NEGOCIOS
Hace diez años Macarena Zas creó la tienda de alquiler de vestidos 1000 Razones, un concepto que creció de forma constante con el foco puesto en la sustentabilidad y en la circularidad.
Como a toda veinteañera, a Macarena Zas le encantaba salir a bailar y, por necesidad propia, creó 1000 Razones, una tienda dealquiler de ropa de fiesta con el foco puesto en la moda.
Estudió Administración de Empresas (en Universidad ORT) y Diseño de modas (en la escuela de Pablo Giménez) y, aunque decidió dejarlas de lado para concentrarse en su negocio que iba en crecimiento, pudo volcar sus dos pasiones en su emprendimiento.
Con la pandemia, Zas, que hoy tiene 33 años, decidió mudarse a Manantiales en busca de un estilo de vida más relajado. Es fanática de los deportes y le gusta practicar tenis, hockey y surf. Hace poco empezó a estudiar programación para aplicarlo a su empresa.
Empezó hace 10 años con 1000 Razones. ¿Cómo nació la idea?
Surgió por una necesidad propia: en 2010 estaba en una época de mi vida en la que salía mucho y empecé a pensar en la idea de alquilar la ropa para poder cambiar siempre. Me imaginaba poder alquilar «megaprendas» para usar solo por un día. Le conté la idea a mis padres y me aconsejaron que me presentara al programa «Sé emprendedor» donde te ayudan a validar tus ideas y bajarlas a un plan de negocios. Ese fue mi primer paso y luego empecé a alquilar en el living de mi casa.
En esa época prácticamente no se hablaba de sustentabilidad. ¿Cuándo empezó a ser un pilar de 1000 Razones?
Siempre digo que empecé por una necesidad propia, pero reafirmé mi misión con 1000 Razones cuando entendí lo que la industria genera. Siento que ese es un camino que todos recorrimos o vamos a recorrer. Hoy en día es mi propósito poder generar un cambio en una industria que me parece que tiene que transformarse. Esto es una tendencia mundial y yo soy parte de ese cambio cultural mundial: todo fue hacia la economía circular que era algo de lo que hace 10 años no se hablaba.
Fue una de las primeras en darle un aire «aspiracional» al alquiler de ropa. ¿Cómo se dio ese cambio?
Había una barrera cultural muy fuerte, era un estigma «alquilar por no poder comprarlo». Yo no me lo imaginaba así, sino como la posibilidad de usar una «megapilcha» por un día, no iba solo por lo económico. También, en ese momento, empezaron las redes sociales y ese fue un factor que jugó a favor del querer estar siempre diferente. Hoy en día miro para atrás y me sorprende el cambio cultural que se dio, cómo ciertas marcas e instituciones que antes eran súper cerradas ahora apoyan la economía circular.
¿Cuándo diría que el negocio dio un salto?
Cuando empecé en el living iba muy de a poquito, me acuerdo de pensar y repensar el negocio y presentarme a MoWeek para la edición de 2012, que para mí era algo muy importante. Ganar el premio «Todo diseñador tiene un ángel» del banco Itaú nos dio la posibilidad de montar un desfile en 2013 y mostrar que el alquiler era algo impresionante. El día después de ese evento el living de casa estaba lleno de gente. Ahora volvemos a MoWeek y protagonizamos la campaña de esta edición: eso refleja lo que está pasando en la industria.
¿Cómo es su sinergia con marcas locales?
Tenemos alianzas con más de 10 marcas uruguayas y les ofrecemos una plataforma de alquiler y diversificar sus modelos de negocios sin perder el foco en vender. Trabajamos mucho en eso, en tener esas prendas que son únicas, originales porque son estilo, no son moda. Son cosas que siempre vas a querer usar, siempre te gustaría tenerlas a tu disposición. Lo otro que hacemos es, por temporada, generar diferentes cápsulas con diseñadores locales, para tener esas joyitas específicas. También buscamos darles insights sobre sus productos, si las telas que están usando duran o no, sobre la moldería, los talles. Porque cuando uno vende un producto deja de saber qué pasa con ese artículo. Nosotros al ver la vida útil le podemos dar feedback sobre esas prendas.
¿De dónde proviene el resto de las prendas?
Tenemos un programa bastante grande que se llama «Poné a trabajar tu ropero» con el que cualquier persona puede alquilar su ropa. Está todo online y la persona puede entrar con su usuario y contraseña y cobrar. Las prendas siguen siendo de ellas y pueden retirarlas cuando quieran.
En 2020 lanzaron un sistema de suscripciones de ropa cotidiana para superar la estacionalidad del negocio. ¿Cómo llegaron a ese concepto?
Ahora que muchas personas están culturalmente acostumbradas a alquilar, pensamos dar en un paso más y proponer prendas no solo para fiestas y eventos, sino para cosas más cotidianas como puede ser un cumpleaños, una reunión de trabajo o una cena. A eso se le sumó que era una tendencia mundial y teníamos las herramientas para hacerlo. El programa lo lanzamos en octubre de 2020 y vemos cómo va tomando fuerza y cómo esta idea se va asentando. Actualmente, el programa crece en un 50% respecto al mes anterior. Las alianzas con marcas locales, como VDamiani, Agnes Lenoble y Magma, hacen que la propuesta de valor sea súper interesante porque realmente accede a artículos que de otra manera no podría. Se trata también de democratizar la moda.
¿Cómo les afectó la suspensión de los eventos durante casi dos años por el Covid-19?
Cuando llegó la pandemia, que todo se puso en cero, creo que tuve que de alguna manera renovar mis votos con 1000 Razones y entender por qué lo hacía, porque por plata no lo hago. Lo hago porque creo en lo que estoy haciendo y me encanta ver esto crecer. Aunque estaba en un stop total, lo seguía eligiendo. Ese momento fue un click para mí. La pandemia fue un proceso de altibajos, fue valioso el poder hacer una pausa y pensar qué quería hacer cuando se reactivara todo y aproveché cada minuto para repensar este modelo y cómo escalarlo. En el ínterin tuve que hacer pijamas, creé una marca y los vendí por Instagram para poder subsistir esos meses. Fue un período duro pero cuando terminó nos sentíamos súper fuertes, porque pasamos un obstáculo muy difícil para esta industria.
¿Cómo fue la reactivación?
Ahora estamos en un volumen de alquiler mayor a lo que era previo a la pandemia. Creo que tiene que ver también con un montón de otros ajustes que fuimos haciendo como agregar latecnología RFID con chips para todas las prendas, que minimiza un montón el trabajo, y generar más alianzas.
¿Cuándo empezaron con las franquicias?
La primera la abrimos en 2014 y a lo largo de 1000 Razones vendimos cinco franquicias, una la tomé y se mantienen dos más abiertas: una en Treinta y Tres y otra en Córdoba. Las franquicias tienen el valor agregado de estar conectadas; no solo accedés a las prendas que físicamente tenés en tu local, sino también a lo que tiene la red. Entonces, rotamos ropa y no hay necesidad de invertir tanto en mercadería. Además de la comunicación y la tecnología que ofrecemos para gestionar.
¿Cómo se estructura hoy el negocio?
Hoy tenemos 1000 Razones y un sistema de suscripciones, que se llama Club 1000, vamos a abrir una tintorería sostenible y tenemos un software circular, que es el que usamos nosotros y que ahora empezamos a vender. Son cosas que se conectan pero son unidades de negocios que nosotras tomamos como independientes una de la otra.
¿De qué trata la tintorería sostenible?
Tanto las suscripciones como las nuevas alianzas con marcas uruguayas, hicieron que aumentara la cantidad de ropa que tenemos y que nos replanteáramos la manera en la que limpiamos y mantenemos las prendas. Próximamente vamos a instalar una tintorería sostenible que usa una metodología especial con jabones biodegradables y, a diferencia de la limpieza en seco, el rozamiento de la prenda es mínimo. También minimiza el uso de agua y de jabón. Eso hace que no solo haya un impacto menor en el ambiente sino que la prenda dura más. La tintorería va a estar abierta para todo el que quiera dejar sus prendas ahí y va a estar todo a la vista para que las personas puedan ver el proceso. Estimamos que vamos a abrir a principios de 2023.
"Próximamente vamos a instalar una tintorería sostenible que usa una metodología especial con jabones biodegradables"
Macarena Zas, fundadora de 1000 Razones
¿Por qué decidieron vender el software que usan en 1000 Razones?
Desarrollé un software para poder gestionar todo lo que implica el alquiler y eso ha ido evolucionando gracias a apoyos que recibimos de ANII (Agencia Nacional de Investigación e Innovación). Permite dar un buen servicio y una buena experiencia del usuario. Es muy eficiente para los procesos internos de la empresa. Naturalmente, se nos acercaron algunas (empresas) preguntándonos para usar esa plataforma. Entonces, en línea con nuestros principios, me parecía que era importante que lo pusiera al servicio de otras personas. Nuestro software está apuntado a empresas que hagan circular cosas como pueden ser muebles o herramientas. Lo que más nos interesa es que crezcan, que el software les aliviane la tarea de administración y gestión para que puedan enfocarse en cosas que no son automatizables. Eso es lo que hacemos, dedicarnos a las personas.