AFP, EFE
Rusia lanzó en la madrugada del martes nuevos ataques con misiles y drones contra Ucrania que dejaron al menos cinco muertos, un día después de los bombardeos más masivos desde el inicio de la guerra hace dos años y medio.
Por su parte, Ucrania reivindicó nuevos avances en la región fronteriza rusa de Kursk y la captura de 594 prisioneros desde el inicio de su incursión sorpresa hace tres semanas.
“Los crímenes contra la humanidad no pueden cometerse con impunidad”, dijo el presidente Volodimir Zelenski en una publicación en las redes sociales ayer martes sobre los ataques aéreos.
Zelenski dijo también que sus fuerzas habían utilizado aviones de combate F-16 suministrados por Occidente para contrarrestar el ataque. El ejército ucraniano afirmó que las tropas rusas lanzaron 91 artefactos contra su territorio, de los que pudieron abatir 60 drones explosivos Shahed y cinco misiles de distintos tipos.
En una rueda de prensa, Zelenski insistió en que el número de aparatos recibidos por Ucrania no era “suficiente”.
La vida en Kiev retomó su normalidad por la mañana luego de los bombardeos, y sus habitantes acudieron como de costumbre a trabajar.
La estampa fue distinta en la jornada anterior. Cientos de personas se refugiaron el lunes en Kiev en sótanos para protegerse de los ataques con misiles y drones rusos contra infraestructuras energéticas de Ucrania.
Los bombardeos del lunes causaron al menos cuatro muertos y forzaron a las autoridades ucranianas a imponer de urgencia cortes de electricidad.
“El enemigo ha lanzado el mayor ataque de misiles y drones contra la red eléctrica ucraniana desde el inicio de la guerra”, dijo Ukrenergo, la empresa nacional de energía.
Algunos barrios de Kiev seguían sin electricidad el martes por la mañana.
El principal suministrador de energía nacional, DETK, ya había advertido el lunes que los cortes podían prolongarse en la capital, en las grandes ciudades de Dnipró y Odesa y en la región de Donetsk, donde se sitúa el frente oriental de la guerra.
Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, Rusia bombardea regularmente las infraestructuras energéticas de su vecino, obligando a sus autoridades a racionar la electricidad.
Incursión ucraniana
Ante los repetidos ataques aéreos en su territorio, Ucrania ha intensificado en los últimos meses sus bombardeos sobre territorio ruso, especialmente sobre las regiones fronterizas.
También ha pasado a la ofensiva a principios de agosto, con una incursión terrestre en la región rusa de Kursk para hacer frente a unas tropas más numerosas y mejor equipadas en el frente oriental.
El comandante en jefe de las fuerzas ucranianas, Oleksander Sirski, aseguró ayer martes que sus tropas ya controlan 100 localidades y 1.294 km2 de terreno en Kursk, donde capturaron a 594 soldados rusos.
El gobernador de la región rusa de Bélgorod, también fronteriza y vecina de Kursk, dijo a su vez que había recibido informaciones de otro intento de incursión de las fuerzas ucranianas.
“Según el Ministerio de Defensa ruso, la situación en la frontera es difícil, pero está bajo control”, afirmó Viacheslav Gladkov en Telegram.
Según el canal de Telegram ruso MASH, afin al Kremlin, los soldados ucranianos intentan entrar en la región a través de la localidad de Nejoteyevka, donde se registran actualmente combates.
Con estas incursiones, Kiev intenta crear una “zona tampón” para protegerse de los ataques rusos contra su territorio y compensar el poco alcance de las armas puestas a su disposición por sus aliados occidentales a pesar de los pedidos de Zelenski.
“Juega con fuego”
Occidente “juega con el fuego” cuando aborda con Ucrania el posible uso de sus misiles de largo alcance contra territorio ruso, advirtió ayer el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov. “Juegan con fuego, son como niños pequeños que juegan con velas”, dijo Lavrov, citado por la agencia TASS.
Agregó que ese comportamiento es “muy peligroso para hombres y mujeres a los que se les confían armas nucleares” en los respectivos países occidentales. Según Lavrov, Occidente finge querer evitar una escalada, pero en realidad se trata de una actitud “engañosa”.
Nuevo Chernóbil
El director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, alertó ayer contra la posibilidad de un segundo Chernóbil -la mayor catástrofe nuclear ocurrida en 1986- al realizar su primera inspección a la central rusa de Kursk, amenazada por los combates en esa región homónima fronteriza.
“Creemos que es muy grave que una central de esta clase esté tan cerca de un frente de batalla”, dijo Grossi al término de su visita de inspección a la planta, cuyo reactor está muy expuesto a un posible ataque.
Grossi, que visitó en varias ocasiones la central ucraniana de Zaporiyia, la mayor de Europa, nunca se había mostrado tan preocupado como en esta ocasión debido a la vulnerabilidad de la central de Kursk, que empezó a operar en 1976, un año antes que la de Chernóbil.
Tras inspeccionar el reactor y la sala de control de la planta, situada a unos 70 kilómetros de la frontera con Ucrania, Grossi llamó la atención de la comunidad internacional sobre “el peligro de un incidente nuclear”.
“Bajo ninguna circunstancia debe ser atacada una central nuclear”, subrayó y llamó a todas las partes a tomar las medidas de prevención necesarias.
Consideró una exageración comparar las centrales de Kursk y Chernóbil, pero sí admitió que sus reactores son de la misma clase (RBMK).
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