¿Cómo hacer para no cometer errores básicos que pueden comprometer tus ahorros?

Es clave lograr un seguimiento diario de los gastos y planificar metas de ahorro claras y reales.

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La llamada regla 50/30/20 tiene como objetivo ayudar a que las personas pueden organizar y tener un mayor control de sus ingresos, sus gastos y también de sus ahorros.

Sin duda, el ahorro es el cimiento fundamental de unas finanzas personales saludables. Sin este pilar, nos encontramos en una situación precaria, apagando incendios financieros de última hora sin la capacidad de proyectarnos hacia el futuro.

En ese marco, en este Finanzas de Bolsillo examinaremos la idea de que las personas que aún no han comenzado a ahorrar tienen la posibilidad de dar sus primeros pasos en este proceso, evitando cometer algunos errores cruciales.

Al seguir estos consejos, no solo estarán evitando la trampa de vivir al límite día a día financieramente, sino que también experimentarán una significativa reducción del estrés financiero que suele afectar a varias personas que aún no se han enfocado en ordenar sus ahorros y por ende, sus finanzas.

El primer error básico a la hora de comprometer tus finanzas es no tener hábito de ahorro. Un hábito es una secuencia de acciones que realizamos de manera automática y repetitiva en respuesta a una señal o disparador. Estas acciones están tan arraigadas en nuestra rutina diaria que a menudo las llevamos a cabo sin pensar conscientemente en ellas.

Los hábitos se forman a través de la repetición de una rutina particular, lo que conduce a la automatización de ese comportamiento. La importancia de hacer hincapié en los hábitos radica en que más del 40% de nuestras acciones cotidianas están impulsadas por hábitos, en lugar de decisiones conscientes. Nuestro cerebro tiende a automatizar comportamientos cotidianos para ahorrar energía, lo que nos permite concentrarnos en actividades más importantes.

En el contexto del ahorro, es crucial comprender cómo funcionan los hábitos, ya que los mismos pueden influir significativamente en nuestra capacidad para ahorrar dinero de manera constante.

Algunos ejemplos de hábitos de ahorro son: mantener un seguimiento de tus membresías y cancelar las que no utilizas. En la actualidad, muchas de nuestras suscripciones y servicios se gestionan a través de membresías mensuales o anuales. Aunque esto proporciona comodidad al no tener que preocuparse por fechas de vencimiento y pagos recurrentes, también puede llevar al desperdicio de dinero si no se revisa regularmente.

Esto incluye membresías de gimnasios, suscripciones a revistas, seguros médicos para viajes al extranjero, servicios de cable y más. Mantener un registro de tus membresías y dar de baja aquellas que ya no utilizas es una forma efectiva de liberar recursos financieros que pueden destinarse al ahorro, mejorando así tu capacidad de generar un excedente y facilitando tus objetivos económicos.

Realizar presupuestos de gastos basados en ingresos netos. Frecuentemente, las personas calculan sus presupuestos y gastos teniendo en cuenta los ingresos brutos, es decir, el monto antes de cualquier deducción como impuestos, aportes jubilatorios y otros descuentos.

Sin embargo, esto puede llevar a un cálculo inexacto y desviado de la realidad financiera. Para fomentar el ahorro y evitar endeudamientos innecesarios, es esencial que tus presupuestos se basen en los ingresos netos, aquellos que verdaderamente llegan a tus manos después de las deducciones. Al hacerlo, podrás planificar tus gastos de manera más realista y efectiva, garantizando que estás viviendo dentro de tus medios y teniendo la capacidad de ahorrar parte de tus ingresos disponibles.

En esa línea, Marcela Romero, coordinadora del programa de planificación financiera de Beca Advisors, dijo a El País en un pasado Finanzas de Bolsillo que la planificación financiera debería ser un tema de conversación desde temprana edad, ya que luego se tornará en un tema personal y tener una correcta organización de nuestros gastos significa “tomar el control de lo que queremos para nuestra futura calidad de vida”.

En ese sentido, destacó que la disciplina y el autocontrol son puntos claves a mejorar individualmente para comenzar a tomar consciencia de nuestros gastos. “Ese es el primer paso para llegar a fin de mes y empezar a ahorrar. Tener una herramienta de control que nos permita visualizar los gastos que hacemos durante el mes es clave para ver dónde están las oportunidades de optimizar nuestros gastos”, explicó.

¿Qué puedo lograr al tener metas de ahorro?

Existen diversos beneficios que se presentan en la palma de la mano si uno logra seguir un camino adecuado y sin sobresaltos para conseguir ahorros a través de nuestro capital personal. Uno de ellos es la reserva de emergencia, ya que el ahorro proporciona un colchón financiero en caso de emergencias inesperadas, como gastos médicos o reparaciones urgentes, evitando recurrir a deudas costosas. El logro de metas también ayuda a alcanzar objetivos a largo plazo, como por ejemplo comprar una casa, financiar la educación o jubilarse cómodamente, proporcionando los recursos necesarios para cumplir estas aspiraciones. Otro beneficio es la estabilidad financiera. El ahorro brinda seguridad y estabilidad económica al crear una base financiera sólida, reduciendo el estrés causado por la incertidumbre financiera. La inversión y crecimiento es otro beneficio clave, ya que los ahorros pueden convertirse en capital para inversiones productivas, estimulando el crecimiento económico al financiar proyectos y emprendimientos.

Por último, el ahorro nos puede ayudar a enfrentar situaciones económicas difíciles, ya que provee recursos para superar recesiones y mantener el nivel de vida en tiempos de adversidad. Para tener esos recursos, es clave poder ganizar los ahorros a través de una planilla de Excel, por ejemplo. Además, allí se pueden ir cargando los estados de cuenta de manera mensual para ir monitoreándolos.

Otra forma de cuidar el ahorro es “pagarse a uno mismo primero” a la hora de percibir ingresos mensuales, es decir, generar una estrategia separando al menos un 10% de dichos ingresos. Este enfoque cambia radicalmente la dinámica del ahorro, asegurando que priorices tu futuro financiero desde el principio. Al separar una parte de tus ingresos y destinarlo directamente al ahorro, te aseguras de que esta cantidad está destinada a tus objetivos financieros antes de que puedas consumirla en otros gastos.

Por otro lado, un error común a la hora de comprometer el ahorro es no tener objetivos claros a futuro. La primera táctica para ahorrar de manera efectiva es establecer metas que sean claras y realistas.

En ese marco, Alessandra Crosignani, economista y formadora financiera de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), opinó que si una persona no cuenta con objetivos claros a futuro en materia financiera, dicha práctica puede contrarrestarse teniendo objetivos financieros especificados y redactados (contando con un plan para cumplirlos), saber por qué son relevantes y conocer la fecha en que serán alcanzados.

“Visualizarlos de forma diaria (tenerlos como fondo de pantalla en el celular y que sean tu contraseña, por ejemplo) y teniendo una persona que te pregunte cómo venís o cuanto te falta para cumplir esos objetivos son estrategias que refuerzan el hábito del ahorro”, agregó.

La importancia de tener un claro objetivo para el ahorro radica en su capacidad para otorgar un propósito definido y un rumbo claro a nuestra actividad financiera. A menudo, el ahorro se percibe como una práctica monótona y desafiante, donde se acumulan fondos de manera indefinida sin un propósito concreto. Sin embargo, esta percepción puede alejarnos de una de las herramientas más poderosas para alcanzar nuestros sueños y metas a futuro, por lo que es imprescindible pensar por qué y para qué realizo esta práctica. [En base a La Nación/GDA]

La tarjeta de crédito y su uso medido para nuestras finanzas

Según Victoria Izuibejeres, responsable de la disciplina de productos de inversión de Itaú, la tarjeta de crédito puede resultar en un arma de doble filo y hay que hacer uso responsable de ella. Destacó que puede servir para el control de nuestros gastos si se usa de forma ordenada, sin mencionar los beneficios que tiene por la posibilidad de hacer pagos en cuotas y acceder a productos con descuentos. “Puede ser un producto a favor de nuestras metas de generación de ingresos y ahorros, si a través de su uso se genera un mayor control de gastos personales”, agregó.

Gastón Becker, analista de inversiones de Gletir, aseguró que si no somos conscientes de cuánto gastamos puede ser “nuestra peor enemiga”, ya que es clave conocer nuestra capacidad de pago y el límite de crédito que podemos pedir. “El saldo de la tarjeta de crédito es dinero que le pedimos prestado al banco y como tal, si no podemos hacer frente a nuestras obligaciones, las consecuencias pueden ser graves”, dijo. Por ello, recomienda llevar de manera discriminada los gastos que hacemos y establecerse uno mismo un límite mensual. En tanto, Marcela Romero de Beca Advisors dijo que la tarjeta de crédito “es una amiga”, ya que “el dinero pierde valor con el paso del tiempo, así que me ayuda a ganarle unos días a la inflación”.

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