En base a Agencia EFE y AFP
Los habitantes de la ciudad ucraniana de Jersón sufren nuevos ataques en el aniversario de la liberación de su ciudad de la ocupación rusa hace un año.

Los ataques diarios, que se han intensificado en los últimos meses, han matado hasta el momento a 405 residentes, según las autoridades regionales. Pero los residentes no permiten que los bombardeos empañen el ambiente festivo por el aniversario de la liberación.

“La gente se abraza y llora, intercambiando fotos y vídeos tomados el día de la liberación”, dice una residente.

Fue hace un año cuando la ciudad, aislada del mundo entero por los rusos en retirada, vio entrar a los primeros soldados con insignias ucranianas.

Lo que siguió será para siempre uno de los días más memorables para miles de habitantes que inundaron las calles con banderas ucranianas, bailaron y abrazaron a los soldados. “Lo que sentí entonces y siento hoy es felicidad. Una sensación de que podemos respirar libremente”, dice Oksana Pogomi, diputada del consejo municipal.

Inmediatamente después de la liberación, Pogomi tenía planeado instalar grandes mesas en las calles para que los residentes celebraran juntos.

No obstante, los ataques rusos, que comenzaron casi de inmediato, lo hicieron imposible. “Recientemente, los rusos han aumentado sus ataques tanto en cantidad como en calidad. Mientras que antes utilizaban sobre todo artillería y tanques, ahora emplean toda la gama de armas, siendo las bombas aéreas guiadas y los misiles las más temibles”, explica. No se sabe dónde van a aterrizar y toda la ciudad es un objetivo.

La ciudad se queda inquietantemente vacía antes de las tres de la tarde, cuando los rusos acostumbran a intensificar sus ataques. Las noches también suelen ser de insomnio, con ataques que comienzan justo antes de que los residentes se vayan a la cama.

También es palpable la ansiedad por el destino de quienes permanecen en la parte de la región ocupada por Rusia, al otro lado del río Dniéper.

No obstante, la ciudad “respira”, con la reapertura de algunas tiendas y cafeterías. Aunque muchas familias jóvenes con niños se han marchado, aproximadamente un tercio de la población sigue en la ciudad.

Una tarea importante de los que quedan aquí es apoyar al ejército ucraniano en su empeño por liberar el resto de la región. Las tropas ucranianas han ido extendiendo gradualmente su posición al otro lado del río desde la ciudad.

El Ministerio de Defensa de Rusia afirmó ayer sábado que durante la pasada jornada sus tropas rechazaron un total de ocho ataques de las fuerzas ucranianas en diversos sectores del frente oriental.

Los combates más encarnizados, según el parte ofrecido por el portavoz de la cartera, teniente general Ígor Konashénkov, se produjeron en el sector de Donetsk, donde las fuerzas rusas con el apoyo de la aviación y la artillería repelieron tres ataques ucranianos, según manifestaron.

“Las pérdidas del enemigo en esa zona fueron de hasta 305 militares muertos y heridos, cinco blindados, seis automóviles, un cañón autopropulsado Krab de producción polacas y un obús D-30”, aseguró Konashénkov en un comunicado publicado en la agencia de noticias Telegram.

El general ruso indicó que los otros cuatro intentos ofensivos ucranianos repelidos tuvieron lugar en los sectores de Kúpiansk y Limán, donde los atacantes sufrieron hasta 130 bajas entre muertos heridos.

Como es habitual, el Ministerio de Defensa rusa no ofreció cifras de bajas propias, algo que no hace desde septiembre del año pasado, cuando el titular de la cartera, Serguéi Shoigú, declaró que en los siete meses que habían transcurrido desde el comienzo de la campaña militar en Ucrania habían muerto 5.937 militares rusos.