Violenta ocupación del Parlamento de Hong Kong en reclamo de mantener libertades

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Protestas e incidentes en el Parlamento de Hong Kong. Foto: AFP

DESAFÍO AL RÉGIMEN COMUNISTA

El gobierno promete llevar a la Justicia a los protagonistas del asalto y los daños.

Entre gritos de júbilo, entraron los primeros en un goteo. Después, con más puertas abiertas, los demás. Tras horas golpeando los cristales e improvisando arietes con vallas y las propias placas protectoras que había colocado la Policía, los jóvenes manifestantes, para su sorpresa, habían tomado ayer lunes el Parlamento de Hong Kong y creado con ello el incidente político más grave en la excolonia británica desde su traspaso a soberanía de China. Precisamente el día en que se cumplían 22 años de la devolución, para hacer la situación más sangrante a los ojos del gobierno autónomo y los de Pekín.

Al principio no se lo creían. Daban por seguro que, en algún momento, de alguna parte, saldría la policía de Hong Kong con todo el equipamiento antidisturbios y les obligaría a disolverse con cargas, porras y gas pimienta, como había hecho otras veces; esa misma mañana había ocurrido así. Para su sorpresa, la policía desapareció y les dejó hacer. Primero rompieron los cristales, golpeándolos durante horas. Después consiguieron levantar la pesada cortina metálica que protegía las puertas de la sede del legislativo autónomo.

Los centenares que entraron no encontraron tampoco resistencia dentro. Los agentes de policía que se habían encerrado en el Parlamento horas antes habían desaparecido. La euforia dio lugar a los destrozos. Pintadas con spray, despachos arrasados. En el hemiciclo, una pancarta negra -el color de esta incipiente revolución, o de este vandalismo, según las distintas opiniones- con el mensaje en cantonés “no hay violencia de la gente, la única violencia es la del gobierno”. Bajo ella, una bandera de la época colonial y varios pósteres con la imagen de Carrie Lam, la jefe del gobierno autónomo, cubierta de mensajes sarcásticos.

Protestas e incidentes en el Parlamento de Hong Kong. Foto: AFP
Esta es la movilización más agresiva desde que comenzaron las protestas en rechazo a una ley de extradición. Foto: AFP

“Es la crisis política más grave que ha vivido Hong Kong en décadas”, opinaba el diputado prodemócrata Eddie Chu, que apoya a los estudiantes y acudió al Parlamento a dialogar con ellos. “Ahora Lam tiene que decidir cómo resolverla. Puede usar la violencia, que esperamos que no: no necesitamos la intervención de la policía o el ejército chino. Pero también puede abrir un proceso de negociación política, que sería la manera correcta”.

Cerca de la medianoche, llegaba la respuesta. La Policía empezaba a cargar con gases lacrimógenos en el exterior de la Cámara. La treintena de jóvenes que aún quedaba dentro optó por la salida. A su marcha, quedaron amontonados en el hemiciclo botellas vacías, envoltorios y bolsas llenas de suministros que no habían llegado a consumir.

Protestas e incidentes en el Parlamento de Hong Kong. Foto: AFP
Los militantes tomaron el lugar donde sesiona el plenario y causaron grandes daños en varios sectores del edificio. Foto: AFP

La gran incógnita es qué ocurrirá desde ahora. La ocupación del Parlamento carece de precedentes y los destrozos han sido numerosos. Ni Carrie Lam, ni Pekín, van a permanecer indiferentes. Y los manifestantes aseguran que no van a rendirse. Lam condenó la “extrema violencia” y el “total desprecio por el Estado de derecho” y anunció que “llevará ante la justicia a quienes hayan cometido actos ilegales”.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que los manifestantes que tomaron el Parlamento quieren la democracia.”Buscan la democracia y creo que la mayoría de la gente quiere la democracia. Desafortunadamente, algunos gobiernos no quieren la democracia”, sostuvo.

Un indicio de que Pekín se encuentra furioso y las medidas pueden ser muy duras llegaba por boca de un comentario del periódico chino Global Times, propiedad del Partido Comunista. El diario asegura que los participantes en el asalto son unos “camorristas”. Esa protesta ha dañado la legislatura y perjudicado la imagen de Hong Kong como un centro financiero internacional. “Es una línea roja que no se puede cruzar de ninguna manera”.

Origen.

El movimiento, que nació del rechazo al proyecto de ley sobre extradiciones, fue ganando fuerza hasta denunciar también la acción del gobierno local, en el que muchos hongkoneses dejaron de confiar al percibir que ha permitido, o incluso favorecido, que Pekín erosione sus libertades.

Aunque Hong Kong fue transferida de Reino Unido a China en 1997, el territorio aún es administrado bajo un acuerdo conocido como “un país, dos sistemas”. Así, los habitantes disfrutan de derechos raramente vistos en la China continental, pero muchos sienten que lentamente el gigante asiático va superando el acuerdo.

Protestas e incidentes en el Parlamento de Hong Kong. Foto: AFP
Dejaron varias pintadas, entre las que reclaman la renuncia de la jefa del gobierno, Carrie Lam y afirman que “Hong Kong no es China”. Foto: AFP

En cada aniversario de la retrocesión, los activistas locales organizan enormes manifestaciones para reclamar sus exigencias democráticas, incluyendo la posibilidad de elegir a un Ejecutivo local por sufragio universal.

En años recientes fueron capaces de movilizar enormes multitudes, pero no lograron concesiones de importancia por parte de Pekín.

Los manifestantes también exigen la dimisión de Carrie Lam, y que se abandonen los procesos contra las personas detenidas en las protestas de las últimas semanas.

Debido a la magnitud de la insatisfacción popular, Carrie Lam decidió suspender temporalmente el tratamiento del controvertido texto.

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