Desolación, cansancio y un enorme deseo de regresar a casa. Así están los soldados ucranianos en el campo de batalla, según testimonios en el lugar, mientras que Rusia avanza firme en el terreno con la ayuda de fuerzas norcoreanas, pero habiendo batido récord de bajas en sus tropas en el pasado octubre.
El País participó en un seminario para periodistas sobre este tema, organizado por la Fundación Gabo, en el que Yan Boechat, periodista brasileño que cubre Ucrania desde 2007 -y que combatió del lado de Ucrania en 2014-, da cuenta de una defensa ucraniana “agotada” y con “la moral baja”, con militares que en más de dos años y medio han tomado solo veinte días libres, y muchos han desertado.
“Veo que los ucranianos están decididos a no pelear más. Antes, el problema de Ucrania era que no tenía municiones, pero ahora tampoco cuenta con gente para luchar”, dijo Boechat, quien no duda de que el panorama se complicará aún más para Ucrania cuando la ayuda que recibe de Estados Unidos merme al asumir Trump la presidencia en 2025, y también si los norcoreanos continúan reforzando las fuerzas rusas.
En ese marco, proyecta que el Donbás podría colapsar más pronto que tarde y Rusia continuaría firme en sus condiciones, con lo que cual Ucrania podría aspirar a “mantener al menos Kiev”, afirmó.
Sin embargo, la noticia de que la Administración Biden autorizó el domingo el uso por parte de Ucrania de misiles de largo alcance contra Rusia (aunque en primera instancia solo en la región de Kursk), podría cambiar esa proyección. Además, las tropas rusas también acusan cansancio. De hecho, Rusia ha logrando un dominio de situación en las últimas semanas a un costo demasiado alto en vidas y con gran presión interna en Moscú.
Esta es una guerra que el Kremlin pensaba ganar en pocas semanas -el mundo también así lo creía- pero se ha prolongado más allá de la supuesta superioridad soviética y se llegó así a los mil días de la invasión.
Negociación
El presidente Volodimir Zelenski afirma estar dispuesto a que se negocie el fin de la guerra (aunque no parece flexibilizarse en las condiciones), esta vez con una posible mediación de Trump. Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró que sigue en pie su propuesta de paz para que Ucrania “retire sus tropas” y sea “neutral”, pero también interpretó la autorización de uso de armas largas por parte de Rusia como una provocación. De más está decir la escalada que todo ésto podría desencadenar si el Kremlin considera que la OTAN ha participado en esa decisión. De esta forma, el juego se ha complicado, quizás más que nunca.
Proyecciones
La guerra parecía estancada hace pocas semanas (es más, las miradas se habían desviado de ésta hacia el conflicto en Medio Oriente), pero ahora resurgen impulsos y pedidos de que llegue a su final. Aun así, no hay perspectivas inminentes de que esto ocurra, según analistas consultados por El País.
Carlos Patiño, docente e investigador de la Universidad Nacional de Colombia, sopesó -en el seminario de la Fundación Gabo- que, ante la alianza Rusia-Corea del Norte, a Ucrania le ha quedado poco margen para negociar (considerando además un recorte de la ayuda de EE.UU. a partir de 2025). También observó que el alto representante de la Unión Europea (UE), Joseph Borrell, quien extremó esfuerzos a favor del ingreso de Ucrania en ese bloque, terminará su período a en diciembre, lo que impactará negativamente en Kiev.
Para el ucraniano Oleksandr Slyvchuck, coordinador en el Transatlantic Dialogue Center (también en el seminario de la Fundación Gabo), Ucrania deberá aprovechar cualquier oportunidad de comunicación con un Trump que, según sostiene, “poco conoce realmente la causa ucraniana”.
En definitiva, el desenlace de esta guerra dependerá de las ayudas que reciban ambos partes, muchas de éstas no visibles. “Hay ayudas silenciosas entre los Estados; y es probable que el desenlace esté altamente vinculado al nuevo avance tecnológico en el frente de batalla”, afirmó Patiño, al recordar que ésta es una guerra inédita soportada con drones, misiles de vanguardia e inteligencia artificial.
Sobre las negociaciones, que eventualmente podrían resultar en una especie de armisticio, la gran pregunta que surge es qué va a pasar con los territorios ya ocupados, un punto álgido que deberá encararse llegado el momento.
Caída de mitos
No sólo el mito de una “Rusia invencible” ha caído en estos mil días, sino también la visión de que en Europa no habría ninguna guerra luego de la II Guerra Mundial, una posición desarrollada por ejemplo, por la catedrática de la Universidad de Oxford Margaret MacMillan y sus seguidores.
Ellos asumían que este tipo de conflictos solo ocurrirían en países inestables, incapaces de resolver sus conflictos, como en África Subsahariana o, incluso en América Latina, pero los hechos demostraron que no es así.
Esa ruptura del supuesto de “Europa inmunizada” (de las guerras) coincide con movimientos de países como Polonia, que ven a Rusia como un riesgo, o con la política de Finlandia y Suecia que aceleraron su integración a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Ante los riesgos geopolíticos actuales, los analistas en el seminario plantearon que Europa ha tenido que abandonar su “estado de confort” para preguntarse si realmente tiene capacidad de respuesta militar, y revisar sus defensas. “Los resultados han sido insatisfactorios, porque si EE.UU. retira o reduce su apoyo político y económico a Ucrania, los europeos no podrán reemplazarlo”, arriesgó Patiño al concluir su reflexión sobre el desafío europeo.
Europa
Especialistas citados en esta nota opinan que en Europa no hay líderes con ascendencia para enfrentar esta situación bélica. Macron ha gastado su capital político rápidamente y Alemania atraviesa una crisis en la coalición de gobierno de Scholz, quien tampoco ha alcanzado la estatura de Angela Merkel para influir sobre las políticas de la UE.
Ucrania contaminada con minas antipersonas
Casi la cuarta parte de Ucrania está sembrada de minas antipersonas, lo que la convierte en uno de los lugares más minados del mundo, dijo ayer lunes la subsecretaria general de la ONU para Asuntos Políticos, Rosemary DiCarlo, ante el Consejo de Seguridad, en una sesión celebrada al cumplirse mil días de guerra.
DiCarlo leyó su mensaje en nombre del secretario general, António Guterres, que se encuentra en la Cumbre del G20 en Río de Janeiro.
La guerra de Ucrania, además de pérdidas humanas, heridos y desplazados dentro del país y en el extranjero, ha dejado un grave saldo en las infraestructuras, como la destrucción de la presa de Kajovka, que ha supuesto enormes pérdidas en la agricultura del país, uno de sus sectores más importantes.
Una generación entera de niños se va a ver privada de una educación regular, ya que numerosas escuelas han tenido que pasar a su versión virtual o refugiarse en sótanos, al abrigo de posibles bombardeos, recordó DiCarlo. A eso se añade la destrucción total o parcial de establecimientos de salud, en unos ataques que han dejado numerosas víctimas entre el personal médico y paramédico.
DiCarlo subrayó que los combates se han recrudecido de forma dramática en octubre y noviembre, con algunos de los ataques más intensos de toda la guerra. [EFE]
“Nueva escalada”: advertencia del Kremlin a Ucrania
El Kremlin advirtió ayer lunes contra una nueva escalada en la guerra de Ucrania y prometió una respuesta acorde si Kiev utiliza misiles de largo alcance suministrados por Washington para atacar objetivos dentro de Rusia, tras la autorización estadounidense.
“El uso de misiles de largo alcance por parte de Kiev para atacar nuestro territorio significaría la implicación directa de Estados Unidos y sus satélites en las hostilidades contra Rusia, y un cambio radical en la esencia y la naturaleza del conflicto”, declaró la portavoz de la diplomacia rusa, María Zajárova.
“La respuesta de Rusia en tal caso será apropiada y se dejará sentir”, advirtió.
Los comentarios de Moscú coincidieron con el anuncio por Ucrania de que un nuevo ataque ruso el lunes en la ciudad portuaria de Odesa, en el mar Negro, mató a 10 personas, tras un bombardeo masivo el fin de semana contra la infraestructura energética del país.
En un giro estratégico a pocas semanas de la investidura de Donald Trump, el gobierno saliente de Joe Biden autorizó a Ucrania a atacar Rusia con sus misiles de largo alcance.
The New York Times y The Washington Post dijeron que la autorización de Washington fue en respuesta al despliegue de tropas norcoreanas para ayudar a Moscú.
Según Kiev, unos 11.000 soldados norcoreanos están desplegados en Rusia y habrían empezado a combatir en la región rusa de Kursk, controlada parcialmente por tropas ucranianas.
El demócrata Biden accede así a la petición de Kiev poco antes de dejar la Casa Blanca y del regreso del republicano Trump, muy crítico con la ayuda estadounidense a Ucrania.
Desde la cumbre del G20 en Río de Janeiro, Biden llamó a los dirigentes de las economías más desarrolladas a apoyar “firmemente la soberanía” de Ucrania.
Kiev pedía desde hacía tiempo la autorización de usar armas occidentales de largo alcance para atacar bases militares rusas. (AFP)
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