Se cumplen 75 años del AK-47, el primer fusil Kaláshnikov, el más disparado de la historia y aún vigente

Su popularidad en ciertos rincones del planeta fue tan grande, que el Kaláshnikov, fue incluido en banderas y escudos de varios países (Zimbabue, Mozambique, Burkina-Faso o Timor Oriental).

Compartir esta noticia
La AK-47 es utilizada hasta el día de hoy por los ejércitos de varios países.
La AK-47 es utilizada hasta el día de hoy por los ejércitos de varios países.
Foto: AFP.

Redacción El País
El AK-47, el fusil más disparado de la historia, cumple 75 años sin perder vigencia, como queda demostrado en la guerra en Ucrania, donde ambos bandos siguen utilizándolo.

Mijaíl Kaláshnikov era un auténtico patriota. Inventó el fusil sólo para defenderse del enemigo”, comentó hace unos años a EFE Nelli, hija del legendario armero (1919-2013).

El primer fusil diseñado por Kaláshnikov entró en servicio en el Ejército soviético un 18 de junio de 1949, en plena Guerra Fría.

El armero de la antigua Unión Soviética, entonces un modesto sargento, quedó impresionado por un episodio durante la Gran Guerra Patria (1941-45) en el que un soldado murió a manos de los alemanes porque se le encasquilló el arma.

Aunque su objetivo fue crear un fusil automático que permitiera al Ejército Rojo ganar la guerra, el AK-47 nunca llegó a disparar contra el invasor alemán.

El primer AK labró su fama por su simplicidad y su resistencia al agua y la arena. Con solo ocho partes móviles, puede ser usado por cualquier combatiente, y puede ser desmontado en menos de un minuto.

Aunque sólo doce países tienen licencia de producción -China y Corea del Norte, entre ellos-, son muchos los países que lo fabrican, han transferido clandestinamente la tecnología o, abiertamente, utilizan sus piezas para diseñar fusiles modificados.

Su popularidad en ciertos rincones del planeta fue tan grande, que el Kaláshnikov, ideal para la guerra de guerrillas, fue incluido en banderas y escudos de varios países (Zimbabue, Mozambique, Burkina-Faso o Timor Oriental).

Aunque su apellido es conocido en todo el mundo, esa fama causó remordimientos a Kaláshnikov, quien antes de morir escribió una carta al Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

“El dolor que tengo en mi alma es insoportable. Una pregunta sin respuesta retumba una y otra vez: ya que mi fusil mató tanta gente, ¿soy yo, Mijaíl Kaláshnikov, de 93 años, hijo de campesinos, cristiano y de fe ortodoxa, culpable de su muerte, incluso si se trata de enemigos?”, señalaba la carta.

Kaláshnikov admitió que “no estaba preparado” para la universalización de su invención como un arma “contra la humanidad” en manos de terroristas. [EFE]

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Unión Soviética

Te puede interesar