The New York Times, EFE, AFP
En medio de la guerra en Ucrania que tiene al mundo en vilo por lo que pueda pasar si Rusia avanza más allá del país invadido, y de una ola de calor con temperaturas rozando lo humanamente soportable, la ciencia médica que venció a la pandemia del covid-19 acaba de obtener dos logros esperanzadores para la humanidad.

En Estados Unidos, se aprobó a principios de este mes un medicamento que ralentiza los síntomas del alzhéimer. Y ayer jueves, en Europa, se anunció que un hombre, conocido como “el paciente de Ginebra”, muestra signos de remisión del VIH a largo plazo después de recibir un trasplante de médula ósea, un caso con algunas particularidades que abre nuevas posibilidades para la investigación contra este mal.

Es raro que alguien con VIH entre en remisión y se considere “curado”, pero el paciente de Ginebra podría ser el sexto en hacerlo. Este hombre, diagnosticado por primera vez con VIH en 1990, había estado tomando medicamentos antirretrovirales desde 2005 y recibió un trasplante de células madre en 2018 para tratar un tipo raro de cáncer de la sangre. Y a los 50 años, este ciudadano suizo es una de las seis personas que se considera definitivamente o posiblemente curadas del VIH.

Los otros cinco también habían recibido trasplantes de células madre para cánceres de sangre, informó NBC News; en esos casos, el trasplante contenía una mutación que logra bloquear el virus del sida, la famosa mutación CCR5.

Pero para el paciente de Ginebra, la situación es diferente: para tratar esa forma de leucemia particularmente agresiva que lo aquejaba en 2018 -un cáncer en la sangre llamado tumor mieloide extramedular-, se benefició de un trasplante de células madre cuyo donante no portaba la famosa mutación.

Por eso se trata de una “gran noticia”, dijo a NBC News la doctora Sharon Lewin, presidenta de la Sociedad Internacional del SIDA (IAS), y puede “ayudar de muchas maneras en el trabajo hacia una cura”.

Los científicos escucharán más sobre el caso en la Conferencia de la IAS sobre la ciencia del VIH, que se llevará a cabo del 23 al 26 de julio en Brisbane, Australia.

Un equipo de investigación liderado por Asier Sáez-Cirión, jefe de la unidad de reservorios virales y control inmunológico del Instituto Pasteur de París, ha supervisado el caso.

La remisión no garantiza que no haya posibilidad de rebote viral, a pesar de que al hombre se le quitaron los antirretrovirales en noviembre de 2021. El paciente ha sido sometido a pruebas de alta sensibilidad en busca de signos de VIH en su cuerpo, pero hasta ahora, Sáez-Cirión y otros han encontrado solo pequeñas cantidades de virus defectuoso.

“La posibilidad de un rebote viral es de hecho una preocupación”, dijo Sáez-Cirión a NBC News. “El virus puede persistir en células sanguíneas raras infectadas o en sitios anatómicos que no hemos analizado”. También dijo a la AFP que si no hay señales del virus después de 12 meses “la probabilidad de que sea indetectable en el futuro aumenta significativamente”.

Con todo, este caso puede “sugerir que lo que alguna vez supusimos que era imposible, de hecho podría ser posible”, dijo a NBC News el Dr. Steven Deeks, un destacado investigador del VIH de la Universidad de California en San Francisco.

En el hombre de Ginebra, la quimioterapia parece haber sido un factor determinante, además del transplante. “Eliminar la mayor parte -si no todo- del reservorio con quimioterapia fue sin duda la intervención clave”, dijo Deeks.

Por otro lado, varios otros pacientes que recibieron previamente trasplantes de células madre de donantes sin la rara mutación genética han tenido un resurgimiento del virus meses después de suspender el tratamiento antirretroviral y no se curaron.

El VIH también puede ocultarse en células inmunitarias que no se replican, incluso cuando los antirretrovirales suprimen la enfermedad. El tratamiento actual solo funciona en células que están produciendo activamente nuevas copias virales.

Ahora, ¿por qué este tratamiento no se realiza en más pacientes, y son solo seis los “curados”? Los científicos son cautos. Creen que aún llevará décadas desarrollar una cura para el VIH. Y además, se considera poco ético hacer un trasplante de células madre en alguien que no tiene cáncer, porque el tratamiento es muy tóxico para el organismo.

Solo cuatro días habían pasado desde la última gran noticia en la medicina: un ensayo clínico con el fármaco donanemab logró ralentizar “significativamente” la progresión clínica de la enfermedad de Alzheimer sintomática en fase temprana.

Los resultados del ensayo en fase 3 ya fueron dados a conocer por la farmacéutica Lilly en mayo, y el pasado lunes se publicaron en la revista científica estadounidense Jama.

El ensayo se realizó con 1.736 participantes de entre 60 y 85 años y el fármaco donanemab, un anticuerpo monoclonal diseñado para eliminar la placa amiloide cerebral.

Una de las manifestaciones tempranas del alzhéimer es la anormal acumulación del péptido beta-amiloide, que puede formar grandes placas en el cerebro y perturbar la función de las sinapsis, además de la formación de ovillos de proteína tau. Y este medicamento experimental “ralentizó significativamente la progresión clínica a las 76 semanas” entre los participantes con enfermedad de Alzheimer sintomática temprana y patología amiloide y tau.

Si todo sigue el camino esperado, podría pasar con ese fármaco lo que sucedió con el medicamento lecanemab, que a principios de este mes fue aprobado por la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA, en inglés). Se trata del primer fármaco aprobado para ralentizar los síntomas del alzhéimer.

Según la FDA, el último estudio, realizado a 1.800 pacientes, demostró una “reducción significativa” del deterioro cognitivo con lecanemab, que será cubierto en Estados Unidos por el seguro médico federal Medicare.

Y por último, para no ser menos, al mismo tiempo que se alerta sobre su riesgo, la inteligencia artificial (IA) ahora asiste a los médicos en los consultorios y se explora su potencialidad en el descubrimiento en fases tempranas de ciertos tipos de cáncer.

Para los mayores, el calor se ha convertido en el nuevo covid. Las temperaturas abrasadoras se han asentado sobre el Europa, reforzando el aislamiento de muchas personas mayores y las amenazas a su salud, y empujando a gobiernos y servicios sociales a tomar medidas extraordinarias para intentar protegerlas.

En Italia, el calor extremo se combina con la tendencia demográfica más apremiante del país, el envejecimiento de la población, para presentar una crisis especialmente aguda. Alrededor del 24% de los italianos tienen más de 65 años, lo que lo convierte en el país más viejo de Europa, y más de 4 millones de ellos viven solos.

Casi el 30% de las 61.000 personas que murieron el verano pasado a causa del calor extremo en Europa eran italianos, y la edad juega un factor importante. El número de italianos mayores de 80 años es ahora de unos 4,5 millones, casi el doble que hace 20 años.

En 2003, Italia se convirtió en uno de los primeros países europeos en poner en marcha un plan nacional para mitigar el impacto del calor extremo, basado en las directrices de la OMS. Las medidas incluyen un sistema de alerta para advertir a las personas que modifiquen su comportamiento para salvaguardar su salud. También se habilitó recientemente un número de teléfono gratuito donde se puede buscar asesoramiento o ayuda para problemas relacionados con el calor.