En el marco del Congreso de Prevención de Lavado de Activos de las Américas 2023, organizado por BST Global Consulting, el abogado paraguayo especialista en prevención de lavado de activos, Guillermo García Orué, habló con El País sobre las prácticas de narcoterrorismo y lavado de activos en países como México, Brasil y Paraguay, que podrían llegar a Uruguay por la creciente influencia del crimen organizado a nivel local y regional. En este sentido, alertó sobre el impacto que significaría ser “la salida al mar” de Paraguay y la exposición del “impuesto” narcoterrorista al que está expuesto Uruguay por ser un país de gran actividad agropecuaria. Lo que sigue es un resumen de la entrevista que García Orué mantuvo con El País.
—El año pasado me decía que mientras desayunabas frente al puerto, se preguntaba cuánta droga pasaría por ahí. Hoy sabemos que Uruguay dejó de ser sólo un país de tránsito y ya es de acopio. ¿Qué ve ahora?
—Estoy sorprendido, estoy sorprendido porque esto es un efecto dominó, o sea, hay como un efecto detrás de lo que pasa y es curioso, si uno mira el mapa de Sudamérica, es como que una fuerza gravitatoria que va de Colombia a Perú, Bolivia, Paraguay. Y a pesar de que no tenemos frontera contigua, pero estamos cerca, a mí me sorprende cómo les llegó a ustedes lo que nos llegó a nosotros muchos años atrás. En Paraguay decíamos “es un país de tránsito, acá no se consume” y la realidad en Paraguay hace ya varios años nos mostró lo contrario. Paraguay es un país de tránsito y de un intensivo consumo y penosamente creo que les llegó el turno también a ustedes.
—También mencionaba que dejaron de reconocer la cizaña del trigo, donde no se sabía cuándo estaba una organización involucrada en crimen organizado y lavaba voluntariamente o lo hacía de forma involuntaria. ¿Ve amenazas de que esto pase en Uruguay?
—Lo que mencionaba el año pasado eran los “empresarios zombies”, que no sabían si sus cargamentos estaban siendo utilizados o no, y cuando pillaba una carga de un contenedor con drogas no sabía decir si el empresario fue o no partícipe de eso. Con el volumen portuario que manejan acá, es de necios decir que no es posible que haya personas involucradas en la labor portuaria, personas involucradas que estén contaminando cargas. Estaba la vez pasada leyendo las noticias y por dentro quedé muy preocupado por ustedes, por Uruguay, porque leía las declaraciones del presidente uruguayo (Luis Lacalle Pou), que las recibí con mucho cariño, pero con mucha preocupación por ustedes. Él decía que Uruguay “va a ser el puerto, va a ser la salida al mar de Paraguay”. Yo por dentro decía “en la que se están metiendo”, porque penosamente el nivel de invasión que tiene hoy día la economía paraguaya con relación al narcotráfico. Esa es una cuestión que hay que mirar, o sea, cuando Uruguay se convierta en el puerto de la salida al mar de Paraguay, eso hará salida al mar de lo lícito y también de lo ilícito. El narcotráfico va a terminar volcándose acá, forzosamente. Encima si diplomáticamente se abren las puertas, si la economía lícita genera vínculos, la ilícita con certeza habrá de utilizarlos.
—En el congreso se decía que somos parte de la Triple Frontera.
—Alejandro (Montesdeoca, que estuvo a cargo de la Evaluación Nacional de Riesgo) cuando mencionó eso también me dejó muy bien impresionado. Recibí muy buenos comentarios del trabajo que hizo, tanto metodológicamente como también en cuanto a la honestidad de sus resultados. No sorprende que él haya mostrado lo que hoy es la realidad. O sea, estamos prácticamente integrados, hay casi un solo “guay”.
—Respecto al caso de Sebastián Marset, se habla del Primer Cartel Uruguayo (PCU) pero algunos desestiman su magnitud, ¿es parte de la baja percepción de riesgo en Uruguay?
—Penosamente uno no se da cuenta del problema que tiene. Generalmente el cáncer es así, el cáncer salvo que seas muy disciplinado y te hagas controles todos los años porque percibiste algún tipo de indicador que te hizo pensar que hay algo… Soy de estar en “vigilancia activa” como le dicen los medios. Si no aplicamos una “vigilancia activa” a sabiendas que hay un cáncer, que puede hacer metástasis y afectar otros tejidos, no vamos a percibir jamás, no nos vamos a dar cuenta hasta que sea muy tarde. ¿A qué me refiero? En Paraguay teníamos un fenómeno llamado Rotela, es un apellido. (Javier) Rotela era un microtraficante, uno más de tantos y él distribuía droga, distribuía pasta (base) en las zonas marginales de Asunción y Gran Asunción. Eso fue 10 años atrás, cuando mucho 15. Hoy el clan Rotela es el único que en la región ha sido capaz de plantarle rostro al Primer Comando de la Capital (PCC, de Brasil) y evitar que el PCC se apodere de la penitenciaría más importante del país. El clan Rotela es el que maneja la penitenciaría más importante de Paraguay. Nadie lo vio venir al clan Rotela, hoy día es tan grande que si lo extirpás vas a tener un problema mayor. Hay como una suerte de “mejor no miro hacia donde vos estás porque de alguna manera vos cumplís una función”. Es funcional en el sistema penitenciario.
¿Funcional en qué sentido?
—El clan Rotela, según los criminólogos más reputados del Paraguay, se encarga de la alimentación de los más de 4.000 reclusos de la penitenciaría más importante del país. Entonces, ¿qué haces? Como gobierno tenés un problema, tenés un tumor tan grande que si lo quitas, matás al organismo, entonces no te queda otra más que dejarlo ahí. Es creo que penosamente normal que no lo percibamos o nos neguemos a percibirlo. Ahora, ¿qué pasa con esto? Acá hay indicadores clarísimos que creo que nos deberían llevar a una “vigilancia activa” de este fenómeno llamado PCU. En primer lugar, la audacia de su fundador. Sebastián Marset estuvo muy poco tiempo en el sistema penitenciario y fue por tráfico de marihuana, o sea, él era uno más entre comillas en aquel entonces. Era un Rotela, era un tipo irrelevante en aquel entonces. ¿Qué pasó? Sacó las mejores prácticas, salió y continuó. Hoy en día, seamos absolutamente honestos, es uno de los primeros narcos verdaderamente transnacionales de origen uruguayo y él fue capaz de hacer lo que lo que el PCC demoró años en hacer, que es cruzar el Atlántico, y con unos volúmenes de ganancias bárbaros. Creo que más allá de que el PCU eventualmente no exista como tal, la nomenclatura es irrelevante, lo importante es la infraestructura. Si la infraestructura sigue intacta, porque la cabeza sigue intacta, podrán detener a todos los secuaces pero la cabeza sigue viva, va a seguir existiendo infraestructura. Mientras Marset siga libre, o incluso estando preso, mientras Marset siga dirigiendo su infraestructura, que no haya una rebelión, etcétera, va a seguir existiendo el PCU con el nombre que le den. Y ahí podemos estar hablando de lo clave que resulta la logística uruguaya para la región, porque Uruguay va a ser puerto de Paraguay, pero no va a ser salida solo de Paraguay, seamos honestos, de Uruguay sale muchísima exportación, vamos a tener problemas de dimensiones dantescas. O se hace una vigilancia activa ahora o dentro de un tiempo vamos a tener un tumor que si lo sacamos va a causar más daño.
—Sobre eso hablaba Ricardo Gil Iribarne, del lavado como la economía del delito, que es donde hay que pegarle al crimen organizado y no a los tiros en la calle.
—Eso es algo que nos muestra Marset como narco, él no hace uso de violencia de manera consuetudinaria, lo que no significa que no sepa cómo hacerlo, pero no es su primera opción. Con este tipo de neonarcos, no porque sean recientes sino porque es un nuevo estilo de hacer narcotráfico, realmente creo que la lucha contra el lavado de activos es la única manera de pegarles, porque no son personas que salgan de manera evidente con armas a hacerte frente. No, ellos están mucho más ocultos, están escondidos dentro de los escondrijos que te da la economía y están ahí. En Paraguay utilizaron empresas con décadas de experiencia, o sea, no es que se crearon la empresita nueva que era visible. No, utilizaron empresarios con décadas de experiencia. Otro grupo de narcotraficantes también utilizaron una empresa que tenía más de 40 años, más de 40 años. Imagínate, ¿cómo hacés para convencer a un empresario de más de 40 años que se preste al juego sucio? Era un empresario exitoso, no era un tipo que le iba mal.
—Vemos que esto crece pero en Uruguay seguimos afirmando la baja percepción de riesgo a nivel local.
—Es como lo que pasa en los países en donde hay baja actividad sísmica, que las construcciones las hacés de una forma porque no temés a que te venga un terremoto a sacudirte los cimientos y tire la casa abajo, entonces la hacés de una manera distinta. El narcotráfico está generando una falla geológica invisible para el común de los mortales y los pocos que la ven, están siendo acusados de paranoicos. Somos acusados de fantasiosos o de exagerados, de paranoicos o de teorías de conspiración, etcétera. Ya estoy a punto de hacerme un sombrero de aluminio. Pero, la realidad, en Paraguay hace años se venía diciendo esto, no se le prestó atención, no sé si fue intencional o fue porque en Paraguay está la frase “a mí no me va a pasar”. No sé si el “a mí no me va a pasar” fue ceguera voluntaria o involuntaria, lo cierto que tenemos un problema que está siendo imposible de manejarlo. Yo celebro esa percepción que en gran medida es real, Uruguay es muy distinto, es un país muy distinto al resto. Algo que también decía Alejandro, hay veces que creemos que tenemos fronteras con Bélgica, Suiza, etcétera, y de alguna manera Uruguay parece injertado en Sudamérica, extraído de Europa, con vecinos muy díscolos y esa vecindad es la que de alguna manera termina complicándole.
Me parece que el problema no es tanto Uruguay, sino más bien la realidad fronteriza y, que dentro de Uruguay, evidentemente siempre habrá alguien que sea distinto al resto. Que sea distinto al uruguayo, al charrúa común que busca hacer las cosas bien, que no rompe un plato, siempre va a haber uno que sea distinto y esté viendo todas las oportunidades de negocio que le generan los vecinos díscolos, “ah, yo quiero esto”. Ahí lo tenés a Marset, que no es el uruguayo promedio, seamos muy honestos, no es el uruguayo promedio. Entonces, me parece que el problema de Uruguay está en la frontera que tiene.
—Una de las alertas que levantó en el congreso es el Uruguay agropecuario y las armas químicas, en cómo estamos expuestos y cuánto tarda en llegar su uso aquí.
—Por eso mencionaba que las mejores prácticas del crimen organizado van llegando. En México empezaron antes con las prácticas violentas que hoy día en grupos armados organizados como los brasileños ya aplican, esas tácticas de desollar al enemigo en vivo y grabarlo son muy típicas de México, no eran tan comunes en Sudamérica, pero en Brasil ya empezaron a extenderse. Los narcos en México tienden a filmar gran parte de las medidas de venganza que adoptan. Hay cosas tan terribles como, por ejemplo, le están sacando el corazón estando vivo a un enemigo, a un miembro del clan rival, y lo están filmando y lo hacen con las manos desnudas, si le quitan el corazón se lo muestran mientras él todavía tiene algo de conciencia. Todo esto queda y se vuelve viral para que te espantes. Eso va viniendo. El narcoterrorismo es una realidad en México, que justamente otro de los disertantes decía, no en el congreso por si en una conversación de sobremesa, el gobierno se niega a admitir que el narco en México ha evolucionado a ser narcoterrorismo. De hecho, la línea que separa el terrorismo del crimen organizado es tan fina que cuesta saber dónde uno está parado. Seamos honestos, los criminales hacen lo que pueden con lo que tienen a mano. ¿Cuánto falta para que empiecen a extorsionar como justamente ocurrió en México? Porque, lo que los criminales hicieron fue extorsionar a unos productores para que pagaran la cuota. Ni siquiera era una cuestión así de “danos tus tierras porque vamos a plantar drogas, vamos a plantar marihuana ahí”, no. Es una realidad que podría llegar a ocurrir acá, pero no es “danos tu infraestructura, danos tu logística porque queremos utilizarla”, no, “nosotros queremos que vos nos pagues para seguir trabajando”. El impuesto terrorista. Los dueños de la plantación de banana no quisieron pagar, entonces prepararon un atentado para contaminar e impedir que ellos siguieran exportando, a sabiendas de que el consumidor principal de esa exportación, Estados Unidos, prohibía esas sustancias. Entonces, por eso le decía al auditorio “miren lo que nosotros admitimos acá y en qué países está prohibido, luego dos más dos es cuatro, es cuestión de unir puntos, decir a dónde estamos exportando y qué estamos exportando”. Entonces, a sabiendas de eso, dónde nos pueden pegar es en soja. Ni siquiera hace falta que nos contaminen la plantación, basta con que se contamine el silo, que va a ser mucho más fácil. Si contaminas el silo, que es donde está todo junto, le jodés la vida, le jodés una zafra o dos o tres enteras al productor. ¿Y qué hace? Ahí lo tenés literalmente del cogote para poder lograr lo que sea. ¿Cuánto falta para eso? Con absoluta honestidad espero que mucho, espero no estar avivando sonsos, espero que mucho, pero estoy seguro que en algún punto va a ser una realidad. En Paraguay todavía no llegó, visiblemente no lo necesitan porque en Paraguay la profusión de armas de todo tipo que existe, es notable. Ahora, las armas podrán matar al productor, podrán matar a los agricultores, pero no van a joder, no van a fundir la fuente productiva. Este tipo de cosas obtenibles en cualquier lugar, sí pueden fundir las fuentes productoras y ahí es que pueden tener al gobierno, pueden tener a los gremios, pueden tener a productores, pueden tener a todos de rodillas para que hagan lo que quieran. Es una realidad, que espero que no llegue tan rápidamente, pero de que va a llegar, va a llegar.
—¿Y cómo se combate todo esto?
—Cuando estaba haciendo esta presentación quedé sorprendido de que ya en 2016 habían prohibido, por ejemplo, el metomil en Uruguay y que en Paraguay se sigue comercializando de una manera absolutamente libre. Entonces, ¿qué creo que se puede llegar a hacer? Esfuerzos que podrían ser vanos, pero por lo menos algo habremos de hacer. Me parece que tendríamos que estandarizar un poco más lo relacionado a qué sustancias se permiten y qué no a nivel global, porque si somos países que tenemos las fronteras abiertas que pensamos en exportar, ¿de qué sirve “ah, no, pero acá no se prohíbe” y utilizamos acá todos los químicos que se nos ocurren sin pensar en que en otras jurisdicciones por motivos cancerígenos, por motivos de salud, por lo que sea ya no están admitidos? O sea, me parece que esa es una primera medida que no sé si va a resolver el problema, pero por lo menos sería una cuestión de ir quitando elementos que puedan ser utilizados. Después, hay otras cuestiones que escapan a nuestro control y que con absoluta honestidad te digo, van a ser de alguna manera el riesgo que tendremos que asumir y son las combinaciones. En química vos podés tomar dos elementos absolutamente inertes estando por separado, que generan una reacción brutal al juntarse. Entonces, vos podés tomar un agroquímico, un fitosanitario que no genera daño, lo combinás con otro que tampoco genera daño y tenés un nuevo producto.
Nos quedará empezar a ver qué combinaciones pueden existir, nos quedará empezar a controlar y lo peor es que se utilizan dosis tan pequeñas que realmente ni siquiera puedes controlar volúmenes de ventas, o sea, porque no hay prácticamente qué puedas ver. Así que, de alguna manera, tendrá que ser un riesgo con el que tendremos que convivir, no nos queda otra. Así como el modo covid de vivir, esto de alguna manera va a ser el modo de convivir con el potencial dañino que tiene algo que utilizamos desde siempre.
—Respecto a la apertura a Paraguay, desde la experiencia de ustedes, ¿cuáles serían los puntos a tener en cuenta si no se quiere que se utilice a Uruguay para el crimen organizado?
—Roberto Saviano, un colega tuyo italiano, decía “un puerto vivo es un puerto activo”, o sea, un puerto lento es un puerto muerto. Entonces, habría que buscar formas de aplicar controles que no ralenticen demasiado la actividad portuaria. En Paraguay ocurrió algo curioso. Hace unos meses atrás una carga de droga que llegó a Amberes (Bélgica), y lo curioso de la cuestión es que se habían instalado escáneres poco antes y los escáneres vieron, o sea, en la imagen del escáner se vio algo raro. El problema estuvo en el ojo humano, que ante la detección no hizo nada, o no lo vio porque estaba tomando mate o tereré, o no lo vio porque estaba siendo parte de la estructura. Entonces, creo que ahora con la tecnología habría que ver formas de aplicar controles, porque esto es visible, hay cada vez más imágenes que pueden servir para esto. Creo que ese sería el camino. Y, obviamente, trabajar también con las estructuras humanas que son, al final de cuentas, las que terminan diciendo “ché, levanto la mano y digo lo que encontré o me callo y veo si obtengo algún beneficio”. En Paraguay, la corrupción es la manera de hacer en el día a día, espero que en Uruguay sea distinto. Quizás con tecnología y cuidar a quienes están controlando la tecnología se pueda lograr algo, pero siempre va a ser falible, siempre va a haber un margen de error, el tema está en tratar de reducirlo.
—Se ha visto que al poner escáneres se sube la droga a través de lanchas.
—Ayer me estaban preguntando por qué el criminal sigue evadiendo los controles y es porque lo que nosotros hacemos es visible. Ellos pueden estar dos o tres jugadas adelantadas siempre. “Hemos puesto escáneres en el puerto Asunción”, solo tienen que leer el diario, nada más. Ya saben qué es lo que tienen que evitar o por dónde tienen que tratar de esquivar. Lo que nosotros hacemos es tan visible y recibe tanta publicidad. Ponete a pensar, un congreso en el que estamos hablando de este tipo de cosas y es parte del día a día, porque tenemos que estar capacitados. Me acuerdo que en un evento en Asunción, en un punto fue a participar gente que era parte de una organización sin fines de lucro, que luego terminó siendo publicada como parte de una estructura criminal. Entonces, ¿qué te queda pensar? Que te están haciendo una especie de trabajo de inteligencia, en el sentido de ver qué es lo nuevo en todo esto, qué es lo que tenemos que aprender nosotros para poder evitarlo. Penosamente siempre van a estar un paso adelante, porque siempre vamos a hacer las cosas visibles.
—¿Qué lugar tienen los privados? En materia de lavado la defensa del Estado se relega en ellos.
—Un colega tuyo me decía que las empresas buscan el lucro, ¿por qué las empresas tienen que estar preocupándose de esto? Esta es una expresión muy recurrente, o sea, “el Estado tiene que hacerlo, nosotros estamos acá para hacer negocios”, y creo que la única empresa, el único negocio al que le es verdaderamente rentable el dinero del narco, es el negocio que está siendo utilizado a conciencia para lavar activos del narco o el criminal. En los demás casos, es pan para hoy y hambre para mañana. Lo que ocurrió con las burbujas inmobiliarias en Europa, en España hay estudios que sostienen que la burbuja inmobiliaria estaba siendo inflada con recursos del narcotráfico. Que, cuando se retiraron, explotó y los valores del inmueble en España descendieron bruscamente. Vos no podés basar tu negocio en dinero ilícito, porque el dinero ilícito que hoy está, mañana puede no estar y, si vos basás tu negocio en dinero ilícito tenés un problema de raíz. A los que dicen “no, nosotros queremos hacer negocios”, pero ¿con quién querés hacer negocios? Me parece que es importante también con qué bueyes estás arando. Si vos querés hacer negocios con narcos, sos cómplice. No es que el dinero no tiene color, sí que lo tiene, tiene color y tiene olor. Me parece que es importante en ese sentido, que los empresarios, el sector privado con el cual yo trabajo, porque no soy funcionario gubernamental, es importante que haya como un sinceramiento de con quienes queremos trabajar nosotros y en donde queremos poner nosotros nuestra “esperanza”. Si es en el dinero del narco, somos tan cómplices como quienes conscientemente lo están haciendo. Aquí me parece que hay una cuestión de conciencia.
La exposición a ciertas armas químicas
En el Congreso de Prevención de Lavado de Activos de las Américas 2023, organizado por BST Global Consulting, García Orué habló sobre el uso de armas químicas por parte de organizaciones criminales en México, a las que podría estar expuesto Uruguay. Particularmente, señaló el caso en Michoacán en donde, a fines de 2022, se reportó el hallazgo de bombas con químicos que podrían generar tragedias, tanto a nivel humano como ecológico. El Cártel Jalisco Nueva Generación utilizó explosivos con metomil y carbofurano, pesticidas altamente tóxicos, para atacar productores de banana, palta y limón, con el fin de dañar su producción ya que no accedieron a pagarles el “impuesto” para que pudieran seguir trabajando. En esta línea, ante la creciente incidencia del narcotráfico en la región y Uruguay -siendo que es el país con mayor superficie del territorio nacional ocupada por la actividad agropecuaria, considerando a todas las naciones del mundo, según informó el Banco Mundial en 2020-, explicó que el país está expuesto a la adopción del uso de este tipo de armas por parte de las organizaciones criminales.
Si bien, en 2016, el Poder Ejecutivo prohibió la importación, registro y renovación de los productos fitosanitarios a base de metomil, está permitido el uso de carbofurano y otros tipos de agrotóxicos que podrían utilizarse en favor del narcoterrorismo. El especialista incentivó a estar alerta sobre los puntos que podrían atacar estas organizaciones con el uso de estas armas que podrían generarse con elementos legales, en operaciones de volúmenes poco perceptibles.