AFTER WORK

El Gin Libertad nace de la única destilería de Uruguay. Desde la localidad maragata que homenajea con su nombre, surge una bebida inigualable que conquista con su aroma, sabor y suavidad.

Elaborada con alcohol orgánico, con una trazabilidad que abarca todas sus etapas -desde la siembra de cultivos hasta su cosecha y posterior destilación- este gin gana adeptos y conquista paladares.

El cuidado proceso que implementó Nicolás Badel, creador de la marca, incluye desde el vamos la selección de los cultivos de maíz que planta en Libertad. Son brotes 100% orgánicos, libres de alteraciones genéticas que dan paso a un alcohol amigable y sedoso.

«Utilizamos el mejor y más puro alcohol artesanal junto a los perfumes de la naturaleza», puntualiza Badel.

A la pureza de esta materia prima —cuyo proceso de destilación se hace con energías limpias y renovables— se le suman los aromas y las propiedades de los botánicos que son protagonistas del Gin Libertad.

La extracción se hace mediante arrastre de vapor y maceración de una docena de plantas. Enebro, coriandro, raíz de angélica, regaliz, cardamomo, anís, clavo de olor, canela, pimientas, macis, habas tonka y shinus molle son algunos de los ingredientes que le dan aroma y sabor.

El resultado de esta propuesta, que lleva más de cinco años de investigación y desarrollo, es una bebida espirituosa, fresca y sutil. Más allá de este lustro, su creador es descendiente de Slavko Badel, el fundador de una fábrica de bebidas alcohólicas en Yugoslavia que tuvo que huir de su país.

«Se vio obligado a escapar de la dictadura de Tito y así llegó a Uruguay», repasa Badel, quien rastreó sus saberes y, en las primeras etapas de producción, hizo probar su gin a amigos, entregándolo en las botellas que encontró en un campo familiar que estaba semi abandonado.