Sospechas de corrupción e investigaciones fiscales rodean la salida de Juan Carlos de España

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Juan Carlos, rey emérito de España. Foto: AFP

CRISIS EN LA MONARQUÍA ESPAÑOLA

El anuncio de que el rey emérito Juan Carlos deja España es el último capítulo de una serie de escándalos que han sacudido a la familia real.

Juan Carlos I sacudió a España. El rey emérito anunció este lunes que se irá a vivir al extranjero. El anuncio lo hizo a través de una carta a su hijo el rey Felipe VI. “Majestad, querido Felipe, con el mismo afán de servicio a España que inspiró mi reinado y ante la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada (...) te comunico mi meditada decisión de trasladarme en estos momentos fuera de España”, escribió.

La Casa Real hizo público este comunicado unas horas después de que Juan Carlos abandonara el Palacio de La Zarzuela, donde ha residido en los últimos 58 años, y muy probablemente cuando ya se encontraba fuera del país, informó el diario español El País.

“He sido Rey de España durante 40 años y durante todos ellos siempre he querido lo mejor para España y para la Corona” concluye la carta de Juan Carlos I, que se despide de Felipe VI con estas palabras: “Con mi lealtad de siempre. Con el cariño y afecto de siempre, tu padre”.

En un comunicado, la Casa Real aseguró que Felipe VI “desea remarcar la importancia histórica que representa el reinado de su padre, como legado y obra política e institucional de servicio a España y a la democracia; y al mismo tiempo quiere reafirmar los principios y valores sobre los que esta se asienta, en el marco de nuestra Constitución y del resto del ordenamiento jurídico”.

Sospecha de corrupción.

A seis años de abdicar en junio de 2014 a favor de su hijo y acosado por varios escándalos, la permanencia del rey emérito en el Palacio de la Zarzuela, residencia oficial de los monarcas españoles, era insostenible.

La justicia, tanto en Suiza como en España, investiga el origen de 100 millones de dólares que Juan Carlos habría recibido secretamente de Arabia Saudita en una cuenta en Suiza en 2008.

El Tribunal Supremo español anunció en junio la apertura de la investigación para determinar su eventual responsabilidad en una causa iniciada en 2018, cuando en unas grabaciones atribuidas a su examante, la alemana Corinna Larsen, esta aseguraba que Juan Carlos habría cobrado una comisión por la concesión de un contrato para la construcción de la vía férrea de alta velocidad entre La Meca y Medina, en pleno desierto, en Arabia Saudita.

No obstante, Juan Carlos solo puede ser investigado desde el momento de su abdicación -junio de 2014-, porque hasta entonces gozó de inmunidad como jefe de Estado.

Para dejar claro que la marcha de Juan Carlos no supone un intento de eludir la acción de la Justicia, su abogado, Javier Sánchez-Junco, aseguró que su cliente “permanece a disposición en todo momento del Ministerio Fiscal para cualquier trámite o actuación que se considere oportuna”.

Juan Carlos, rey emérito de España. Foto: AFP
Juan Carlos, rey emérito de España. Foto: AFP

La decisión anunciada se esperaba desde que, el pasado 4 de julio, el diario El País de Madrid desveló que Larsen había declarado ante el fiscal suizo que Juan Carlos le donó 65 millones de dólares que supuestamente le había regalado el rey de Arabia Saudí. A partir de ese momento se produjo un goteo de informaciones sobre las cuentas del rey emérito en paraísos fiscales que erosionaban el prestigio de la monarquía española.

El 8 de julio, el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, calificó de “inquietantes y perturbadoras” esas noticias, pero dejó claro que cualquier decisión al respecto correspondía al jefe de la Casa del Rey, es decir, al propio Felipe VI.

Varios ministros urgieron al jefe del Estado a tomar una decisión drástica ante el temor de que el escándalo salpicara a la institución, dijo el diario madrileño.

Ante las nuevas revelaciones este año, que incluso lo señalaban también como beneficiario de la fundación panameña Lucum que en Suiza recibió el dinero saudita, Felipe VI buscó marcar distancia de su predecesor y anunció en marzo que renunciaba a la herencia y le retiró su asignación anual de unos 200.000 euros (219.000 dólares).

La imagen personal de Juan Carlos quedó muy tocada por esas revelaciones, a las que se suman otros escándalos previos a su abdicación, como cuando se rompió una cadera en una cacería en Botsuana en 2012 durante un safari de lujo pagado por un empresario saudita, en el que estaba acompañado por Larsen, en plena crisis económica en España. A ello se sumó el escándalo de corrupción que llevó a su yerno Iñaki Urdangarin a la cárcel.

Felipe VI de España junto a su padre, el rey emérito Juan Carlos de Borbón. Foto: AFP
Felipe VI de España junto a su padre, el rey emérito Juan Carlos de Borbón. Foto: AFP

El rey emérito no ha revelado cuál será su nuevo país de residencia, aunque es precisamente en la ciudad suiza de Ginebra, origen de las actuales investigaciones, donde reside desde 2013 una de sus hijas, la infanta Cristina, también alejada de la vida pública española tras la condena por corrupción de su marido, Iñaki Urdangarín.

Pese a dejar España, Juan Carlos no perderá el título honorífico de rey, que le fue concedido por un real decreto de junio de 2014, pocos días antes de su abdicación.

El padre de Felipe VI se había negado a renunciar voluntariamente a este título, que no conlleva ningún privilegio asociado, y su hijo no ha querido despojarlo del mismo contra su voluntad como hizo con su hermana Cristina, a raíz del caso Urdangarin.

Triste final después de un reinado de casi 39 años, que de forma innegable tuvo muchas luces pero a las que las sombras postreras amenazan con difuminar.

Nacido en el exilio de su familia en Roma, Juan Carlos confesó al escritor José Luis de Vilallonga, para su libro El rey, que “morir en el exilio debe de ser lo peor que le puede suceder a un hombre”.

Y aunque su marcha no es un exilio como el que protagonizaron algunos de sus antepasados, dejar el país en estas circunstancias es algo tan doloroso como lo que ellos vivieron.

Juan Carlos I junto a la reina Sofía. Foto: AFP

La decisión del rey emérito Juan Carlos I de irse a vivir fuera de España no va a suponer ningún cambio en la situación de su esposa, la reina Sofía, que mantendrá su residencia en el Palacio de la Zarzuela de Madrid y proseguirá con su actividad institucional.

La madre del actual rey, Felipe VI, ha quedado al margen de la controversia al no tener relación con los presuntos negocios en los que pudo participar el rey emérito, indicaron ayer lunes fuentes la Casa Real española. Juan Carlos I y Sofía llevan separados desde hace varios años, si bien han mantenido la residencia en Zarzuela al ser miembros de la familia real.

La hermana de Sofía, la princesa Irene de Grecia, es su gran apoyo moral desde hace varios años y quien suele a acompañarla a actos públicos, además de residir con ella en Madrid parte del año. Con ella viajó a Atenas a principios de febrero para asistir a la presentación de los diarios de su madre, la reina Federica, junto con su otro hermano, Constantino.

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