Iker Seisdedos - El País de Madrid
Natalie Rupnow, una adolescente de 15 años, abrió fuego este lunes en una zona común del colegio Abundant Life del área de Madison, Wisconsin, en el que había alumnos de varios cursos. Mató a un profesor y a un estudiante e hirió a otras seis personas con la pistola de 9mm que había introducido en la escuela religiosa privada en la que estudiaba y que, a diferencia de muchas otras en un país asolado por una epidemia de violencia armada, no cuenta con arcos de metales en la entrada.
Primero se supo que había sido cosa de un adolescente. Solo al final del día las autoridades confirmaron que se enfrentaban a un caso con pocos precedentes, en el que la presunta asesina es una mujer. La policía aún sigue buscando qué pudo motivar a esa muchacha a liarse a tiros para suicidarse antes de ser arrestada. Tampoco está claro cómo se procuró el arma.
Parece que dejó “un manifiesto, si se le quiere llamar así” o “una especie de carta”, según dijo el martes a la CNN el jefe de la policía, Shon F. Barnes, que publicó un amigo o amiga en internet, pero todavía no se ha verificado su autenticidad. Los nombres de las víctimas también se desconocen, aunque se sabe que los heridos son un profesor y cinco alumnos, dos de los cuales han sido dados de alta. Otros dos se debaten entre la vida y la muerte en el hospital.
Barnes añadió que estaban peinando las redes sociales de Rupnow y tratando de determinar si estaba siendo víctima de bullying en clase. Además, confirmó que no les consta que fuese en busca de nadie en concreto. “Todos (alumnos y profesores) eran su blanco”, sentenció. “Todos corrieron el mismo peligro”.
Los expertos consideran una rareza que la autora fuera una adolescente. Solo nueve mujeres (frente a 249 hombres) protagonizaron este año sucesos con armas en centros educativos, registraran víctimas estos o no, según la base de datos K-12.
La otra gran incógnita, aún sin respuesta, es cómo pudo Rupnow hacerse con la pistola, lo cual lleva a otra pregunta crucial: ¿Se hará a los padres de la menor responsables en grado negligente de lo sucedido? “Eso”, advirtió Barnes, “le corresponde establecerlo a la oficina del fiscal del distrito, aunque de momento, no parece que sea así”. Barnes también dijo que los progenitores estaban colaborando estrechamente con las autoridades. “No tenemos aún motivos para creer que hayan cometido un delito”, añadió.
En el recuerdo pesa el caso del matrimonio Crumbley, que hizo este año historia cuando padre y madre fueron condenados a 15 años en prisión en dos juicios separados por delitos de homicidio involuntario por la matanza que llevó a cabo su hijo Ethan Crumbley, de 15 años. El chico acabó con la vida de cuatro adolescentes en su instituto de la localidad de Oxford (Michigan) con una pistola, también 9mm, que sus padres le habían regalado por navidad. Los Crumbley desoyeron además las llamadas de auxilio de Ethan, y no hicieron nada cuando el mismo día de la tragedia los llamaron al colegio para advertirles de que habían sorprendido buscando munición por internet mientras estaba en clase.
Tanto la ley federal como la de Wisconsin coinciden en considerar ilegal que un menor de 18 años posea un arma de fuego. La ley estatal también prohíbe que cualquier persona venda, preste o entregue intencionalmente un arma peligrosa a un menor. La norma establece excepciones para la práctica de tiro al blanco bajo la supervisión de un adulto, así como para su uso en las fuerzas armadas o para cazar.