Redacción El País
Debilitado física y políticamente, Benjamin Netanyahu vive horas bajas con la guerra de Gaza y muchos se preguntan cómo sobrevivirá esta vez a la creciente indignación contra su Gobierno. A las protestas multitudinarias de estos últimos días, se sumó el martes la muerte de siete voluntarios de una onegé en Gaza, en un ataque “no intencionado”, aseguró Israel. El estupor que causó este episodio alimenta el enojo contra una gestión que aún no logra recuperar los 130 rehenes que siguen en la Franja desde hace casi seis meses.
Actualmente, sólo el 4% de los israelíes tienen confianza en “Bibi”, como se lo llama popularmente, según un sondeo realizado a fines del año pasado. La guerra en la Franja de Gaza contra el grupo terrorista palestino Hamás hundió su popularidad.
Visiblemente debilitado y con la piel de color cetrino, apareció irascible y distraído en un discurso televisivo el sábado, que su exministro y compañero de partido, Limor Livnat, describió como “catastrófico”. El diario Haaretz, de centroizquierda, aseguró que “lucía como un tirano asustado”.
Su aspecto era todavía más sombrío al salir de un hospital de Jerusalén el martes tras someterse a una operación de hernia. Afuera lo esperaba el enojo de la comunidad internacional después de que los siete trabajadores de la oenegé estadounidense World Central Kitchen, del chef español-estadounidense José Andrés, murieran por un ataque de las fuerzas israelíes.
“Eso sucede en una guerra”, dijo Netanyahu en una frase que puede sentar mal en la Casa Blanca, quien dijo en un comunicado estar con el “corazón roto” por el suceso. Esas explicaciones no convencieron al presidente español Pedro Sánchez, quien las consideró “absolutamente inaceptables” e “insuficientes”.
Petición de elecciones
En este contexto, el ministro israelí del Gabinete de Guerra, Benny Gantz, pidió ayer miércoles por primera vez desde el ataque de Hamás del 7 de octubre la celebración de comicios anticipados en septiembre, alegando la falta de confianza internacional y apoyo popular hacia el Gobierno de Netanyahu.
“Debemos acordar una fecha para las elecciones en septiembre, aproximadamente un año después de la guerra”, dijo Gantz en una rueda de prensa televisada. “Esa fecha nos permitirá continuar el esfuerzo militar y, al mismo tiempo, mostrar a los ciudadanos de Israel que pronto renovaremos su confianza en nosotros”.
Su petición se produce tras las protestas antigubernamentales tanto el Tel Aviv como en Jerusalén, donde activistas, israelíes de a pie y familiares de los 130 rehenes en Gaza se reunieron por primera vez para exigir responsabilidades.
Gantz aseguró también que ha discutido el asunto con el primer ministro israelí, pero su llamado a comicios no ha sentado bien en el partido Likud del dirigente hebreo, que ha reiterado que no habrá voto en las urnas hasta que concluya la guerra en Gaza.
“Elecciones ahora conducirían inevitablemente a la parálisis, la división, daños a los combates en Rafah y daños fatales a la posibilidad de un acuerdo de rehenes”, detalló un portavoz del Likud en un comunicado, en el que acusó a Gantz de “política mezquina”.
“No es el mismo país”. “Netanyahu ha estado enterrado políticamente muchas veces anteriormente y siempre se recuperó”, dice Emmanuel Navon, exmiembro de su partido y profesor de ciencia política.
“Pero esta vez es diferente por el 7 de octubre. No es el mismo país. Se ha acabado para Bibi”, dice en referencia a los mortíferos y sorpresivos ataques de Hamás que desencadenaron la guerra en Gaza.
“Tiene 74 años, no hace ejercicio, tiene un trabajo muy duro y le pusieron un marcapasos hace seis meses”, explica Navon. Pero duda de que la reciente ola de protestas callejeras fuerce la renuncia de Netanyahu, a pesar de la furia mostrada por las familias de los rehenes.
Einav Zangauker, madre de uno de los 130 rehenes aún en Gaza, lo tildó de “faraón” y “asesino de primogénitos” en una protesta el martes ante el Parlamento de Jerusalén, en la cuarta noche consecutiva de manifestaciones.
Las protestas unen a las familias de los rehenes con los manifestantes antigubernamentales que pasaron nueve meses protestando el año pasado para frenar una controvertida reforma judicial impulsada por los aliados de extrema derecha de Netanyahu.
El “desastre” del 7 de octubre hubiera acabado con cualquier otro político. Pero Navon compara el control de Netanyahu sobre el partido Likud con el de Donald Trump sobre los republicanos estadounidenses.
“Los diputados del Likud están muertos de miedo de ser castigados” si se rebelan contra Netanyahu, dice el profesor de la Universidad de Tel Aviv.
Sin embargo, los enemigos acechan. La fiscalía presiona para juzgarlo por corrupción, los manifestantes intentaron acceder a su casa el martes y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, lo desafía por la divisiva cuestión de la exención del servicio militar para los ultraortodoxos.
“Excusar a toda una comunidad cuando el ejército necesita muchas más tropas es imperdonable”, dijo el general Reuven Benkler a la AFP en una marcha antigubernamental el lunes.
El militar de 65 años volvió de la jubilación para servir en la frontera norte después del ataque de Hamás que mató a 1.160 personas en el sur de Israel, según un recuento de la AFP en base a datos oficiales.
La campaña de Israel en Gaza ha matado a casi 33.000 personas, en mayoría mujeres, adolescentes y niños, según el Ministerio de Salud de este territorio, controlado por Hamás. (Con información de EFE y AFP)
Conversación
Joe Biden y Benjamin Netanyahu hablarán por teléfono hoy jueves, solo días después del ataque que acabó con la vida de siete cooperantes de World Central Kitchen, informó a EFE un funcionario estadounidense. Será la primera llamada telefónica entre ambos líderes desde el 18 de marzo y se produce en un momento de especial tensión entre los países.
Israel investiga ataque en el que murieron voluntarios de ONG
El informe preliminar del Ejército israelí concluye que el ataque contra el convoy humanitario de World Central Kitchen (WCK), en el que murieron siete de sus empleados, no tuvo la “intención de dañar a los trabajadores humanitarios” y se debió a una “identificación errónea”.
“Quiero ser muy claro: el ataque no se llevó a cabo con la intención de dañar a los trabajadores humanitarios de WCK. Fue un fallo por una identificación errónea: de noche, durante una guerra, en condiciones muy complejas. No debería haber sucedido”, afirmó el jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Herzi Halevi, al presentar ayer las conclusiones preliminares de su investigación.
Halevi insistió en que una “entidad independiente investigará el incidente exhaustivamente”, unas pesquisas más certeras que se completarán en los próximos días, y prometió que el Ejército “aprenderá de sus conclusiones, implementará medidas inmediatas y compartirá esas conclusiones con WCK y otras organizaciones internacionales relevantes”.
Casi 200 empleados humanitarios han muerto en la Franja de Gaza desde que comenzó la guerra, lo que demuestra que el ataque al convoy de WCK “no es un incidente aislado”, denunció ayer el coordinador humanitario de la ONU para los Territorios Palestinos Ocupados, Jamie McGoldrick. (EFE)
Familiares protestan en Parlamento
Activistas y algunos familiares de los rehenes en manos de Hamás en Gaza irrumpieron ayer miércoles en la galería de los invitados del Parlamento israelí (la Knéset) como forma de protesta y arrojaron pintura amarilla -el color con el que se recuerda a los cautivos- contra los cristales.
En el pleno, los diputados estaban debatiendo una ley sobre medio ambiente, ajena por tanto al conflicto que sigue abierto en la Franja de Gaza. Los miembros de seguridad del parlamento acudieron rápidamente para impedir que los familiares y el resto de participantes pudieran proseguir con su protesta, los cual desató el caos y algunos forcejos leves. En las imágenes, publicadas por la Knéset en X, también se ve como parte de la oposición política durante la protesta de los familiares se levanta y alza los brazos en muestra de apoyo.
Las familias de los rehenes han protagonizado numerosas protestas desde los atentados del 7 de octubre, para reclamar al Ejecutivo de Netanyahu que anteponga la liberación de estas personas a otro tipo de consideraciones de carácter político.
Por ahora, Hamás sólo ha accedido a liberar a un reducido grupo de personas, en virtud de un acuerdo temporal sellado en noviembre que permitió también la excarcelación de decenas de presos palestinos de cárceles israelíes.
En tanto, el retorno de los palestinos desplazados por la guerra el principal obstáculo para una tregua, afirmó ayer miércoles Catar, uno de los países que media en las negociaciones. “El regreso de los desplazados a sus hogares, que los israelíes aún no aceptan, es el principal punto de bloqueo”, declaró el primer ministro catarí, Mohamed ben Abdelrahman al Thani, en una conferencia de prensa en Doha.
La segunda dificultad atañe al número de palestinos presos que Israel debe liberar a cambio de rehenes secuestrados por Hamás. Sin embargo, el primer ministro catarí estimó que esta cuestión “puede resolverse”.