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El economista argentino Alejandro Sewrjugin propuso cómo crear un sistema inclusivo y sostenible
Me interesa hackear la economía de nuestro sistema social para ver cuál es el problema y encontrar una solución. Parte de esos problemas vienen de las nuevas tecnologías, pero también pueden ser la solución a los mismos», reflexionó el economista argentino Alejandro Sewrjugin, durante su presentación «Blockchain: Hacia una economía de propósitos, con perspectiva humana».
Sewrjugin es creador de Economía Phi y expuso el martes durante el Sustainable Brands Montevideo. Según comentó, comenzó a ver a la tecnología con una perspectiva más humana con el objetivo de cambiar la noción de valor del dinero y sentar así las bases de un sistema inclusivo, sostenible y con perspectiva humana.
«¿Cuál es el problema principal que tiene nuestro sistema económico? Cómo se define el valor del dinero. Ahí surge blockchain y el bitcoin. ¿Cómo? Su creador, Satoshi Nakamoto, desarrolló un sistema de valor que corriera por fuera del sistema bancario. Pero para hacer eso necesitaba que la gente tuviera alguna motivación para poder dar su computadora y grabar las transacciones que todos utilizamos en la creación de la cadena blockchain. Y para hacerlo no tenía que crear una empresa, sino un sistema descentralizado de valor e ideó una recompensa, el bitcoin. Creó al dinero como recompensa porque es lo que motiva a los mineros. Entonces, el valor de la moneda es equivalente a la voluntad humana de resolver un problema y podemos decir que estamos ante la primera moneda real», explicó el economista.
Traspolando esa idea a las empresas, Sewrjugin propuso comenzar a «minar valor social», que el verdadero respaldo del «dinero» sean los objetivos comunes.
Jaguar Land Rover paga con criptomonedas «las buenas prácticas de conducción»
«Comencemos a promover valores que van a generar la moneda para gastar en los bienes y servicios que querramos. Hay una gran oportunidad de negocio, porque hay una oportunidad de generar un dinero con sentido humano que se produjo porque ayudó a resolver los problemas en común», amplió.
Si bien parece innovadora, explicó que esta idea no es tan nueva y que ya existen algunos casos. Puso como ejemplo al Solarcoin, una criptomoneda que paga a los que generen energía solar. «Por un lado evitamos pagar una tarifa de energía al generarla por nuestra cuenta, y además nos emite una moneda por el impacto en el medio ambiente», graficó.
Pero no es la única. También está la Curecoin, que se emite por la búsqueda de cura de enfermedades, creada por la Universidad de Stanford en 2014 y este año el Banco Mundial y el FMI lanzaron la Learning coin, para premiar a sus empleados que estudien sobre tecnología blockchain y criptomonedas. Esa moneda la pueden utilizar para comprar café y otros productos en sus oficinas.
Otra que fue un poco más allá fue la fundación Jaguar Land Rover, que lanzó la criptomoneda token Iota, que premia «las buenas prácticas de conducción». Además de utilizar ese «premio» para comprar café o pagar peajes, tarifas de estacionamiento y carga eléctrica en movimiento, la medida evita muchas muertes por año.