AFP/EFE
La amenaza de una incursión israelí en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, persistía ayer domingo luego de que el primer ministro israelí prometió “paso seguro” para los civiles desplazados allí.
En una entrevista a ABC, Benjamin Netanyahu reafirmó su intención de extender la operación militar israelí a Rafah, ciudad fronteriza con Egipto. Afirmó coincidir “con los estadounidenses” en que la operación necesitará planear primero el impacto sobre los civiles. “Vamos a hacerlo mientras damos paso seguro a la población civil, así pueden irse”, declaró Netanyahu, según una entrevista a ABC.
Pero no está claro dónde podrían ir tantas personas que se encuentran amontonadas en la frontera con Egipto en carpas improvisadas.
Al respecto, Netanyahu se limitó a decir que “estamos trabajando en un plan detallado”.
Rafah es la única ciudad de Gaza a la que no han ingresado las fuerzas israelíes, pese a que la han bombardeado.
Netanyahu aseguró que la “victoria” sobre Hamás solo puede ser alcanzada con el ingreso de tropas a Rafah y ordenó el viernes a sus fuerzas prepararse para la operación.
El anuncio desató un coro de preocupación de líderes mundiales y grupos de ayuda.
El ministerio saudita de Relaciones Exteriores advirtió el sábado de “repercusiones muy serias de un ataque en Rafah y pidió una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU. Por su parte, el jefe de la diplomacia británica, David Cameron, se declaró “profundamente preocupado” por la ofensiva y expresó que “la prioridad debe ser una pausa inmediata en los combates y enviar ayuda y sacar a los rehenes”. En otro orden, las fuerzas armadas israelíes anunciaron que mataron a “dos altos agentes de Hamás” el sábado en un ataque contra Rafah.
Una ofensiva israelí en Rafah frustraría un acuerdo sobre los rehenes en Gaza, alertó por su parte el grupo palestino terrorista Hamás, ayer. Un alto cargo de Hamás, grupo que gobierna en Gaza desde 2007, afirmó que “cualquier ataque [...] contra Rafah torpedearía las negociaciones” sobre los rehenes que siguen en la Franja, secuestrados durante el ataque de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre, que desencadenó la guerra.
Lo que Netanyahu y su ejército “no han logrado hacer en más de cuatro meses, no lo harán en el tiempo que dure la guerra”, agregó.
Por su parte, el presidente estadounidense, Joe Biden, pidió al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu que no ejecute una operación militar a menos que tenga un “plan creíble y realizable que garantice la seguridad” de la población.
Actualmente, se están llevando a cabo negociaciones, con la mediación de Catar y Egipto, para lograr a una nueva tregua, que permita la liberación de más rehenes y la entrada de más ayuda humanitaria en la Franja.
Combates
Los combates continuaron ayer a unos kilómetros al norte de Rafah, en Jan Yunis. Allí, corresponsales de prensa oyeron explosiones reiteradas, aviones que sobrevolaban la zona y humaredas en la ciudad. El ejército israelí “sigue eliminando a terroristas y lleva a cabo operaciones dirigidas en el oeste” de la ciudad, indicaron las fuerzas armadas.
“La victoria está al alcance. Vamos a hacerlo. Vamos a acabar con los batallones terroristas de Hamás que quedan y con Rafah, que es el último bastión”, declaró Netanyahu en la mencionada entrevista.
Durante una visita ayer a una base militar en el sur del país, el primer ministro declaró que Israel quiere “lograr la desmilitarización de la Franja de Gaza”. “Esto requiere nuestro control (...) sobre la seguridad de toda la región al oeste de Jordania, incluida la Franja de Gaza”, declaró.
Para el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, una ofensiva en Rafah causaría “una catástrofe humanitaria indescriptible”.
EE.UU. reanuda conversaciones con Irak
Las autoridades iraquíes anunciaron que reanudaron las conversaciones con Estados Unidos sobre el futuro de la coalición internacional antiyihadista, esperando que nada las “perturbe” para que puedan concluir “lo antes posible”.
Desde octubre se registraron más de 165 ataques con drones y cohetes contra tropas estadounidenses desplegadas en Irak y Siria como parte de una coalición internacional contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI). Estados Unidos respondió a su vez con ataques contra grupos proiraníes en esos países. Esta violencia se produce en el marco de la tensión regional por la guerra en curso en Gaza entre Israel, aliado de Estados Unidos, y el grupo palestino terrorista Hamás, apoyado por Irán.
Bagdad y Washington, en un intento de desescalada, iniciaron conversaciones a mediados de enero, pero el proceso se suspendió cuando, el 28 de enero, un ataque con dron mató a tres soldados estadounidenses en pleno desierto jordano, en la frontera siria. Irak “reanudó el domingo sus reuniones con las fuerzas de la coalición internacional en Bagdad”, indicó en un comunicado el general Yehia Rasool, portavoz militar del primer ministro Mohamed Shia al Sudani. El objetivo es evaluar el peligro que representa el EI, así como “las capacidades de las fuerzas armadas iraquíes”, recordó, añadiendo que se “elaborará un calendario para una reducción estudiada y gradual” del número de tropas.
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