Cómo se generan, y cómo se combaten, los miedos económicos que tenemos

Algunos de ellos son el miedo a perder el estatus social y el famoso "colchón financiero".

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Foto: Estefania Leal

Los miedos económicos siempre pueden estar presentes en los pensamientos de las personas. Posibles despidos, atrasos de pagos, falta de fondos de reservas, entre otros, pueden generar escenarios adversos, afectando el poder adquisitivo de cada uno. En ese marco, en este Finanzas de Bolsillo analizaremos qué son los miedos económicos, como se pueden identificar pero sobre todo, cómo podemos combatirlos.

Como mencionamos anteriormente, el miedo económico se manifiesta cuando las personas temen no poder cubrir sus necesidades básicas tras enfrentar dificultades financieras o pérdidas económicas significativas. Entre la amplia gama de miedos que eso puede generar, uno de ellos es a la pérdida de “estatus social”. Este tipo de miedo económico surge ante la posibilidad de descender socialmente, como por ejemplo pasar de una clase media a una posición económica más baja, perdiendo así comodidades, sin posibilidad de mantener el nivel de vida al que uno está acostumbrado.

En ese marco, Rodrigo Álvarez, creador del podcast Neurona Financiera, explicó a El País que muchos de nuestros hábitos de consumo y algunas decisiones financieras que tomamos están fuertemente influenciados por nuestro entorno.

“La necesidad de adecuarnos a un cierto nivel de vida, impulsada por la comparación con nuestro círculo social y amplificada por las redes sociales, puede llevar a decisiones financieras que no son sostenibles a largo plazo. Este fenómeno de comparación constante y la búsqueda de una apariencia de prosperidad, incluso a costa de endeudarse, pueden generar un ciclo de estrés y ansiedad relacionado con el dinero”, agregó.

Para combatir este miedo, Álvarez sugirió “centrarse en lo que realmente importa y tomar decisiones financieras conscientes, en lugar de dejarse llevar por la presión de aparentar un estatus que no corresponde a la realidad económica personal”, haciendo foco en el ahorro, la inversión y una gestión prudente del endeudamiento, así como el desarrollo de una autoestima que no esté vinculada a los bienes materiales.

Por su parte, Marcela Romero, coordinadora del Programa de Planificación Financiera en BECA Advisors, dijo que este tipo de miedo forma parte de “la psicología emocional y las finanzas”. El problema, en este caso, radica cuando gastamos más de lo que podemos para encajar en un estatus social que no podemos sostener, porque ahí estamos frente a una actitud compulsiva de gastos sólo para impresionar o quedar bien.

Otro miedo que se puede generar es el de agotar el colchón de ahorros. El temor se centra en la posibilidad de quedarse rápidamente sin los recursos financieros acumulados a lo largo del tiempo, dejando a la persona sin un respaldo económico de emergencia.

Para proteger tu colchón de ahorros ante un mal manejo de la economía, Álvarez sugiere adoptar un enfoque disciplinado y estratégico hacia tus finanzas. Uno de esos pasos es la educación financiera, a través de la ampliación de tus conocimientos sobre finanzas personales, inversiones y manejo del dinero. Esto puede brindar una base sólida para tomar decisiones informadas, manifestó.

Establecer un presupuesto detallado que refleje tus ingresos, gastos, ahorros e inversiones también puede ayudar a vivir dentro de tus miedos y así evitar el endeudamiento innecesario.

Otro paso para no tocar y perder tu colchón de ahorros es a través de la diversificación de ingresos. Según Álvarez, es bueno buscar maneras de diversificar tus fuentes de ingreso, a través de trabajos secundarios y hasta con inversiones pasivas.

En ese caso, si se decide invertir, recomendó elegir opciones que se alineen con el perfil de riesgo y objetivos financieros.

“La diversificación de tus inversiones también es crucial para minimizar riesgos”, agregó.

Usar la tarjeta de crédito con precaución y evitar acumular deudas que uno no puede pagar cómodamente también resulta clave en este caso.

En esa línea, Álvarez indicó que uno debe siempre revisar y ajustar su plan financiero regularmente para asegurarse de que uno sigue en el camino correcto hacia sus metas financieras.

Por su parte, Romero cree que los ahorros invertidos y con un fin específico son “la mejor medicina” para no usarlos indebidamente y, en consecuencia, perderlos.

“El colchón debe apoyarnos frente a imprevistos, pero no para consumir irracionalmente”, agregó.

El miedo a la “pobreza extrema” es otro de los pensamientos negativos que podemos agregar a la lista si nos referimos a la economía personal. Este temor se manifiesta cuando las personas tienen la preocupación constante de no poder mantener un nivel de vida digno, temiendo caer en la pobreza extrema.

Factores como la pérdida de empleo, cambios bruscos en la situación económica personal o eventos inesperados que afecten los ingresos, alimentan este miedo.

En este caso, la inquietud se centra en la posibilidad de no poder cubrir necesidades básicas como vivienda, alimentación y salud.

Aumentar el fondo de reserva y bajar gastos

Según Alessandra Crosignani, licenciada en Economía y fundadora de Concientizado (desarrolla talleres colectivos de alfabetización financiera), sostuvo que contar con un fondo de reserva es imprescindible para lograr un objetivo financiero que alguien se proponga. Además de otorgarnos tranquilidad en caso de perder el trabajo, por ejemplo, nos previene de endeudarnos, y también nos permite elegir mejor a la hora de realizar gastos, ya que la carga de angustia y estrés es menor cuando se cuenta con este alivio financiero, lo que permite tomar decisiones más óptimas. “Lo óptimo y triple sobresaliente según la literatura es contar con un fondo de reserva líquido 100% —que podamos de un momento para otro disponer de ese dinero— que cubra nuestros costos de vida durante seis meses. ¿Cómo hago para reunir esta cifra que puede parecer astronómica? Trazando un plan, metas intermedias, recompensas y fechas a cumplir”, agregó Crosignani a El País.

Con respecto a cómo podemos hacer para bajar algunos gastos innecesarios que a fin de mes pueden generar estrés financiero, Crosignani dijo que eso se logra a través de una combinación de factores: consumiendo menos de lo que se gasta, consumiendo de forma inteligente y discernir entre necesidades y deseos. A su vez, destacó que contar con un sistema de control diario para anotar todos los gastos es una forma de identificar a tiempo cuáles son los que podemos dejar.

En este sentido, Romero dijo que este tipo de miedo muchas veces es el reflejo de situaciones pasadas vividas, experiencias que hemos tenido familiarmente y nos dejan bloqueados.

“El miedo bloquea y no ayuda a tomar decisiones racionales, acciona nuestros impulsos e instintos de supervivencia, por lo que actuamos por pánico. La lucha es a través de educación (lo más temprana posible), información de calidad y buen asesoramiento”, agregó.

Álvarez, por su parte, sostuvo que este temor logra combatirse fortaleciendo nuestra resiliencia financiera a través de la creación de un fondo de emergencia, la diversificación de fuentes de ingreso y el desarrollo de habilidades y conocimientos que aumenten nuestra empleabilidad.

“Es crucial también mantener un presupuesto ajustado a la realidad, reducir deudas y evitar gastos innecesarios, priorizando siempre el ahorro. Además, es importante trabajar en nuestra salud mental y emocional, buscando apoyo en redes sociales y familiares”, explicó Álvarez. (Con información de La Nación/GDA)

La regla del 50/30/20 para gestionar tu capital

Esta regla supone destinar 50% de los ingresos a los gastos básicos (vivienda, transporte, créditos), un 30% a los deseos (compras, hobbies, ropa) y el 20% restante destinarlo para el ahorro. Ahora, ¿la misma funciona? Según Crosignani, esta funciona “muy bien” cuando se aparta primero para el combustible de los objetivos financieros (el ahorro), cumpliendo así con el hábito para sostener esta regla. En ese caso, si no se puede llegar al 20%, recomienda separar menos, pero nunca dejar de hacerlo para “no parar de alimentar tus objetivos”.

“El hábito para sostener esta regla necesita un disparador visual o emocional. Luego precisa la acción en sí, esto es, un encuentro financiero con mi gestión financiera personal, y hacer estos encuentros simples y agradables. Pueden ser de diferente frecuencia: quincenales o mensuales, dependiendo de cada situación. Se pueden usar apps, planillas, papel, lo que resulte fácil y sostenible para gestionar tus finanzas y que estas finalmente cuenten con una recompensa, lo que reforzará el comportamiento de mantenerlos en el tiempo”, sostuvo. A su vez, Romero dijo que es clave realizar esta práctica para llegar a fin de mes con “oportunidades para optimizar nuestros gastos a través de la visualización de lo que gastamos antes”.

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