Además de la dolarización, ¿cómo es el "Plan Motosierra" la otra gran propuesta económica de Milei?

Busca realizar un recorte importante del gasto público de la Argentina.

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Javier Milei
Javier Milei.
Foto: AFP

Por Gustavo Stok/Buenos Aires
Aunque las promesas de dolarización y eliminación del Banco Central continúan captando buena parte de la atención entre las propuestas de Javier Milei, el verdadero eje del plan económico del candidato libertario pasa por la implementación de un recorte del gasto público de dimensiones nunca antes vistas en Argentina.

Milei, quien después de su inesperado triunfo en las elecciones primarias asoma como el favorito para los comicios generales del 22 de octubre, aspira a recortar el gasto estatal por el equivalente al 15% del Producto Interno Bruto (PIB). Semejante poda abre interrogantes acerca de si el ajuste será socialmente tolerable en un país en el que ya más del 40% de la población percibe ingresos por debajo de la línea de la pobreza.

“Este año el déficit fiscal primario cerrará en 2,5% del PIB por lo que no se necesita reducir el gasto estatal en la dimensión que plantea Milei para volver a tener superávit. En principio, apunta a bajar mucho el gasto para luego reducir los impuestos, pero son promesas en general muy grandilocuentes que serán muy difíciles de cumplir”, dijo a El País Lorenzo Sigaut Gravina, director de análisis macroeconómico de la consultora Equilibra, en Buenos Aires.

Tras más de una década ininterrumpida de déficit en las cuentas públicas, tanto el candidato oficialista Sergio Massa como Patricia Bullrich -postulante de la coalición opositora Juntos por el Cambio- coinciden en que el próximo gobierno deberá alcanzar el equilibrio fiscal ya en el primer año de la próxima gestión.

En esa línea, aspiran a lograr en 2024 una reducción del gasto estatal de entre el 3% y el 4% del PIB. Sin embargo, la propuesta de Milei, a la que el propio candidato califica de “Plan Motosierra”, luce mucho más agresiva. Su objetivo es retroceder a los niveles de gasto público que registraba la economía argentina antes de la llegada del kirchnerismo al poder en 2003. Entre 2004 y 2021 el gasto público consolidado –incluye nación, provincias y municipios- saltó del 26,6% al 42,8% del PIB, según datos oficiales.

El problema es que con cerca de dos tercios del presupuesto destinado al gasto social (jubilaciones, pensiones, planes sociales, educación, salud, vivienda, agua y saneamiento), el margen para introducir recortes es limitado.

¿Por dónde pasaría, entonces, la tijera de Milei? En principio, en línea con su retórica en contra de la “casta” política, el candidato libertario plantea una drástica reducción del gasto político. Para eso, propone, por ejemplo, la eliminación de 11 de los 18 ministerios que hay en la actualidad. Sin embargo, no queda claro cuál sería la dimensión del recorte en este rubro dado que Milei señaló que los empleados públicos de carrera no serán despedidos sino reasignados a otras áreas.

Otros ahorros se alcanzarían con el cierre o la privatización de todas las empresas públicas, desde la petrolera YPF hasta Aerolíneas Argentinas, pasando por la TV Pública y el Correo Argentino, entre otras. En junio pasado, el déficit operativo anualizado de las empresas públicas ascendió a casi US$ 5.400 millones, el equivalente a un 0,8% del PIB. Casi la mitad de esas pérdidas está concentrada en las importaciones de energía que realiza la firma estatal Enarsa a un precio mayor al que luego la vende en en Argentina.

Con el objetivo de eliminar esas distorsiones, Milei plantea terminar definitivamente con los subsidios económicos. Aún con las subas de tarifas dispuestas en los últimos años, en 2022 los usuarios asumieron en sus boletas solo el 21% del costo de la energía eléctrica y el 29% del costo del gas natural, según el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec). La diferencia fue saldada por el estado, que aportó US$ 12.427 millones (el 1,9% del PIB).

Estimaciones de especialistas indican que reducir a cero los subsidios de la luz y el gas implicará cuadriplicar el monto actual de las facturas para el 70% de los hogares. En tanto, en transporte actualmente el Estado se hace cargo a través de subsidios del 87% del costo del boleto de las líneas de colectivos que circulan por la ciudad de Buenos Aires y las localidades que la rodean.

“Las tarifas de transporte, electricidad, gas y agua van a subir hasta llegar al punto en que las empresas prestadoras puedan cubrir los costos y no tengan pérdidas. Eso implicará un incremento muy fuerte”, dijo a El País Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE), en Buenos Aires. Para moderar el impacto social, el programa de Milei apunta a instrumentar un sistema de subsidio directo al consumo de usuarios vulnerables.

Otro de los grandes tijeretazos que propone Milei pasa por la eliminación total de la obra pública, que concentra un gasto equivalente al 1,6% del PIB según el Presupuesto de este año. A cambio, el candidato libertario propone un régimen de iniciativa privada similar al que rige en Chile, donde el riesgo es asumido por empresas privadas que luego recuperan la inversión al operar el servicio. Apartado el Estado de la planificación de las obras públicas, el interrogante es cuál sería el criterio por el que se priorizarían algunos proyectos en detrimento de otros.

Por último, otro de los ítems en el que Milei planea hacer un recorte total es en el de las transferencias discrecionales a las provincias. Los gastos de capital y transferencias corrientes a provincias y municipios concentraron el 9,5% del gasto público entre enero y julio de este año.

¿Vale la pena llevar adelante el plan?

La principal interrogante a este “Plan Motosierra” que propone Milei pasa por si un ajuste de la dimensión que planea sería socialmente tolerable en un país con un 40% de pobreza.

Aunque los recortes propuestos por Milei asoman como muy ambiciosos, economistas advierten que de todos modos la poda anunciada no será suficiente para cumplir con la promesa de reducir el gasto público por el equivalente al 15% del PIB.

“Si bien la propia dolarización de la economía que propone Milei implicará una gran licuación del gasto estatal medido en dólares, la promesa de recortar el gasto por el equivalente al 15% del PIB es difícil de llevar a cabo”, planteó Beker.

“El programa es ultra ambicioso y la pregunta fundamental es si podrá llevarse a la práctica porque hay normas que se deberían modificar. Por ejemplo, está vigente la ley de estabilidad del personal del Estado por lo que para ordenar despidos masivos, habrá que modificar esa norma”, agregó.

Más allá de las cuestiones legales, el otro aspecto clave al que se enfrentaría el plan de Milei es la reacción social.

Los fuertes ajustes de las tarifas de transporte, electricidad, gas y agua que impulsarán aún más a la inflación en el corto plazo, sumado a la parálisis al menos en una primera etapa en las obras de infraestructura y a los inexorables recortes en la dotación de empleados públicos, son factores que amenazan con agravar el dramático panorama social.

“Un ajuste del gasto estatal de la dimensión que plantea Milei no es socialmente tolerable”, aseguró Sigaut Gravino.

“De avanzar con esas propuestas, la paz social estaría en serio riesgo en Argentina. No obstante, Milei es el candidato que más sorpresas puede generar si llegara a la presidencia: entre lo que dice y lo que efectivamente hará seguramente habrá una gran diferencia”, concluyó el analista.

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