La isla italiana de Sicilia se asoma a la bancarrota después de años de despilfarro y clientelismo. La deuda, de 7.000 millones de euros (unos US$ 8.640 millones), inquieta al gobierno del primer ministro Mario Monti.
La costa siciliana es resultado de una paradoja: Sicilia emplea a 26.000 guardas forestales, más que todo el resto de Italia. Sin embargo, cada verano, es la zona más afligida por los incendios, muchos intencionados. La Riserva dello Zingaro quemada es el símbolo de una Administración pública utilizada para crear empleo antes que servicios, que malgasta el dinero y ha empujado a la mayor región del país a la quiebra.
Sicilia debe a sus acreedores 7.000 millones de euros y no tiene dinero para seguir pagando a sus empleados y jubilados. Su crisis de liquidez es como un recordatorio de la fragilidad nacional, mientras Monti, lucha para evitar el rescate de Europa, que acabaría imponiendo condiciones durísimas, las mismas que han puesto de rodillas a Grecia y Portugal.
Acción. "El gobierno tiene que poner bajo control las cuentas sicilianas, si no queremos que Sicilia se transforme en la Grecia de Italia", espetó el vicepresidente del mayor gremio de industriales, el empresario siciliano Ivan Lo Bello. De hecho, los guardas forestales no perciben un euro desde junio. Hoy, la Asamblea regional intentará encontrar el dinero.
El primer ministro no desestima la gravedad de la situación. Sabe que Sicilia puede ser una lección para toda la clase política del país, que rechaza los ajustes y la pérdida de privilegios. Monti prometió al presidente de la región, Raffaele Lombardo, que destinaría 400 millones de euros (US$ 493 millones). A cambio, exigió sus dimisiones, que llegaron el 31 de julio y que abren paso a elecciones anticipadas en octubre. Mucho más no pudo hacer, ya que Sicilia goza de una autonomía que le permite gestionar sola sus cuentas y quedarse con las entradas fiscales para financiar su sanidad y educación.
Lombardo mismo (investigado por vínculos con la mafia) dejó claro que los problemas de la región que administraba desde 2008 son los mismos que en el resto del país.
"La situación actual no es fruto de la crisis, ni de la presión de los tecnócratas", le contesta Enrico del Mercato, del diario La Repubblica. "Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades demasiado tiempo. El gobierno siciliano cuenta con 1.800 altos cargos, más que el gobierno británico, y emplea más de 100.000 personas, en una población de cinco millones. Los diputados regionales equipararon su posición a la de los senadores en Roma. Los funcionarios pueden jubilarse con 25 años de servicio, percibiendo hasta el 108% de su último sueldo". Una lista de privilegios que han acabado hundiendo las arcas públicas, mermando la calidad de los servicios y apuntalando la idea de que el único modo de tener un empleo es ser funcionario.
Y no solo Roma, sino también Bruselas ha amonestado a Palermo: hace pocos días la Unión Europea suspendió el fondo para el desarrollo destinado a Sicilia "por irregularidades en la concesión de proyectos y fallos en el sistema de gestión y control".