El 28 de mayo, Adamoli, una firma especializada en instalar ascensores y brindar el servicio de mantenimiento, cumplió 100 años de trayectoria. La historia comenzó cuando, a principios del siglo pasado, se instala el primer aparato en el país. El trabajo le había sido encomendado al italiano Ricardo Adamoli, quien fue enviado a nuestro país, por la compañía Stigler. En 1924 funda la firma.

Poco después, Francisco Ríos se incorpora a la empresa como un simple asistente de servicio y, gracias a su inteligencia y capacidad de trabajo, años después llega a ser socio del propio Adamoli. Finalmente, adquiere la empresa y se convierte en su dueño.

Hoy están al frente del emprendimiento familiar como directores, dos integrantes de la tercera generación: Juan Pablo Ríos, Manuel Ríos y uno de la segunda, Francisco Ríos (h).

Juan Pablo, nieto de Francisco, es ingeniero civil y comenzó a trabajar en 2016. Además es gerente administrativo, encargado de la gestiones comerciales y financieras. Manuel también es nieto de Francisco y tiene el título de ingeniero mecánico. Está en la empresa desde 1993 y como gerente técnico maneja la fabricación, montajes, modernizaciones y mantenimiento de todos los ascensores.

El ejemplo del abuelo Francisco, está muy patente en la memoria de sus nietos. «Mientras era un simple auxiliar, la firma adquirió una máquina de escribir. Se preguntó al personal si alguien sabía usarla, y el abuelo fue el único que levantó la mano. A partir de ese momento, pasó al área administrativa», recuerda Juan Pablo con orgullo.

Adamoli Ascensores instala 50 de los 300 que se colocan por año en todo el país. En este sentido, realiza el mantenimiento a unos 1.700 distribuidos en los distintos edificios del país.

Con un equipo de 50 empleados, la empresa ofrece una amplia gama de servicios. Además de ascensores, provee de montacargas, monta vehículos, ascensores domésticos y equipos de accesibilidad universal.

«Uno de los que ideó e impulsó la idea de festejar el siglo de creación de la firma, fue Mario Ríos, el papá de Manuel, quien fallece repentinamente el 4 de noviembre pasado», recuerda con tristeza Juan Pablo.

Para la celebración se restauró el histórico ascensor del Museo de la Quinta de Herrera, lo cual no solo subraya el compromiso de Adamoli con la innovación y la tradición, sino que también rinde homenaje a su rica historia y contribuye al patrimonio cultural de nuestro país.

La restauración de una pieza emblemática del museo, representa un vínculo entre el pasado y el presente, simbolizando el esfuerzo continuo de Adamoli por preservar la historia mientras mira hacia el futuro con avances tecnológicos.

«Hablamos mucho de la transmisión de valores, porque logró que la empresa subsista, es la clave del éxito. Otro valor es la vocación de servicio, queremos hacer que las cosas sucedan y es fundamental la empatía con el cliente», indicó Manuel.

Aseguran que los ascensores instalados por la firma, mueven más gente que el transporte público, y que la seguridad es otro valor que se cuida al máximo.

«¿Qué tenemos que hacer para seguir 100 años más? Tenemos que transmitir estos valores a las siguientes generaciones», concluyó Manuel.