ENTREVISTA
Gerardo Longo y Myriam Ferrari crearon Myrbox en 2002, en 2008 comenzaron a generar sus propios productos de cartón y hoy venden más de 1.000 ítems diferentes a más de 1.000 clientes en todo el país.
Gerardo Longo nació en Montevideo, tiene 61 años y junto a su esposa Myriam Ferrari, dirige Myrbox. La empresa de productos de cartón fue creada en 2002 a iniciativa de Ferrari, quien venía de una compañía del sector, y hoy produce más de 1.000 ítems con un total de 400 toneladas de papel por mes.
Longo, se desempeñó 15 años en Pluna, creó una empresa de alimentos y otra del sector inmobiliario, hasta que dejó todo para concentrarse en Myrbox.
Hoy el negocio crece a un ritmo similar a la inflación, emplea 110 personas, pero Longo alerta que no hay suficientes incentivos desde el gobierno para potenciar su industria.
Tiene dos hijos (uno de su primer matrimonio) y en su tiempo libre disfruta ver series y películas.
Crearon la empresa en 2002, año de la crisis, ¿por qué?
En 1998, mi actual esposa se quedó sin trabajo. Estaba en una empresa de cajas de cartones, yo tenía dos negocios, uno de alimentos y otro inmobiliario, pero ella no se sentía cómoda ahí, quería estar en el rubro de cajas. En 2002 decidimos hacer la empresa y le pusimos Myrbox por ella, Myriam. La patentamos, hicimos los logos, y un jueves de noche comencé a enviar faxes a empresas que iba sacando de la guía de Páginas Amarillas. El lunes a las 9:00 de la mañana comenzó a sonar el teléfono. Y Myriam, quien era la que sabía del negocio, atendía las llamadas, guiaba en qué productos necesitaba cada cliente. Ella conocía del negocio, sabía a quién comprar, dónde, todo. Al inicio éramos una empresa que revendía cajas. Los clientes nos pedían y las comprábamos a firmas del sector. Lo que hicimos fue tomar pedidos, sin importar si eran 150 cajas y nosotros teníamos que comprar 1.000 porque era lo mínimo que nos vendían. Nos guardábamos el resto. Llegó un momento que el garaje de casa y de familiares estaba lleno de cajas. Durante ese período, Myriam seguía vendiendo a algunas personas y comprobó que el negocio era rentable. En 2004, alquilamos el primer local, comprábamos a las tres empresas de plaza y el negocio funcionaba en parte porque como teníamos stock, cuando nos llamaban podíamos enviar los productos en el momento. Eso comenzó a conocerse y los clientes llegaban por el boca a boca. Nos diferenciamos por el servicio. Por ejemplo, un fin de año, cerca del 20 de diciembre, nos llaman de Devoto porque querían cajas de pizzas para ya, por la temporada. Nosotros teníamos miles guardadas, se las enviamos enseguida y desde entonces son nuestros clientes.
Si funcionaba bien el negocio, ¿por qué pasar de revender a hacer una fábrica propia?
Al año y medio de creada la empresa, las otras nos comenzaron a subir los precios y eso nos empujó a pensar en nuestra propia fábrica. En 2005 trajimos la primera troqueladora y una convertidora de dos tintas. Pero fue en 2008, con la adquisición de más maquinaria, que pasamos a ser autosuficientes. Importábamos la materia prima (papel) y lo hacíamos todo nosotros. No es tecnología de avanzada porque Uruguay no es una plaza para invertir en eso, una convertidora de tres o cuatro tintas completa sale US$ 2,5 millones más US$ 300.000 de instalación. ¿Cómo hacés para amortizar esto en Uruguay con pedidos de 10.000 cajas? Es un mercado muy chico.
La empresa creció y sumaron más negocios, ¿cómo se compone el grupo?
Lo integran tres empresas, Myrbox, con las cajas y productos de cartón corrugado para envases secundarios, y PackinExpres, creada en 2017 para la industria gráfica. Ahí hacemos envases primarios, cartulinas y otros papeles, está presente cuando una marca quiere presentar algo. De sus cinco años de vida, recién en los últimos seis meses comenzó a dar ganancias. Y ahora estamos con un nuevo proyecto: Círculo Myrbox, a través del cual tomamos cartones que son residuos de nuestros clientes y los enviamos a la disposición correcta. Cierra el círculo, vendo el cartón, luego retiro el residuo y lo llevo a que lo reciclen y le saco un problema al cliente porque le cuesta dinero que le lleven esos desechos. Acepto cartón, papel y nylon seco, acá los reclasificamos y resignificamos, los compactamos y enviamos a un cliente local o al mercado exterior. Además, mensualmente damos un informe de la cantidad de toneladas o kilos que nos entreguen e información de cuánto dióxido de carbono evitaron tirar al medio ambiente, cuántos árboles evitaron talar y la energía ahorrada. Lo lanzamos en abril de este año y ya logramos exportar dos cargas a Brasil hasta que cayó el precio. Ahora estamos negociando con Bolivia, Chile, Paraguay y Argentina, y volvemos a negociar con Brasil. En total, en el grupo trabajan unas 110 personas.
¿Cuántos ítems diferentes genera la empresa?
Tenemos más de 1.000. Entre el 70% y 80% de la facturación de la empresa viene de la caja 201, la contenedora que utiliza toda la industria para transportar productos. Algo que subió mucho en los últimos años fue todo lo relacionado con delivery, sobre todo pizzas. Pero hemos hecho de todo. Lo que pasa con nuestros productos es que los pensamos para una finalidad y se termina usando para otra. Por ejemplo ideamos unas valijas para jardines de infantes y primeros años de escuela, para llevar útiles, cuadernos, carpetas, y la comenzó a usar una empresa de electrónica para vender productos. En total generamos 400 toneladas de papel por mes.
¿De qué destinos traen papel?
Del Mercosur, porque no hay casi aranceles. Si lo traemos de otros países es muy caro y a eso se suman los costos del puerto. Entre el (arancel) extrazona y el puerto hay un 42% arriba del costo de origen.
¿Cómo es el proceso de innovación para desarrollar nuevos productos?
Miramos qué hay en el mundo, revisamos cajas en otros países cuando viajamos, y sobre todo, escuchamos mucho a todos, a clientes y empleados. A veces nos llaman por una caja y tal vez no le podemos solucionar esa necesidad específica pero nos prende la chispa para un producto nuevo. Las mejores ideas vienen de lugares insospechados. Hace poco hicimos un producto para dejar el celular para nosotros, lo vio un cliente y nos comenzó a pedir para regalos empresariales.
¿Cómo se compone su portafolio de clientes?
Se divide en tres: industria, comercio y cliente final. El primero es un 70% de las ventas, un 20% es comercio y 10% hogar. Montevideo y alrededores nos compran el 80% de la producción. Entre compañías y comercio tenemos más de 1.000 clientes, algunos recurrentes y otros que compran una vez al año y se abastecen. Los principales rubros son industria alimenticia y limpieza. No hacemos frigoríficos ni frutas porque llegan de proveedores del exterior con los que no podemos competir.
¿Qué estrategia toman ante esta competencia?
Estos jugadores van por grandes clientes y los dejamos. Igual tenemos El Trigal, Disco, Tienda Inglesa, Barraca Deambrosi, Schneck, entre otros. Nosotros compartimos con otros proveedores porque entendemos que es sano, en caso que a uno se le rompe una máquina y no puede enviar, otro puede cumplir. Cuando voy a un cliente no quiero sacar la competencia, voy por una porción.
En su momento, lograron exportar a Brasil, ¿por qué dejaron de hacerlo?
De fines de 2020 a marzo de 2021 exportamos planchas y cajas de cartón a Brasil. En su momento llegó a ser un 10% de la facturación total y nos sirvió para complementar en un momento complicado del negocio en plena crisis. Esto se dio porque a fines de 2020 no había papel en el mundo, no había suficiente en ese país, y ahí nos compraron, algo nunca visto. Y le vendíamos a fábricas grandes. Cuando se reactivó la economía no pudimos seguir compitiendo, y ahora somos muy caros para ese mercado.
La pandemia cerró negocios y activó otros como delivery y envíos, ¿de qué manera impactó en su negocio?
Nos mantuvimos y algunos meses subimos la facturación, que en general crece todos los años con la inflación y algún punto más. Hubo rubros que explotaron como alcohol en gel, limpieza y bebida que demandaron más cajas. Por ejemplo, en momentos de pico de demanda de alcohol en gel nos pidieron 40.000 cajas. También tiendas de ropa que en su momento vivieron del e-commerce. Nos llamaron de una marca que necesitaban cerca de 2.000 cajas, 1.000 para ese momento y las restantes para luego de un mes y medio. A los 10 días nos pidieron las 1.000 restantes.
¿Cómo afrontan el aumento de las materias primas, los fletes, el combustible?
Como no podemos pasar esto a los costos del producto lo que hemos hecho es dejar de competir con elementos que no somos competitivos. También acortamos margen de ganancia o directamente si no convenía, dejar de hacer algún producto. La empresa siguió creciendo, pero menos de lo que esperábamos.
¿Hay mayor conciencia sobre el uso del papel y el cartón?
Sí, en las nuevas generaciones sobre todo, tanto en usar todo lo que sea ecológico como en la disposición de residuos. De parte del gobierno hay falta de incentivos a la industria en general. Vemos que (el Ministerio de) Ambiente genera campañas, pero son muy puntuales, hay que ser más eficientes, masivos y hacer seguimiento sobre si se hacen bien las cosas. En Montevideo se recicla menos del 5% de la basura. A futuro, nos abocaremos a hacer otro tipo de reciclados.
«Se puede sustituir mucho plástico, pero no todo»
¿Hay mercado en Uruguay para seguir creciendo? ¿Dónde ven oportunidades?
A medida que crece el país, se generan oportunidades. Nosotros las vemos en vendedores jóvenes que se pueden transformar en medianos. También está en nosotros en crear la necesidad al cliente que está con otro tipo de envases como los plásticos. Estamos trayendo una máquina que hace bandejitas que sustituyen a las de espuma plast. El problema es que hay que pelear con el consumidor para que la adopte porque la de cartón cuesta $ 3 y la otra $ 0,80.
Hay que tener en cuenta que el plástico vino para quedarse. Se ha avanzado, se podrán sustituir un montón de envases pero no todos, hay algunos que no es posible.
¿Qué desafíos ve para potenciar el negocio?
Deberíamos sentarnos más entre nosotros. Somos cuatro las empresas que fabricamos cartón corrugado, debemos ser conscientes de las asimetrías que tenemos y tratar de buscar una sinergia, ver qué puede aportar cada uno para el negocio. Es algo que no se da, acá cada uno quiere ir para su lado.