POR RECLAMOS
Adel Abdelmahdi dimitió luego de las protestas violentas en reclamo de servicios básicos y medidas contra la corrupción que se prolongaron por dos meses.
Al cumplirse dos meses de protestas violentas en reclamo de servicios básicos y medidas contra la corrupción, el Parlamento iraquí aceptó ayer domingo la renuncia del primer ministro, Adel Abdelmahdi, y todo su Gobierno.
Presentada el sábado tras dos días especialmente violentos en el sur de la nación árabe y bajo la premisa de que significaría la salida u201cen bloqueu201d de todo su Ejecutivo, la dimisión del dirigente recibió luz verde en una sesión extraordinaria de la Cámara.
Según la Constitución iraquí, la fuerza política con más escaños debería nominar a un sustituto y el presidente de la República, Barham Saleh, a su vez encargaría al candidato la formación de un nuevo Gobierno. Sin embargo, la coalición más votada en las elecciones de 2018, Sairún, con 54 legisladores y respaldada por el influyente clérigo chií Muqtada al Sadr, anunció que dejará la elección en manos de la gente que desde el 1 de octubre ha salido a las calles, en unas protestas que dejan ya casi 400 muertos y 16.000 heridos.
u201cPartiendo de las directrices de Muqtada al Sadr de poner fin a la cuota partidista y sectaria, la coalición Sairún anuncia la renuncia a este derecho y (lo entrega) a los manifestantes porque el pueblo es el dueño de esa decisiónu201d, dijo en rueda de prensa el presidente de la alianza, Nabil al Tarfi.