El presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Parlamento de Georgia, Nikoloz Samkharadze, se reunió con autoridades de Palacio Legislativo en lo que fue una visita histórica: la primera de un parlamentario georgiano a Uruguay. En cuanto a lainvasión rusa en Ucrania, asegura que en su país “nada cambió”: ellos fueron “la primera víctima” de Rusia y alertaron a Occidente sobre una nueva invasión tiempo atrás. Dice que Georgia está listo para integrar la OTAN, pero reconoce que no será en el corto plazo. Y asegura que las nuevas generaciones en Georgia se liberaron del legado soviético.
¿Cuáles son los objetivos de su visita a Uruguay?
El mayor objetivo es profundizar la cooperación entre Georgia y Uruguay, incluyendo la cooperación parlamentaria. Durante años tuvimos excelentes relaciones políticas, pero creemos que hay lugar para mejorar, que hay potencial para expandir las relaciones económicas y comerciales, el intercambio en materia de educación y cultura. Estamos trabajando en proyectos en ese sentido. Esta es también una visita histórica ya que es la primera visita de un miembro del parlamento georgiano a Uruguay.
Cuando el canciller Francisco Bustillo visitó Georgia en 2021 planteó la posibilidad de un Tratado de Libre Comercio. ¿Se ha avanzado desde entonces?
Hemos discutido eso durante esta visita. Fijamos nuestra posición de empezar negociaciones en un acuerdo preferencial o de libre comercio. Georgia es un país único en nuestra región porque tenemos tratados de libre comercio con la Unión Europea (UE), China, Turquía, todas las ex repúblicas soviéticas. Y estamos en negociaciones con Israel, India y Corea del Sur. Respecto a Uruguay hay voluntad, nos la han expresado. Estaremos felices de trabajar en esto. También entiendo que está le asunto del Mercosur. Pero desde el lado de Georgia hay disposición.
¿Qué ha cambiado en Georgia desde la invasión rusa en Ucrania?
Para ser honestos, nada. Fuimos la primera víctima de la agresión rusa y en los últimos 30 años hemos tenido tres guerras con Rusia, con su participación directa o indirecta. Le hemos dicho a nuestros socios en Occidente, especialmente a la UE y EE.UU., que si Rusia no se detenía, Georgia no iba a ser el último lugar que atacaría. Desafortunadamente tuvimos razón. Rusia atacó de nuevo. Pero no nos sorprendimos; Rusia usó en Ucrania exactamente el mismo manual que en Georgia. Nada cambió dramáticamente quizá por una excepción: los socios de Georgia en Occidente, en la UE y en la OTAN entienden mejor nuestras preocupaciones y entienden ahora que sin seguridad en Georgia no hay seguridad en el Mar Negro, y sin seguridad en el Mar Negro no hay seguridad en Europa.
¿Por qué cree que Occidente no los escuchó antes?
Creyeron que con la interdependencia económica iban a hacer pensar dos veces a Rusia si atacar a sus vecinos. Pero esto, por un lado, puede ser atribuido a una expresión de deseo; por otro, fue una especie de inocencia por parte de Occidente. Porque si miras a lo largo de los siglos de la historia rusa, ves que los rusos no son tan fáciles de contener solo con la interdependencia económica.
¿Cuál es la postura del gobierno respecto a la invasión, teniendo en cuenta los roces diplomáticos que han tenido con Kiev?
Georgia ha apoyado a Ucrania en todas las plataformas internacionales. Hemos votado por la expulsión de Rusia del Consejo de la UE. Hemos recibido más de 30.000 de ucranianos en Georgia, que son provistos de cuidado, vivienda y transporte por parte del Estado. Georgia es el único país que ha abierto escuelas en ucraniano. En términos políticos, diplomáticos y humanitarios, hemos apoyado Ucrania como hemos podido y apoyamos la lucha por su soberanía.
¿Cree que la integración de Georgia a la OTAN está más lejos ahora?
Entendemos que no va a haber unión a la OTAN hasta que la guerra termine. Honestamente, no esperábamos ningún avance en la cumbre de Vilna. No diría que estamos más lejos, pero tampoco más cerca. Aún así, tenemos que subrayar que Georgia es el país más avanzado en lo que respecta a la integración de la OTAN. Tenemos todos los instrumentos para unirnos. Más del 85% de nuestras fuerzas han servido bajo distintas misiones de la OTAN en Afganistán, Irak y otros lugares. No hay duda sobre la interoperabilidad de Georgia. Estamos esperando por la decisión política de los aliados de la OTAN. Si miras atrás, si Georgia y Ucrania hubiesen sido aceptado antes, no habría guerra en ninguno de los dos países. Pero ahora mismo, prácticamente no somos opción debido a los conflictos. Estamos sobre los dos filos de la espada: de un lado queremos ser miembros, del otro, Rusia esta tratando de prevenirlo.
¿Temen una guerra en su país si ingresan a la Alianza?
Estamos en guerra de todas formas. Estamos en una especie de guerra congelada. No tenemos relaciones con Rusia. Hay negociaciones, pero no hay soluciones. Ucrania es la “cara caliente” de la guerra, pero los dos estamos en una situación conflictiva con Rusia. Que invadan Georgia de nuevo es una posibilidad, pero no tenemos otra opción, no hay otra alternativa. En el mundo de hoy, especialmente en nuestra región, es imposible ser neutral: debes pertenecer a una alianza o a la otra. Para nosotros, la OTAN es una posibilidad clara porque el 85% de nuestra gente quiere ser miembro la Alianza y de la UE.
¿Qué huella queda en Georgia después de tanta historia bajo el poder de Rusia?
La nueva generación, la que está en el gobierno ahora, que quizá nació en la Unión Soviética, pero creció en la Georgia independiente, no tiene ese legado soviético. Incluso durante la época soviética Georgia era el país menos soviético. Yo vengo de una familia que fue reprimida por el régimen de (Joseph) Stalin. A mi abuelo lo mataron de un disparo en 1927. Mi abuela fue enviada a Siberia. Pero esta no es la historia de mi familia únicamente; la mayoría de los georgianos tuvieron la misma experiencia con los bolcheviques y los comunistas. Nunca quisimos ser parte, y Georgia fue el primer país que declaró su independencia. Claro que cuando vives 70 años en la URSS quedan huellas, pero mayormente creo que nos hemos desprendido de ese legado en los últimos 30 años. La generación de nuestros hijos ya no tiene nada que ver con ellos.