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Un parque industrial en Nevada donde se instalaron grandes empresas tecnológicas ofrece un paisaje lleno de mustangs como extravagante atractivo para cautivar a los trabajadores.
Los caballos salvajes, también conocidos como mustangs, en el Centro Industrial de Tahoe-Reno en Nevada, no se pueden montar. Pero está casi garantizado que podrán verse manadas de ellos corriendo sobre la maleza en una escena que parece sacada del siglo XIX. Al menos hasta que el polvo se despeje y la «Gigafábrica» de Tesla, de casi 500.000 metros cuadrados, salga a la luz.
Bienvenidos al Estado de Plata, donde Elon Musk, un magnate de las criptomonedas y un propietario de un burdel de la zona usan un símbolo de EE.UU. como herramienta de atracción en las redes sociales.
El dispensador de agua solía ser el lugar de la oficina para hablar de negocios. Luego llegaron las cafeterías, los gimnasios y los estudios de yoga, los jardines en las azoteas, las hogueras y los rocódromos. «La tendencia general de los últimos cinco años ha sido la ‘hotelización’ de la oficina», afirma Lenny Beaudoin, director ejecutivo de CBRE.
Según Jason H. Somers, presidente de Crest Real Estate, para los empresarios, los nuevos servicios para cautivar a los trabajadores son ideológicos, y los compromisos medioambientales encabezan la lista.
Para los empresarios, los nuevos servicios para cautivar a los trabajadores son ideológicos, y los compromisos medioambientales encabezan la lista, dijo Jason H. Somers, presidente de Crest Real Estate, consultora inmobiliaria del sur de California.
«La salud y el bienestar se han convertido en el lujo por excelencia», dijo, e incluyen el acceso a la naturaleza. «Añadir valor al bienestar de un empleado tiene un impacto significativo en un paquete de beneficios».
Todos unos pillos
En Nevada, los defensores de la fauna silvestre dicen que los esfuerzos por publicitar los mustangs salvajes para reforzar una imagen ecológica interfieren con el espacio y los recursos que los animales necesitan para sobrevivir.
Es fácil prometer un mensaje ecológico para atraer talento, pero difícil de cumplir. Los gigantes corporativos han tenido avances, pero la mayoría de los esfuerzos siguen siendo tan opacos que es difícil detectar la ecoimpostura (greenwashing en inglés), es decir, el uso de las iniciativas de sustentabilidad para parecer más atractivos.
Adoptar normas medioambientales estrictas puede resultar difícil y caro. Algunas empresas pagan a otras para reducir emisiones. Otras plantan árboles, que pueden tardar años en crecer y dependen en gran medida del agua y los cuidados.
Proteger a los grandes mamíferos puede ser aún más difícil. Un buen ejemplo es el desierto de Nevada.
El Centro Industrial de Tahoe-Reno, un parque de oficinas de 43.301 hectáreas, alberga más de 150 empresas con una nómina anual combinada de US$ 750 millones. Tesla, que en 2014 comenzó la construcción de su fábrica de baterías allí, dice que cuando esté terminada será el edificio más grande del mundo.
Musk ha utilizado los caballos salvajes como argumento de venta para atraer a los trabajadores. «¡Ven a trabajar en la fábrica más grande y avanzada de la Tierra! Situada junto a un río cerca de la hermosa Sierra Nevada con caballos salvajes en libertad», escribió en Twitter.
«En el mundo de la tecnología son todos unos pillos, pero los caballos también lo son», dijo Kris Thompson, director del proyecto del parque de oficinas.
Pero, ¿cómo ayuda un caballo salvaje a la productividad en el trabajo?
Creo que son un símbolo de lo que fue EE.UU. y son simplemente hermosos», dijo Jeffrey Berns, de 58 años, exabogado de protección del consumidor y director general de Blockchains, una empresa de desarrollo de software. Añadió que el ADN de su empresa «se preocupa por el medioambiente y eso incluye a los animales y caballos salvajes de nuestra tierra».
Los terrenos baratos, el espacio y los corredores de transporte fueron atractivos para Amazon, Walmart y PetSmart, que convirtieron los terrenos vacíos en un centro de distribución.
Gasta casi US$ 300.000 al año en cinco tanques de agua y programas de alimentación para las manadas y sostiene que, a diferencia de Tesla, no los anuncia. Los animales apoyan una visión que comenzó con un apretón de manos con Lance Gilman, propietario del burdel Mustang Ranch y comisario del condado de Storey, que compró estas tierras a Gulf Oil a fines de la década de 1990.
«Lance es un viejo vaquero», dijo Thompson. «Su palabra significa algo. Los empresarios tecnológicos lo ven».
Ciudad experimental
Los terrenos baratos, el espacio y los corredores de transporte fueron atractivos para Amazon, Walmart y PetSmart, que convirtieron los terrenos vacíos en un centro de distribución.
Tesla utilizó una exención fiscal estatal de US$ 1.300 millones para construir su fábrica de US$ 5.000 millones, aprovechó mano de obra local que aún resiente la Gran Recesión y dio paso a una oleada de pesos pesados de Silicon Valley. Switch, una empresa de infraestructuras tecnológicas, instaló tres centros de datos y luego Google engulló 486 hectáreas. Blockchains compró 27.114 hectáreas por US$ 170 millones en 2018, con lo cual se convirtió en el inquilino más grande del parque.
Berns dijo que planea desarrollar alrededor de 10.117 de sus 27.114 hectáreas, pero, por ahora, seguirá siendo un puesto de avanzada para los caballos salvajes.
Berns esperaba transformar la extensión en una ciudad experimental gestionada por sus sistemas digitales encriptados. Se comprometió a construir 15.000 viviendas, convirtiéndola en una enorme zona de innovación, en la que su empresa supervisaría todo, desde las escuelas hasta los tribunales, la ley y el agua.
Nevada alberga más de la mitad de los 95.000 caballos y burros salvajes del país, descendientes de animales traídos al continente por los conquistadores españoles en el siglo XVI
Quiero que esto se convierta en el mayor experimento social de la historia del mundo», dijo. «Va a ser un cruce entre Disneylandia y la fábrica de chocolate de Willy Wonka». Tendrá que replantearse el alcance: en marzo, el condado votó en contra del plan de secesión.
Nevada alberga más de la mitad de los 95.000 caballos y burros salvajes del país, descendientes de animales traídos al continente por los conquistadores españoles en el siglo XVI. Los caballos salvajes, gestionados por la Oficina Federal de Gestión de Tierras con unos US$ 100 millones anuales, viven en terrenos protegidos y privados atravesados por autopistas.
Alrededor de 1.000 caballos residentes en el condado de Storey llegan regularmente de las zonas más elevadas en busca de comida y agua y se enfrentan a lo que puede ser un tráfico fatal de trabajadores y mirones que buscan la foto perfecta.
Con solo el 15% del parque industrial ocupado -y Thompson espera que la ocupación se duplique en cinco años- es un experimento mucho más complicado de lo que se anuncia (ver recuadro).
Otros cuestionan la necesidad de utilizar los caballos como señuelo. Thompson dijo que la mayoría de los aproximadamente 25.000 trabajadores del parque de oficinas son obreros de Nevada que viven a una hora de viaje. Están aquí por el trabajo, no por los caballos.
El crecimiento del polígono industrial implica atraer a trabajadores de fuera del estado, ampliar las limitadas viviendas cercanas y desarrollar más terreno. Todo esto pone en peligro el incentivo de la fauna.
La calidad de la comida, las opciones de venta al por menor y las viviendas van a condicionar esas decisiones más que el hecho de tener caballos salvajes cerca», explicó Beaudoin de CBRE. «Nunca apostaría contra alguien como Elon Musk, pero hay otros factores para atraer a los trabajadores».
Efectos en la vida silvestre
«Recibimos unas cinco llamadas de emergencia al mes en la temporada baja», dijo Corenna Vance, fundadora del grupo Wild Horse Connection. «Caballos en el tráfico, en el lado equivocado de la valla, accidentes de vehículos, de trenes, caballos enfermos o en mal estado». Cuando las yeguas empiezan a parir, los rescates se triplican, dijo Vance, cuyo presupuesto anual es de US$ 100.000 (incluidas pequeñas donaciones del parque de oficinas y de inquilinos). Una mayor expansión reduce las zonas de pastoreo: «Los caballos tienen patrones de migración, y cuando llega una urbanización, eso se corta y hay más interacciones con la gente», señaló.
Una solución es la gestión humanitaria de la fertilidad de los caballos para que los animales, que pueden pasar hasta 16 horas al día comiendo, no se reproduzcan ni pasten en exceso.
Suzanne Roy, CEO de la Campaña Estadounidense por los Caballos Salvajes, una organización sin fines de lucro, trabaja con el parque de oficinas desde 2012, donde gastó más de US$ 200.000 en el control de fertilidad, agua y alimentación de los animales en los últimos tres años. «El desarrollo desplaza la vida silvestre», dijo. Las estaciones de agua ayudan, al igual que un cruce subterráneo construido por Switch.
Pero los caballos no compensarán la huella de carbono global del parque, dijo Simon Fischweicher, jefe norteamericano de corporaciones y cadenas de suministro de CDP. Inquilinos como Tesla, cuyas baterías de iones de litio son costosas de extraer y casi imposibles de reciclar, requieren mucha energía.
Switch está instalando sus propios paneles solares y hay dos plantas de combustible ecológico en sus instalaciones, pero los centros de distribución y de datos usan grandes cantidades de agua para la calefacción y la refrigeración, y «las emisiones de la cadena de suministro son, en promedio, 11,4 veces superiores a las emisiones operativas», dijo Fischweicher.