MARCÓ UNA ÉPOCA
Angela Merkel se retira de la vida política con una alta popularidad y gozando de mucha confianza a nivel internacional.
Una generación entera de alemanes solo ha conocido una canciller, Angela Merkel, que se retira de la vida política tras 16 años en el poder.
Todavía con una popularidad inoxidable, Merkel deja definitivamente esta semana, el miércoles, la cancillería. Deja un gran vacío en el mundo y un legado desigual, alabado por su sentido de la responsabilidad pero criticado por falta de visión. A sus 67 años y tras 5.860 días en el poder, cederá el relevo al socialdemócrata Olaf Scholz, que será elegido el miércoles por el Bundestag. Por solo nueve días, la canciller no igualará el récord de longevidad de su mentor Helmut Kohl.
Tanto tiempo no parece haber hecho mella en su popularidad. Según una reciente encuesta del instituto Pew, todavía gozaba de una confianza del 72% de los encuestados a nivel internacional. Lejos parece haber quedado el año 2019, cuando la canciller, al frente de una gran coalición de la derecha y la izquierda agotada, daba la impresión de estar sobrepasada por la movilización de los jóvenes a favor del clima.
La agencia de noticias AFP recuerda algunas imágenes que marcaron la carrera de la mujer “más poderosa del mundo”.
La pesca de votos.
Meses después de la caída del Muro de Berlín en 1989, Angela Merkel, que entonces tiene 36 años, entra en la cabaña de un pescador en la isla alemana de Rugen, en el mar Báltico, vestida con una chaqueta marrón, una camiseta blanca y una falda de jean.
“Daba la impresión de que nos entendía”, contó luego uno de los pescadores con los que habló Merkel, quien por entonces daba sus primeros pasos en política en el campo conservador de Helmut Kohl. El hombre en cuestión terminó votando por ella. Así comienza en el distrito de Stralsund-Rügen-Grimmen la primera campaña electoral de Angela Merkel y, con ella, su ascenso hacia la cancillería.
El jugador 12
El Mundial de Fútbol de 2006, organizado por Alemania apenas un año después de su elección al frente del país, marca el inicio de otro mandato: el de la simpatizante número uno del equipo nacional. Alemania termina en tercera posición en ese torneo en el que los jóvenes germanos muestran su patriotismo por primera vez desde la guerra, en una atmósfera relajada.
La canciller, al frente de una campaña que alienta a sus compatriotas a enarbolar la bandera nacional, se convierte para la revista Time en la persona que “devolvió la alegría a Alemania”.
A lo largo de su mandato conserva vínculos fuertes con el fútbol. “El jugador número 12 de la selección se llama Angela”, escriben los medios alemanes.
Crisis del euro
En cambio, la imagen de Angela Merkel que tienen los griegos es mucho menos positiva. En el peor momento de la crisis de la deuda en la zona euro (2010-12), aplica una línea dura para obligar al país a ser austero.
En los países del sur de la Unión Europea Merkel recibe acusaciones de dogmatismo, e incluso crueldad. Más adelante terminará cambiando de opinión sobre el tema. Tras el impacto de las pandemia de COVID-19 se une a la idea de mutualizar las deudas europeas, impulsada por Francia, para sacar al continente de la crisis.
Inmigrantes
La decisión del 4 de septiembre de 2015 de abrir las fronteras a las miles de personas que huyen de la guerra en Irak y Siria es un momento clave de los años Merkel.
Pocas frases están tan íntimamente vinculadas a su mandato como “Wir schaffen das” (”Lo lograremos”), lanzado en un momento en que la presión sobre las autoridades y las estructuras de acogida estaba al límite. Esta decisión le fue muy reprochada luego, especialmente por la extrema derecha alemana del partido AfD, que aprovechó la ira de una parte de la población contra los recién llegados para convertirse en 2017 en la fuerza más importante de oposición en el Parlamento.
La recepción de los migrantes dividió también a la Unión Europea y colocó la cuestión migratoria como un contencioso duradero entre los países del continente.
Líder del mundo libre
Frente a Donald Trump, en noviembre de 2016, Merkel se convierte según algunos medios en la nueva “líder del mundo libre”, una expresión habitualmente reservada al presidente de Estados Unidos.
La razón es su sorprendente mensaje de felicitación al presidente electo en el que le recuerda la importancia de los valores democráticos. Un encuentro poco diplomático marca el inicio de una relación antagónica entre los dos dirigentes.
Durante un G7 en Canadá que termina en discordia, una imagen tomada por el fotógrafo oficial alemán muestra a Merkel rodeada de otros jefes de Estado y de gobierno aparentemente haciéndole frente a Trump. La foto incendia las redes sociales.
“La foto muestra que tenemos confrontaciones sobre ciertos temas”, dice Merkel a la CNN.
“El presidente tiene sus opiniones, yo las mías, y a menudo encontramos un terreno de entendimiento”, agrega. “Si no es el caso, es necesario seguir discutiendo y negociando”, concluye. (Con información de AFP)
reunión.
Los desafíos de su gestión.
El confinamiento, que le recordó su vida en la ex-RDA (República Democrática de Alemania, comunista), constituyó, a su juicio, “una de las decisiones más difíciles” de sus mandatos.
La pandemia y sus consecuencias volvieron a demostrar su pragmatismo y su capacidad de cambiar de posición para reducir la tensión política, un sentido de compromiso del llamado “merkelismo”.
Ferviente defensora de la austeridad tras la crisis financiera de 2008 pese a la asfixia de Grecia, Merkel se convirtió con la pandemia del COVID-19 a la política de aumento del gasto y la mutualización de la deuda, lo único, según ella, capaz de salvar el proyecto europeo.
Otro de sus desafíos fue su toma de posición sobre la energía nuclear. En 2011, la catástrofe nuclear de Fukushima en Japón fue el factor que la convenció rápidamente de iniciar el abandono progresivo de la energía nuclear en Alemania.
El gesto de “rombo” de la canciller se volvió icónico
El “rombo” de Angela Merkel, su gesto con las manos en el estómago y los pulgares y yemas de los dedos tocándose, se ha vuelto casi tan famoso como la propia canciller alemana.
Hubo especulaciones, pero en 2013 Merkel dio su propia explicación. “Siempre hubo la duda de saber dónde poner los brazos, así me vino la idea”.
Según ella, el “rombo” demuestra “un cierto amor por la simetría”, lo que recuerda el estilo de gobierno de Merkel, marcado por el pragmatismo, la búsqueda del consenso. Aunque también criticado por la falta de visión política en determinados momentos.
Parte de su campaña
En 2013, Merkel aspiraba a ser reelegida por tercera vez. Entonces, la CDU, su partido, basó su campaña en torno a su personalidad. Un cartel gigante fue colgado en la estación central de Berlín; en él aparecía una imagen de las manos de Merkel haciendo el rombo, acompañada por 2.000 imágenes de manos y con el eslogan: “El futuro de Alemania en buenas manos”.
Esta campaña indignó a sus rivales por su carácter personalista y en las redes sociales llegaron a caricaturizar a Merkel como si fuera Mao. Sus adversarios socialdemócratas denunciaron un “culto a la personalidad monstruoso”. No obstante, la dirigente, conocida como “Mutti” (madre) por los alemanes, se impuso en esos comicios y desde entonces su gesto se convirtió, según The Guardian, “en una de las posiciones de manos más reconocibles en el mundo”. El “rombo” dispone de su propio emoticono y página en Wikipedia , y en el museo de cera Madame Tussauds en Londres la canciller fue representada haciendo ese gesto.
Otras interpretaciones asocian el “rombo” con tranquilidad y, a diferencia del puño cerrado o de la mano tendida, no da señales emocionales, lo que le permite generar una sensación intermedia “entre proximidad y distancia”. También puede representar un “puente” o un “tejado protector”. (Con información de AFP)