Agencia EFE
Federico X se convirtió ayer en nuevo rey de Dinamarca tras la histórica abdicación de Margarita II, la monarca viva con más tiempo en el trono, en una jornada en la que Copenhague registró la mayor afluencia popular en tiempos recientes. La sucesión se hizo efectiva en un Consejo de Estado celebrado en el castillo de Christiansborg, sede del Parlamento, una vez que Margarita II firmó el decreto de abdicación después de más de medio siglo en el trono, aunque la proclamación de Federico no se produjo hasta casi una hora después.
Siguiendo la tradición danesa desde la conversión a monarquía constitucional en 1849, que no incluye ceremonia de coronación ni invitados de otras casas reales, fue la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, la encargada de proclamar rey a Federico, de 55 años, desde el balcón de Christiansborg. “Su majestad Margarita II ha abdicado. Larga vida a su majestad el rey Federico X”, repitió tres veces Frederiksen.
El nuevo monarca, quien se refirió a su madre como “una regente fuera de lo usual”, señaló que necesitará el apoyo de “mi amada esposa, mi familia y eso que es más grande que todos nosotros”. “Mi madre ha sido, como pocos, una con su reino. Espero ser un rey unificador”, dijo en un breve discurso Federico, que minutos después se vio acompañado en el balcón por su esposa, la reina Mary, de origen australiano, y sus cuatro hijos.