AFP, EFE
Israel prometió ayer sábado poner fin a la presencia en Gaza de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (Unrwa), envuelta en una polémica por el presunto papel de algunos de sus empleados, en el ataque de comandos del grupo palestino terrorista Hamás del 7 de octubre. Ese ataque incluyó el lanzamiento de cohetes y la infiltración de milicianos, que masacraron a unas 1.200 personas y secuestraron a otras 250, en poblaciones israelíes cerca de la Franja de Gaza.
Estados Unidos anunció el viernes que suspendía temporalmente su financiación a dicha agencia, una decisión imitada ayer por Australia, Canadá, Italia, Reino Unido y Finlandia.
La Unrwa despidió a varios de sus empleados, después de que Israel los acusara de estar involucrados en el ataque terrorista contra su suelo. Según Estados Unidos, la agencia de la ONU echó a 12 de sus empleados.
Los hechos concretos que se les reprocha no han salido a la luz, pero el jefe de la diplomacia israelí, Israel Katz, afirmó que la Unrwa no tiene futuro en la Franja de Gaza, donde los combates no dan tregua desde finales de octubre. El gobierno quiere “asegurarse de que la Unrwa no sea parte” de la solución en Gaza tras la guerra, declaró Katz.
Johann Soufi, abogado internacional y exdirector de la oficina jurídica de la Unrwa en Gaza, aseguró que la agencia tenía una “política de tolerancia cero frente a la violencia y la incitación al odio”.
“Sancionar a la Unrwa (...) por la supuesta responsabilidad de unos pocos empleados equivale a castigar colectivamente a la población gazatí, que vive en condiciones humanitarias catastróficas”, defendió.
Financiación suspendida.
Katz agradeció a Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Italia, Australia y Finlandia por suspender su financiación a la mencionada agencia de Naciones Unidas.
“Hago un llamado a que más naciones se unan. Los vínculos de Unrwa con Hamás, la provisión de refugio a terroristas y la perpetuación de su gobierno son innegables. Los dirigentes de Unrwa deben ser destituidos e investigados exhaustivamente”, indicó Katz a través de un comunicado.
“Llevamos años advirtiendo: la Unrwa perpetúa la cuestión de los refugiados, obstruye la paz y sirve como brazo civil de Hamás en Gaza”, dijo Katz, al subrayar que trabajará personalmente para promover una política que garantice que la Unrwa no sea parte del funcionamiento en la Franja.
“Trabajaremos para obtener apoyo bipartidista en Estados Unidos, la Unión Europea y otras naciones a nivel mundial, para esta política destinada a detener las actividades de la Unrwa en Gaza”, agregó.
Estados Unidos, el principal socio y proveedor de armas de Israel, se dijo “extremadamente preocupado” por las acusaciones contra la Unrwa y fue el primer país en suspender temporalmente la financiación a la agencia, mientras se investiga y se determinan las medidas que Naciones Unidas tomará.
Sin embargo, Estados Unidos reconoció que la agencia ha desempeñado hasta ahora “un papel fundamental” para brindar asistencia a los palestinos, como alimentos y medicinas, y ha “salvado vidas”.
Con más de 30.000 empleados, la Unrwa es la mayor organización de Gaza al margen del gobierno de la Franja, controlado de facto por Hamás desde 2007.
La paralización temporal de la financiación por parte de Australia se produce pocos días después de que el país prácticamente duplicara los recursos dirigidos a las poblaciones afectadas por el conflicto en Gaza y los ampliara hasta los 21,5 millones de dólares, de los cuales 6 millones de dólares serían destinados a la Unrwa.
Por su parte, la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna partes reducidas de Cisjordania, criticó a los países que suspendieron su financiación a esta agencia antes de que se investigue la supuesta colusión de su personal con Hamás.
El Ministerio palestino de Exteriores expresó “gran asombro por las medidas adoptadas por algunos países, antes de que finalicen las investigaciones de las Naciones Unidas” y exigió que las “retiren inmediatamente de conformidad con la ley”. El Ministerio de Exteriores palestino estima que, aun si se confirma que algunos trabajadores de la Unrwa cooperaron con Hamás, “no se debe perjudicar” a la organización ni a sus misiones humanitarias.
“Cualquier falta por parte de algunos de los empleados de la Unrwa no refleja su política, las directivas e instrucciones de sus funcionarios ni la credibilidad del trabajo, al servicio de los refugiados palestinos”, argumentó.
Corte Internacional
El escándalo de la Unrwa estalló el viernes, el mismo día en que la Corte Internacional de Justicia de la ONU emitió un fallo en el que exigió a Israel evitar un genocidio contra los palestinos en Gaza y facilitar la entrada de ayuda humanitaria. Esta imposición de medidas cautelares, que no incluyó un cese el fuego, obedece a una acusación por genocidio contra Israel -aún en curso- presentada en diciembre por Sudáfrica.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá el miércoles, tras la decisión de la máxima corte del organismo global.
La reunión fue convocada por Argelia, cuyo ministro de Exteriores dijo que tendría el objetivo de dar “efecto vinculante al pronunciamiento de la Corte Internacional de Justicia sobre las medidas provisionales impuestas a la ocupación israelí”. El tribunal supremo de la ONU también pidió a Israel tomar “medidas inmediatas”, para permitir la prestación de la ayuda “que los palestinos necesitan con urgencia”. Sin embargo, la corte no pidió un alto el fuego en la Franja de Gaza.
Mientras, tropas israelíes y terroristas de Hamás libraron ayer encarnizados combates en el sur de la Franja de Gaza.
Buque Hospital
El buque militar francés adaptado como hospital zarpó ayer del puerto egipcio de Al Arish, con rumbo a Francia, tras considerar completada su misión humanitaria y haber tratado a cientos de palestinos heridos en Gaza, desde que atracó en Egipto hace tres meses, informaron fuentes oficiales a EFE. No se ofrecieron mayores detalles.
Miles de israelíes salieron a las calles en Tel Aviv
Miles de israelíes salieron a las calles de Tel Aviv ayer sábado en dos manifestaciones diferentes, una para exigir el rescate inmediato de los más de 100 rehenes que el grupo palestino terrorista Hamás mantiene en la Franja de Gaza desde hace más de tres meses y medio, y otra para pedir la renuncia del primer ministro, Benjamín Netanyahu.
La marcha por los secuestrados, que pide su liberación aunque eso signifique aceptar las condiciones de Hamás, se ha venido repitiendo semanalmente en la llamada Plaza de los Rehenes de Tel Aviv, y ha cobrado cada vez más aforo. Ayer coincidió con el Día Internacional en Recuerdo del Holocausto.
En tanto, las manifestaciones antigobierno, que además de Tel Aviv ocurrieron en Jerusalén, frente a la casa del presidente Isaac Herzog, en Cesarea frente a una residencia de Netanyahu, y en Haifa, exigieron elecciones anticipadas y la destitución del primer ministro.
En una conferencia de prensa, Netanyahu aseguró que las protestas para exigir la liberación de los rehenes “solo aumentan” las exigencias de Hamas y “alejan el objetivo” de recuperar a los secuestrados.
Los países mediadores en el conflicto, como Catar, Egipto y EE.UU. siguen tratando de negociar un nuevo alto el fuego que permita la liberación de los rehenes, pero las negociaciones parecen estancadas.