Repudio por atentado a la sede del diario Clarín: indagan si fueron extranjeros

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Ataque con bomba Molotov al diario argentino Clarín. Foto: La Nación (GDA)

ARGENTINA

"Esperamos que los hechos se esclarezcan y los autores sean identificados a partir de la investigación que está en curso”, expresó en Twitter el presidente Alberto Fernández.

El ataque con bombas molotov contra el edificio del diario Clarín de Buenos Aires, mereció un fuerte repudio por parte de los principales referentes políticos y las entidades periodísticas de Argentina y de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Cerca de la medianoche del lunes, un grupo de encapuchados, aún sin identificar, atentó contra el edificio del Grupo Clarín en el barrio de Barracas.

“La violencia siempre altera la convivencia democrática. Esperamos que los hechos se esclarezcan y los autores sean identificados a partir de la investigación que está en curso”, expresó en Twitter el presidente Alberto Fernández.

La misma red social, el expresidente Mauricio Macri expresó: “El ataque a Clarín es un gravísimo intento de amedrentar al medio y a toda la prensa. Un hecho inaceptable que recuerda las prácticas violentas del pasado. Repudio la agresión y envío mi solidaridad. Que el Gobierno y la Justicia aclaren lo sucedido y detengan a los responsables”.

Los agresores, según informó el Grupo Clarín en un comunicado, arrojaron bombas incendiarias de tipo molotov sobre uno de los ingresos del edificio, entonces cerrado, lo que quedó registrado en video por las cámaras de seguridad.

“Lamentamos y condenamos este grave hecho que, a primera vista, aparece como una expresión violenta de intolerancia contra un medio de comunicación. Y esperamos su urgente esclarecimiento y sanción”, expresó el Grupo Clarín.

“No se registraron víctimas ni lesiones personales”, resaltó el Grupo Clarín.

En una información en el portal del propio diario Clarín se especificó que fueron al menos nueve personas las que participaron del ataque, con artefactos que impactaron sobre la acera y en la puerta del edificio, lo que provocó un principio de incendio.

“Me da la impresión que este tipo de episodios en la Argentina ya habían sido superados, uno quería creer que habíamos aprendido de nuestros errores, pero parece que no. Parece que volvemos a empezar, yo lo tomo como un síntoma muy preocupante de una situación que sigue presente”, dijo a EFE Ricardo Kirschbaum, editor general del diario Clarín, tras recordar cómo -en medio de la violencia política que imperaba en el país- la sede del diario fue asaltada en 1973.

Kirschbaum señaló que, por ahora, se sabe que los agresores llegaron en motos, se cambiaron de ropa cerca del edificio y se pusieron prendas negras.

“Hay algunas huellas dactilares en uno de los artefactos que no estallaron, y hasta ahora no se ha comprobado que la huella esté en la base de datos de Argentina. Una de las posibilidades es que sea algún extranjero”, agregó el editor.

Los investigadores trabajan sobre esa hipótesis de que uno de los atacantes es extranjero a partir de la huella recuperada sobre un explosivo que no detonó.

Ataque con bomba Molotov al diario argentino Clarín. Foto: La Nación (GDA)
Ataque con bomba Molotov al diario argentino Clarín. Foto: La Nación (GDA)

Se comparó la huella con la bases del Registro Nacional de las Personas y de personas con antecedentes penales: el cotejo dio negativo. Eso les hizo pensar que el sospechoso puede ser extranjero y comenzaron a averiguar con autoridades de países limítrofes.

En las imágenes de las cámaras de la Ciudad se ve a cinco integrantes del grupo caminando por Parque Lezama y uno de ellos, de cabello largo, podría tratarse de una mujer.

El ministro de Seguridad de Argentina, Aníbal Fernández, también repudió el ataque al Grupo Clarín en su cuenta de Twitter. “Repudio el ataque” en la sede de la calle Piedras, con bombas molotov, producido el lunes por la noche, donde al menos nueve personas encapuchadas arrojaron explosivos a las oficinas, tuiteó y agregó: “Confío que se identifiquen los autores y se los sancione”.

La SIP, por su parte, señaló que se trata de un “atentado violento que busca amedrentar y constituye una grave violación a la libertad de prensa” y llamó a que a la mayor brevedad las autoridades cumplan con su deber de “investigar, señalar y llevar ante los tribunales a los instigadores”.

También la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) y el Foro de Periodismo Argentino (Fopea) exigieron el esclarecimiento y la sanción a sus responsables.

“Cuando la prédica constante es que los diarios y periodistas son los responsables de lo que ocurre en una sociedad, a partir de ahí cualquiera puede tomar ese mensaje como un facilitador para actuar”, lamentó Kirschbaum, convencido de que no se trató de un hecho al azar, sino de una agresión para “atacar a lo que no se controla”.

El grupo Clarín y el Gobierno de la actual vicepresidenta Cristina Kirchner mantuvieron un enfrentamiento principalmente por la aprobación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

En marzo pasado, el presidente Alberto Fernández fue muy cuestionado por las entidades periodísticas al decir que muchos periodistas debían advertir el “daño” que hacen, que esconden intereses detrás de la “objetividad” y montan -según deslizó- campañas para presionar al Gobierno. (Con información de EFE y La Nación/GDA).

Hostilidad y agresiones contra los medios

El ataque al diario Clarín se suma a otras amenazas y agresiones que intentaron silenciar a la prensa en los últimos meses en Argentina, en un clima de creciente hostilidad que incluye atropellos y descalificaciones desde sectores del poder contra medios y periodistas independientes, publicó ayer el diario La Nación.

Uno de los hechos más graves fue la violenta irrupción de una patota gremial en el edificio del diario Río Negro, en la ciudad de General Roca. Ocurrió el 23 de marzo último, cuando unos 50 militantes de la Organización de Desocupados en Lucha (ODEL), perteneciente a la CTA Autónoma Argentina, ocuparon por la fuerza las instalaciones del diario, agredieron a empleados, amenazaron de muerte a un periodista, derribaron computadoras y realizaron destrozos y pintadas. El objetivo era impedir que publicara la noticia del avance judicial de una causa por abuso sexual que involucra al líder de la organización, Miguel Báez. Según se denunció, la policía demoró 40 minutos en cruzar una calle, que es la distancia que separa el edificio de la comisaría.

Hace una semana, la periodista Carolina Ponce de León, de Radio Universidad de Tucumán, denunció ante la Justicia que fue víctima de abuso sexual durante una cobertura en la Casa de Gobierno de esa provincia.

Hubo también agresiones en un acto del Frente de Todos en Chaco, en medio de una ofensiva del gobernador de la provincia, Jorge Capitanich, para establecer una mayor regulación a los medios, con el argumento de que “la gente piensa lo que los periodistas proponen”.

El Foro de Periodismo Argentino reclamó al gobierno nacional que “garantice condiciones de equidad para que los periodistas acreditados en la Casa Rosada puedan hacer su tarea sin restricciones ni presiones políticas”. Y advirtió que varios periodistas que desempeñan su trabajo en la Casa de Gobierno debieron soportar “episodios de intimidación y de censura”. (La Nación/GDA).

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