O Globo/GDA
La psicóloga Júlia Andrade Cathermol Pimenta, de 29 años, se entregó el martes por la noche a la Policía de Brasil. Es señalada como la principal sospechosa de la muerte del empresario Luiz Marcelo Antônio Ormond, de 44 años. La mujer supuestamente envenenó a su pareja dándole un postre envenenado con fuertes pastillas analgésicas. Estaba prófuga desde el 28 de mayo.
Con una capucha gris y un tapabocas en el rostro, Júlia entró a la comisaría con la cabeza gacha y no quiso hablar con la prensa. La acompañaban la abogada Hortência Menezes y el policía Marcos André Buss, quienes llegaron en el vehículo con ella.
Según uno de los policías encargados de investigar el caso, Júlia se entregó a la policía en el barrio de Santa Teresa. El encuentro fue negociado con la Policía, mientras la madre y el padrastro de Júlia prestaban declaraciones ante las autoridades.
"Por eso trajimos a su madre y a su padrastro (a la comisaría). Pensamos que esto ayudaría a negociar su entrega", dijo un investigador.
¿Cuándo fue visto por última vez el empresario?
Luiz Marcelo fue visto con vida por última vez el 17 de mayo de este año en el ascensor del edificio donde vivía, en Engenho Novo, en Río de Janeiro. En los días siguientes, solo se vio a Júlia en el edificio. Utilizó el auto de su novio, fue al gimnasio del condominio a hacer ejercicio y, al recibir una tarjeta de una cuenta conjunta abierta con Luiz Marcelo, salió del lugar cargando una maleta y una mochila.
El cuerpo de Luiz Marcelo fue encontrado en el sofá de su apartamento, luego de que los vecinos contactaran a la administración del edificio porque les molestaba el fuerte olor. La puerta fue derribada y el cuerpo fue encontrado en avanzado estado de descomposición. La policía cree que había muerto el viernes anterior, tres días antes. Durante todo este tiempo, según los investigadores, Júlia vivió con el cadáver de su novio en su casa como si nada hubiera pasado.
¿Qué dijo la sospechosa en su declaración?
Júlia prestó declaración el 22 de mayo en una comisaría que investiga el caso. En ese momento, les dijo a los agentes que el empresario estaba muy cansado y había estado experimentando problemas de disfunción eréctil. Lo dijo riéndose de la situación. Marcos Buss, responsable de la investigación, dijo que la sospechosa no fue detenida luego de prestar declaración porque no existía, en ese momento, fundamento legal para la detención.
Al hablar con una amiga sobre su relación con Júlia, Luiz Marcelo dejó en claro que ella estaba presionando para que la relación se oficializara. Al mismo tiempo, en un audio enviado, el empresario reflexionó sobre su condición de hombre solitario, sin hijos y sin padres vivos: “Yo también tengo que tener compañía, ¿no? Si muero mañana, todas mis cosas irán al Estado. No tengo a nadie para dejar mis cosas”.
En el mismo audio, el empresario deja claro que Júlia —con quien mantuvo una relación intermitente durante al menos 10 años, se transformó en algo más estable desde abril de este año, cuando la invitó a vivir con él— estaba ansiosa por sellar el trato .
Medicamentos adquiridos con receta
En la declaración a la Policía, el 3 de junio, representantes de una farmacia de Río de Janeiro afirmaron que Júlia compró una caja de analgésicos con morfina el 6 de mayo, 12 días antes de la muerte de Luiz Marcelo. La compra se realizó, según dijeron, con la presentación de la receta. El medicamento fue identificado luego como una posible causa de la muerte del empresario.
La sospecha de utilizar el medicamento para envenenar al empresario surgió a partir del testimonio de Suyany Breschak, una mujer que se presentó como gitana y que hacía trabajo espiritual para Júlia. Detenida el 29 de mayo, Suyany afirmó que la clienta había confesado haber triturado unas 60 pastillas de analgésico y haberlas mezclado para preparar un postre y luego servírselo a Luiz Marcelo.
La gitana escuchó hablar de la muerte
Marcos Buss, jefe de la comisaría de Engenho Novo, afirmó que existen pruebas de que Suyany Breschak, detenida bajo sospecha de participar en el asesinato del empresario Luiz Marcelo, tuvo conocimiento “antes, durante y después” de la ejecución del crimen. Según el policía, la mujer, que se presenta como “gitana”, es una “especie de mentora espiritual” para Júlia.
Suyany contó a la Policía que Júlia es una antigua clienta, para quien hacía trabajos de limpieza, descarga y baño. La “gitana” estaba esperando el pago de una deuda de 600.000 reales ($ 4.416.000 uruguayos) de Júlia, que ya había pagado un tercio. Afirmó que Suyany fue la destinataria de todos los bienes robados y sustraídos a Luiz Marcelo, entre ellos un auto valuado en 75.000 reales ($ 552.000), entregado por Júlia a la presunta gitana después del crimen.
El abogado defensor de Suyany, Etevaldo Tedeschi, afirmó que su clienta cree que el auto fue un regalo de Luiz Marcelo a Júlia .
"Si ella (Suyany) hubiera sabido que el auto no era un regalo, nunca lo hubiera aceptado como parte del pago", indicó.
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