porque no se guardó nada en su despedida, motivada por la decisión de Bolsonaro de destituir al jefe de la Policía Federal, Mauricio Valeixo.
Moro, el integrante del gabinete con mayor apoyo popular, anunció su renuncia en una comparecencia de prensa, en la cual aseguró que la destitución de Valeixo era una “interferencia política” del presidente en investigaciones del Poder Judicial, que calificó de “inaceptable”. Según el ahora exministro, Bolsonaro incumplió el “compromiso” asumido con él, de que tendría “carta blanca” en el nombramiento de sus asesores directos y en la lucha anticorrupción, en la cual es clave la Policía Federal, que depende del Ministerio de Justicia.
También insinuó que Bolsonaro pretende poner al frente de la Policía Federal a un funcionario que le responda directamente e informe sobre la marcha de las investigaciones.
Asimismo, sugirió que el Gobierno puede haber incurrido en un grave delito, ya que el decreto con el que se destituyó a Valeixo, publicado en el Diario Oficial ayer viernes, lleva la firma del presidente y del propio Moro. “No firmé ese decreto”, garantizó Moro.
La gestión de Moro es aprobada por cerca del 60% de los brasileños, el doble de los que respaldan al propio Bolsonaro.
Juicio político.
Las denuncias de Moro levantaron un polvorín político y hasta llevaron a algunos sectores a sugerir la apertura de un juicio político con miras a la posible destitución de Bolsonaro.
El presidente del Colegio de Abogados, Felipe Santa Cruz, anunció que ese organismo “analizará los indicios de delitos señalados por Moro”.
Ayer mismo, el fiscal general de Brasil, Augusto Aras, solicitó a la Corte Suprema la apertura de una investigación contra el mandatario. La posible apertura de una investigación autorizada por el Supremo tiene como objetivo esclarecer si Bolsonaro cometió un eventual delito de falsedad ideológica, coacción, prevaricación u obstrucción a la Justicia, entre otros, según un comunicado de la Fiscalía.
Para muchos analistas, la clave de la destitución de Valeixo está en los procesos contra miembros de la familiar del mandatario. La Policía Federal, con anuencia de Moro y la Corte Suprema, avanza en investigaciones que incomodan al “clan Bolsonaro”, formado por el mandatario y tres de sus hijos: el senador Flavio, el diputado federal Eduardo y el concejal de Río de Janeiro Carlos.
Una de ellas trata sobre la diseminación en las redes sociales de noticias falsas, las cuales se sospecha que pudieran ser originadas por grupos directamente vinculados a Carlos Bolsonaro y a un llamado “gabinete del odio” que operaría desde el palacio presidencial.
Otra, intenta determinar si el senador Flavio Bolsonaro, en la época en que era diputado regional en Río de Janeiro, participó en una trama de presuntos fraudes.
A eso se suma un proceso en manos de la Policía Federal, autorizado esta semana por el Supremo, que investiga unos actos, en los que se demandó el “cierre” de ese tribunal y del Parlamento, convocados por grupos favorables a una “intervención militar” y a los que llegó a asistir el propio Bolsonaro.
En la rueda de prensa de Moro, un cartel colgado en una pared con sus directrices para la gestión pública, parecía aludir a todo eso. El cartel decía: “El poder público no es una cosa de familia”.
Reacciones tras la renuncia
Bolsonaro recibió una ola de críticas por la salida de Moro. Uno de los más duros fue el gobernador de San Pablo, João Doria, quien tachó de “un golpe a la justicia, a la libertad y a la democracia de Brasil” la salida del ministro. “Lamento mucho que nuestro país tenga que luchar contra dos virus, el coronavirus y el que está en el Palacio de Planalto en Brasilia”, añadió.
El expresidente Fernando Henrique Cardoso pidió la renuncia de Bolsonaro. “El presidente está cavando su tumba. Que renuncie antes de ser renunciado. Que nos ahorre de, además del coronavirus, tener un largo proceso de impeachment”, señaló.
El gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, transmitió a través de su cuenta oficial de Twitter su “tristeza” ante la renuncia de Moro. “Estaría honrado con su presencia en mi Gobierno aquí, vuestra excelencia, tiene carta blanca siempre”, complementó Witzel.
El contraataque.
Bolsonaro concedió una rueda de prensa de cerca de una hora en la que dio su “verdad” sobre los ceses de Moro y Valeixo.
Rodeado por sus ministros y colaboradores, entre los que destacaba su hijo Eduardo, el presidente acusó a Moro de “falta de compromiso” con Brasil y desmintió todas las insinuaciones en su contra.
“Nunca pedí blindar a nadie de mi familia. Jamás haría eso”, dijo visiblemente irritado.
Asimismo, acusó a Moro de estar dispuesto a aceptar el cese de Valeixo, siempre y cuando le fuese garantizada una plaza en el Tribunal Supremo a finales de este año. En Twitter, Moro desmintió al presidente y aseveró que esa nominación “nunca” fue “moneda de cambio”.
También aseguró que parecía estar más “preocupado con saber quién mató a Marielle” Franco, concejala de izquierda de Río de Janeiro asesinada en 2018, que por investigar el atentado a cuchillo contra él durante la campaña electoral de ese mismo año.
“Se habla de una interferencia mía en la Policía Federal, pero si puedo cambiar un ministro, por qué no puedo cambiar al director de la Policía Federal sin pedirle autorización a nadie”, planteó Bolsonaro.
Bolsonaro dijo que le había anticipado a un grupo de parlamentarios que “conocerían a una persona que tiene un compromiso con ella misma, pero no con Brasil”. Según Bolsonaro, “esa persona” intentaría “colocar una cuña” entre él y el “pueblo brasileño”, lo que a su juicio se cumplió con las “acusaciones infundadas” de Moro.
Otra vez los Cacerolazos en SAn Pablo y Río de Janeiro
Grupos de brasileños protestaron ayer viernes con un nuevo “cacerolazo” en las principales ciudades del país mientras Jair Bolsonaro explicaba ante los medios la renuncia del ministro de Justicia Sergio Moro. Los gritos de “Fora Bolsonaro” volvieron a escucharse desde las ventanas y terrazas de San Pablo y Río de Janeiro. Los “cacerolazos” se han repetido en las últimas semanas para protestar por su gestión en la crisis del nuevo coronavirus.