Tras la vacuna, ahora se viene la píldora anticovid

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Cartel de la farmacéutica estadounidense Merck. Foto: AFP
(FILES) In this file photo taken on October 2, 2013, Pharmaceutical company Merck employees walk past a Merck sign in front of the company's building in Summit, New Jersey. - Merck said on October 1, 2021, it will seek authorization in the US for an oral drug for Covid-19, after the pill showed "compelling results" in a clinical trial. The experimental drug, molnupiravir, significantly reduced the risk of hospitalization or death when administered to high-risk patients early in the disease, Merck and its partner Ridgeback Biotherapeutics said in a statement. (Photo by Kena Betancur / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / AFP)
KENA BETANCUR/AFP

LA MARCHA DE LA PANDEMIA

El laboratorio Merck pedirá autorización para comercializar una píldora que, según un ensayo clínico, reduce a la mitad los riesgos de hospitalización y muerte de pacientes con COVID-19.

El mundo tiene varias vacunas efectivas contra el COVID-19, y ahora está cerca de contar con una píldora para combatir el coronavirus. Así se desprende del anuncio de ayer miércoles del laboratorio Merck, que pedirá al regulador de medicamentos de Estados Unidos autorización para comercializar una píldora que, según un ensayo clínico, reduce a la mitad los riesgos de hospitalización y muerte de pacientes con COVID-19.

De ser autorizado, este fármaco oral sería el primer producto de este tipo en el mercado para tratar el COVID-19, lo cual, después de las vacunas, representaría un gran avance en la lucha contra la pandemia.

Merck indicó que buscará “lo más rápido posible” la luz verde de la FDA para su píldora, desarrollado con Ridgeback Biotherapeutics y llamada Molnupiravir.

Los resultados del ensayo clínico son positivos, asegura la multinacional con sede en Nueva Jersey, antes filial de la alemana Merck y ahora una firma conocida como MSD.

El estudio se realizó en 775 personas con casos leves a moderados de COVID-19 y al menos un factor de riesgo agravante, quienes tomaron el tratamiento dentro de los cinco días posteriores a los primeros síntomas.

La tasa de hospitalización o muerte en los pacientes que recibieron el fármaco fue del 7,3%, en comparación con el 14,1% de los que recibieron un placebo. No se observaron muertes en personas tratadas con Molnupiravir, en comparación con ocho en el segundo grupo.

La eficacia de este antiviral es “una muy buena noticia. (...) Los datos son impresionantes”, dijo Anthony Fauci, principal asesor médico del presidente estadounidense Joe Biden, destacando la ausencia de muertes entre quienes ingirieron el fármaco.

Varios expertos advirtieron sin embargo que si finalmente se aprueba, este tipo de tratamiento no debe sustituir la vacuna anticovid.

Hasta ahora, las terapias anticovid, como los anticuerpos monoclonales y el Remdesivir del laboratorio estadounidense Gilead, se han administrado por vía intravenosa, lo que frena su uso generalizado.

Los antivirales actúan evitando que el virus se replique. Su aplicación puede ser doble: tanto para permitir que las personas que ya padecen la enfermedad no presenten síntomas graves, como para que aquellas que han estado en contacto cercano con la enfermedad no la desarrollen.

Este tipo de tratamiento con píldoras, de fácil administración, es esperado con impaciencia y visto como una forma eficaz de combatir la pandemia. Pero en general los medicamentos antivirales hasta ahora no han sido muy convincentes contra el COVID-19.

Dado que el mercado es potencialmente enorme, varios laboratorios apuestan a este nicho, como el estadounidense Atea Pharmaceuticals y el suizo Roche, que están estudiando la eficacia de un tratamiento comparable, llamado AT-527.

Pastillas. Foto: Pixabay
Pastillas. Foto: Pixabay

Pfizer anunció el lunes que había comenzado un ensayo clínico a gran escala para su propia píldora anticovid para probar su capacidad para reducir de manera preventiva el riesgo de infección en quienes están cerca de una persona que contrajo la enfermedad.

En función de que el virus continúa circulando y la mayoría de las soluciones disponibles requieren una visita a un centro de salud, “los tratamientos antivirales que se pueden tomar en casa para mantener a las personas infectadas con COVID-19 fuera del hospital son absolutamente necesarios”, explicó Wendy Holman, ejecutiva de Ridgeback Biotherapeutics.

El problema con los antivirales es que deben tomarse antes de que los pacientes sean considerados “lo suficientemente enfermos como para necesitar algo más que tratamiento para los síntomas”, dijo Peter English, expresidente del Comité de Medicina de Salud Pública de la Asociación Médica Británica. Los antivirales contra la gripe o el herpes labial, por ejemplo, solo son efectivos si se ingieren muy temprano.

“No sustituyen a la vacuna. No es una cura milagrosa, sino una herramienta complementaria”, tuiteó Peter Hotez, profesor del Baylor College de Houston, quien también está preocupado por la posible aparición de cierta resistencia al fármaco si se usa ampliamente.

En cualquier caso, Merck ya ha comenzado la producción a gran escala de Molnupiravir y planea fabricar las dosis necesarias para 10 millones de tratamientos antes de fin de año.

Estados Unidos adquirió 1,7 millones de tratamientos de Molnupiravir en caso de que sea aprobado, con la opción de comprar más, según Jeff Zients, coordinador de la lucha contra la pandemia en la Casa Blanca.

El anuncio de Merck repercutió en la bolsa de Nueva York, que cerró la semana al alza. El Dow Jones ganó 1,43% a 34.326,46 puntos, el Nasdaq ganó 0,82% a 14.556,70 unidades, y el índice S&P 500 1,15% a 4.357,04 puntos.

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