Redacción El País
El ultimátum de Israel para que 1,1 millones de civiles evacuen el norte de la Franja de Gaza, es la señal más fuerte hasta el momento de que el Ejército israelí se dispone a entrar a territorio palestino. El primer ministro Benjamin Netanyahu afirmó ayer viernes que los bombardeos contra la Franja de Gaza eran “sólo el inicio” de la respuesta a los sangrientos ataques de la organización terroristas Hamás contra Israel hace una semana.
“Nuestros enemigos apenas empezaron a pagar el precio. No puedo divulgar lo que viene a continuación, pero les diré que esto sólo es el inicio”, declaró Netanyahu en un discurso a la nación.
Más temprano, Israel ordenó la evacuación hacia el sur de los civiles que habitan el norte de la Franja de Gaza, mientras continúan los bombardeos al enclave.
Desde el inicio de los enfrentamientos, el 7 de octubre tras el sangriento ataque de Hamás, alrededor de 1.200 personas murieron en Israel, en su mayoría civiles. Entre los fallecidos hay al menos 258 soldados israelíes, según el ejército.
Los bombardeos israelíes contra objetivos de Hamás en Gaza han causado a su vez al menos 1.537 muertos, en buena parte civiles, indicaron las autoridades palestinas.
Hamás retiene además a unos 150 rehenes en la Franja, de los que 13, “incluyendo extranjeros”, habrían muerto por los bombardeos israelíes, indicó ayer viernes el brazo armado del grupo terrorista.
El ejército de Israel llamó a “la evacuación de todos los civiles” de la ciudad de Gaza, en el norte del enclave, hacia el sur “por su propia seguridad y protección”, anunció ayer. Lanzó también octavillas en árabe, urgiendo a los habitantes a abandonar “de inmediato” sus casas.
La ONU, informada momentos antes de la orden israelí de reubicación de 1,1 millón de habitantes, reclamó a Israel anular la medida. Una evacuación de este tipo es “imposible sin provocar consecuencias devastadoras”, advirtió Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU.
El ministerio palestino de Salud también señaló que era “imposible evacuar a los pacientes vulnerables de los hospitales del norte de Gaza”.
El ejército de Israel reveló que había realizado “incursiones contra lugares determinados dentro del territorio de la Franja de Gaza (...) para limpiar la zona de terroristas y de armas” y para “localizar a personas desaparecidas”.
“Lucharemos como leones por nuestro hogar. No perdonaremos y no olvidaremos nunca la barbarie de nuestros enemigos y no dejaremos que nadie en el mundo olvide los horrores infligidos al pueblo judío”, proclamó el primer ministro israelí.
La orden de evacuación precipitó a miles de habitantes del norte de la Franja a huir en coche o a pie hacia el sur, aunque sin esperanzas de salir del enclave por el lado israelí ni por su único paso con Egipto, poco deseoso de tener que vérselas con una crisis de refugiados.
La población de Gaza se está quedando además sin agua, electricidad ni comida, debido al “asedio total” impuesto por Israel.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, equiparó el desplazamiento masivo de palestinos a una segunda Nakba (“catástrofe” en árabe), el exilio de 760.000 palestinos durante la guerra de 1948. Su primer ministro, Mohammed Shtayyeh, acusó a Israel de perpetrar un “genocidio”.
Arabia Saudita rechazó “categóricamente” cualquier desplazamiento de población en la Franja de Gaza y condenó el bombardeo de “civiles sin defensa”.
Las voces de alarma se multiplican ante una posible invasión terrestre de Gaza.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, llamó a Israel a “evitar una catástrofe humanitaria” y pidió un “acceso humanitario inmediato a Gaza, para poder llevar combustible, alimentos y agua a todos los que lo necesiten”.
El presidente estadounidense, Joe Biden, reiteró su compromiso de entregar a Israel “lo que necesita para defenderse y responder a estos ataques”, pero aclaró durante un discurso en Filadelfia: “No podemos perder de vista el hecho de que la abrumadora mayoría de los palestinos no tuvo nada que ver con Hamás y los atroces ataques de Hamás y que también está sufriendo como resultado de ello”.
Previamente, su secretario de Estado, Antony Blinken, pidió a Israel adoptar “todas las precauciones posibles” para evitar la muerte de civiles. (AFP, EFE)
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