Redacción El País
El horror se apoderó de Moscú en medio de la guerra por la invasión de Rusia a Ucrania, cuando un comando armado ingresó ayer viernes a un teatro a las afuera de la capital rusa y asesinó a 40 personas y dejó más de 100 heridos. Sin embargo, la masacre no está relacionada con la guerra en Ucrania. El atentado fue reivindicado por la organización terrorista Estados Islámico (ISIS).
El Servicio Federal de Seguridad (FSB) dijo que a los muertos hay que sumar más de cien heridos, de los cuales decenas se encontraban anoche en estado grave.
El ataque es el primer atentado terrorista de gravedad ocurrido en Rusia desde el comienzo de la guerra en Ucrania en febrero de 2022 y el mayor en la capital rusa en más de una década.
El ataque se produjo aproximadamente a las 20.00 hora local en los prolegómenos del concierto del grupo de rock Piknik en la sala de conciertos del centro comercial Crocus City Hall de Krasnogorsk, en el noroeste de Moscú.
En las imágenes de las cámaras de seguridad se ve cómo al menos cuatro hombres vestidos con ropa de camuflaje, pero sin pasamontañas, comienzan a disparar nada más entrar en el acristalado centro comercial, donde han actuado algunas de las más grandes estrellas de la música desde 2009.
Alexéi, un productor de música que se encontraba en los camerinos en el momento del asalto, contó a la AFP que “justo antes del inicio” del ataque, escuchó “ráfagas de ametralladoras y el terrible grito de una mujer. Y luego muchos gritos”.
Según un reportero de la agencia rusa Ria Novosti, personas con uniformes de camuflaje irrumpieron en la sala y abrieron fuego antes de lanzar “una granada o una bomba incendiaria, provocando un incendio”.
“Las personas que estaban en la sala se echaron al suelo para protegerse de los disparos durante 15 o 20 minutos” y muchos lograron “salir a rastras”, relató.
En los videos de testigos oculares en las redes sociales se ven los cadáveres de víctimas que yacen en el suelo en un charco de sangre. Mientras, los asistentes al concierto huían despavoridos y se escondían de los atacantes en el sótano, el tejado e incluso en el sistema de ventilación.
Los canales de Telegram precisan que en el momento del ataque en la sala de conciertos podrían encontrarse hasta 6.200 personas, ya que todas las entradas fueron vendidas.
El tiroteo fue seguido por varias explosiones de bombas incendiarias, que provocaron un gran fuego, lo que dificultó la evacuación de los asistentes al concierto.
El grupo yihadista ISIS reivindicó el tiroteo, según la agencia Amaq, su órgano de propaganda. “Los combatientes del Estado Islámico atacaron una gran agrupación de cristianos en la ciudad de Krasnogorsk, en las afueras de la capital rusa, Moscú, y mataron e hirieron a cientos de personas y causaron una gran destrucción en el lugar antes de retirarse a sus bases de manera segura”, informó ISIS en su canal de Telegram.
Advertencia ignorada
Las Embajadas occidentales en Rusia habían advertido una semana antes de las elecciones presidenciales del 15-17 de marzo sobre posibles atentados terroristas en este país, avisos que el presidente Vladímir Putin consideró “un abierto chantaje y un intento de intimidar y desestabilizar nuestra sociedad”.
La primera embajada en emitir una alerta fue la de Estados Unidos, que en su página web avisó que grupos extremistas tenían “planes inminentes de atacar” grandes aglomeraciones de personas.
También la embajada del Reino Unido citó en su web esa advertencia y aseguró que estaba siguiendo de cerca esas informaciones. Más tarde, otras embajadas, como las de Alemania, Países Bajos y Letonia, pidieron a sus ciudadanos extremar las medidas de seguridad ante el riesgo de ataques en Rusia.
Pese al actual antagonismo por la guerra, Estados Unidos y la ONU expresaron su “consternación” por el atentado terrorista, que también fue condenado por la Unión Europea.
“Las imágenes son simplemente horribles y duras de ver”, declaró el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby.
La Unión Europea se dijo “conmocionada y consternada” por la matanza e indicó que “condena todos los ataques contra civiles”, indicó su portavoz, Peter Stano.
Ucrania negó a través del consejero del presidente del país, Volodímir Zelenski, Mijailo Podoliak, cualquier implicación en el atentado. “Por supuesto que Ucrania no tiene nada que ver con el tiroteo o las explosiones”, escribió Podoliak en sus redes sociales.
Por su parte, la inteligencia militar ucraniana (GUR) atribuyó la matanza a una “operación planeada por los servicios especiales del Kremlin”, un “pretexto” para intensificar la agresión contra Ucrania y justificar una nueva movilización de reservistas en Rusia. “El atentado terrorista de Moscú es una provocación planificada y deliberada de los servicios especiales rusos, ordenado por Putin”, aseguró la GUR en Telegram. “Su objetivo es justificar bombardeos aún más potentes contra Ucrania y una movilización total en Rusia”, añadió.
La Legión de la Libertad de Rusia, un grupo de combatientes rusos contrarios a Putin que opera en Ucrania, negó también cualquier implicación.
El expresidente ruso Dmitri Médvedev, número dos del Consejo de Seguridad, amenazó con “destruir” a los dirigentes ucranianos si se demuestra que están implicados en el letal ataque.
“Si se establece que se trata de terroristas del régimen de Kiev (...), serán localizados y destruidos sin piedad, como terroristas. Incluyendo los dirigentes del Estado que cometió semejante atrocidad”, afirmó Médvedev. (Con información de AFP y EFE)
Movimiento LGTB en la lista de “terroristas”
Rusia añadió a lo que denomina como el “movimiento internacional LGTB” a su lista de personas y entes “terroristas y extremistas”, según una nota del servicio de inteligencia financiera consultada el viernes por AFP.
La decisión fue anunciada después de que en noviembre la Corte Suprema rusa declara a este movimiento como “extremista”, lo que en la práctica supuso la ilegalización del activismo LGTBQ en el país.
Oleada de misiles rusos sobre Ucrania
Tras dos años de invasión, Rusia reconoció ayer viernes que se encuentra en “estado de guerra” en Ucrania, horas después de lanzar una oleada de misiles y drones contra infraestructuras energéticas que causaron cinco muertos.
Rusia lanzó la madrugada del viernes casi 90 misiles y más de 60 drones explosivos, de fabricación iraní, contra Ucrania y dañó decenas de instalaciones energéticas, incluyendo centrales eléctricas. El ejército ruso aseguró que estos ataques eran “en represalia” a los bombardeos e incursiones ucranianas en sus regiones fronterizas.
Al menos cinco personas murieron y más de 20 resultaron heridas, según las autoridades ucranianas.
“Estamos en estado de guerra”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en una entrevista al medio progubernamental Argumenty i Fakty, tras haber insistido estos dos últimos años en que se trataba de una “operación especial” y rechazar el uso del término “guerra”.
“Sí, esto empezó como una operación militar especial, pero en cuanto toda esta banda se formó, cuando el Occidente colectivo participó en todo esto al lado de Ucrania, para nosotros, se convirtió en una guerra”, dijo el vocero.
Los bombardeos rusos de la madrugada del viernes alcanzaron a nueve regiones, desde Járkov a Zaporiyia cerca de la línea de frente hasta Leópolis e Ivano-Frankivsk, en el oeste de Ucrania. “Hubo más de 60 Shahed y casi 90 misiles de diversos tipos durante la noche”, informó el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
Fue “el mayor ataque contra la industria energética ucraniana de estos últimos tiempos”, dijo el ministro de Energía, German Galushchenko.
Ataques sangrientos en Moscú
El ataque cometido ayer viernes en una sala de conciertos de Moscú, calificado de “sangriento atentado terrorista” por el gobierno de Vladimir Putin, se suma a una lista de varios atentados que enlutaron la capital rusa en los últimos 25 años. La mayoría de ellos relacionados con el conflicto ruso-checheno.
210 muertos en 1999. El 13 de septiembre, 120 personas murieron en un atentado con bomba en un edificio de Moscú. Pocos días antes, 90 personas perecieron en la explosión de otro inmueble. Los autoridades achacaron a “terroristas chechenos” ambos ataques, que precedieron el inicio en octubre del segundo conflicto ruso-checheno. Otras tesis sostienen que fueron orquestados por los servicios de seguridad rusos (FSB).
130 muertos en 2002. Del 23 al 26 de octubre, un comando checheno de 21 hombres y 19 mujeres con armas y explosivos toma más de 900 rehenes en el teatro Dubrovka, de Moscú. La operación de rescate lanzada por las fuerzas rusas deja 130 muertos, la mayoría asfixiados por los gases usados en la acción.
15 muertos en 2003. El 5 de julio un doble atentado suicida cometido por dos mujeres mata a 15 personas y deja más de 50 heridos a la entrada de un concierto de rock en el aeródromo Tushino de Moscú. El ataque nunca fue reivindicado, pero las autoridades rusas lo atribuyeron a comandos independentistas chechenos.
41 muertos en 2004. El 6 de febrero un atentado con explosivos en el metro de Moscú, reivindicado por un grupo checheno desconocido (”Gazotan Murdash”), mata a 41 personas.
40 muertos en 2010. El 19 de marzo al menos 40 personas mueren en un doble atentado con explosivos en el metro de Moscú, atribuido por las autoridades a dos mujeres kamikazes. Una de las explosiones se produce en la estación Lubianka, frente a la sede de los servicios de seguridad rusos (FSB)
37 muertos en 2011. El 24 de enero un atentado suicida mata a 37 personas y deja 130 heridos en el aeropuerto de Moscú-Domodedovo, en la zona de llegada de vuelos internacionales. Reivindica la acción el jefe de la rebelión islamista de entonces, el checheno Doku Umarov.
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