ESTADOS UNIDOS
"Ha sido para mí el mayor honor y el mayor privilegio ser su presidente", agregó. “No será un largo adiós”, dijo luego de saludar de fanáticos que lo despedían.
Donald Trump retomó ayer su vida de ciudadano común en Mar-a-Lago, su lujoso club de golf en Florida, alejado del centro de atención que estuvo concentrado en la juramentación de Joe Biden como nuevo presidente de Estados Unidos.
Cuando la ceremonia de su sucesor demócrata estaba en su punto álgido en Washington, el multimillonario llegó en automóvil a su club en West Palm Beach, escoltado por una treintena de coches. Uno de ellos llevaba al oficial militar que cargaba la famosa maleta con los códigos nucleares.
Trump voló a Florida por última vez en el Air Force One. Lo acompañaron a bordo su esposa Melania y el hijo de ambos, Barron, además de los hijos mayores del magnate: Donald Jr, Ivanka y Eric.
El presidente saliente, que no hizo ningún comentario a los periodistas durante el vuelo, fue recibido por centenas de simpatizantes.
Los fanáticos se alinearon a lo largo de la ruta que dirige a Mar-a-Lago, ondeando banderas estadounidenses o de la campaña de Trump.
Cuando la procesión se enlenteció, se pudo entrever la sonrisa del expresidente en el momento en que observaba los mensajes blandidos por sus seguidores: "Victoria aplastante de Trump", se leía en el cartel de una mujer que lloraba. Otros decían "Bienvenido a casa" o "Trump 2024".
"Te amamos", gritaban algunos. A unos pasos, un grupo de simpatizantes de Biden llevaba un cartel con el mensaje: "Estás despedido, eres un perdedor".
Antes de volar a Florida, Trump fue honrado en una pequeña ceremonia sin brillo a la que faltaron muchos invitados. Fue en la base militar Andrews, en la gélida periferia de Washington.
Trump caminó por la alfombra roja junto a su esposa Melania, vestida completamente de negro, con una pista sonora de salvas militares de honor y aplausos de un grupo de simpatizantes.
"Tenemos el país más grande del mundo", dijo Trump en una breve intervención que tenía el tono de un discurso de campaña.
"Ha sido para mí el mayor honor y el mayor privilegio ser su presidente", agregó. “No será un largo adiós”, dijo luego de saludar de fanáticos que lo despedían.
“¡Tengan una gran vida, nos veremos pronto!”, fueron las últimas palabras del hombre que recibió 74,2 millones de votos en noviembre.
Juicio político.
Trump termina su mandato con la perspectiva de que el Senado le abra un juicio político poco después de la toma de posesión de su sucesor.
Trump es acusado de "incitación a la insurgencia" por pedir a sus seguidores que marcharan hacia el Congreso el 6 de enero, en una insurrección que derivó en cinco muertos.
La ceremonia debe haber decepcionado a Trump porque ni siquiera su vicepresidente, Mike Pence, quien hasta ahora había sido leal a su jefe, acudió a su despedida. Pence asistió en cambio a la investidura de Biden.
Como la investidura de Biden era a mediodía, Trump tenía los minutos contados si quería volar a Florida a bordo del Air Force One y luego arribar a su club acompañado por una caravana presidencial.
Con el objetivo de incrementar el número de espectadores, la Casa Blanca había intentado activar su red y multiplicó la cantidad de invitaciones a su despedida. También informó a sus invitados que cada uno de ellos podía llevar hasta cinco personas.
Incluso recibió una invitación Anthony Scaramucci, el exdirector de comunicaciones destituido de su cargo después de solo 11 días al comienzo del mandato de Trump, y quien luego se convirtió en un cáustico crítico del presidente.
"Créanme, si recibí un correo electrónico es porque la invitación fue enviada en masa", dijo en el programa de televisión Inside Edition.
En la base militar Andrews, dos oficiales desenrollaron la alfombra roja frente a la escalera del Air Force One que lo sacaría de Washington. Fue una última caminata, glacial y solitaria, para el expresidente Trump.
Recambio del “pin” nuclear
Los códigos nucleares de EE.UU. fueron entregados ayer a Joe Biden, pero esta transferencia tuvo su complejidad. Como Trump se negó a participar en la ceremonia, la transferencia requirió de dos copias de la maleta que tiene los códigos necesarios para un ataque nuclear. Hasta mediodía, los códigos que tenía Trump eran funcionales y luego vencieron.
Donald Trump se convirtió en el principal rostro de la era de la posverdad y de las fake news. De acuerdo a The Washington Post, superó las 25.000 mentiras o afirmaciones engañosas mientras ocupó la presidencia, promediando entre 600 o 700 semanales en campaña. Censurado por las redes sociales, de las que se sirvió durante todo el mandato, el exmandatario se fue con su imagen en mínimos.
El empresario y expresentador televisivo de programas de reality deja baja también la reputación internacional de Estados Unidos. Durante su Administración erosionó el peso de la diplomacia estadounidense por su política de America First y por su tirante relación con los secretarios de Estado con los que sostenía públicas disputas y despedía de sus puestos.
Un logro: "Estoy especialmente orgulloso de ser el primer presidente en décadas que no se ha involucrado en nuevas guerras", dijo el viernes.
Pero el manejo errático de la pandemia lo condenó. Un 74% de los estadounidenses cree que Estados Unidos va mal encaminado. Joe Biden tiene la responsabilidad de corregir el rumbo.