NEGOCIOS
La cadena estadounidense se retiró del mercado tras pulseada con las plataformas de delivery
Después de todo, resulta que a los italianos no necesariamente les gusta el ananá en su pizza. O al menos no lo suficiente para mantener a flote a Domino’s Pizza.
El mes pasado, los puntos de venta italianos del conglomerado estadounidense apagaron sus hornos, incapaces de ganarse los paladares exigentes en el lugar donde se inventó la pizza.
Los documentos judiciales, publicados por Bloomberg el martes pasado, muestran que la franquicia italiana había «buscado protección de los acreedores» a principios de este año después de quedarse sin efectivo y atrasarse en sus obligaciones de deuda. La empresa debía unos US$ 10,8 millones a fines de 2020.
El cierre puso fin a una empresa comercial ambiciosa que tenía como objetivo tentar a los italianos que querían probar algo nuevo, como la pizza de hamburguesa con queso o la pizza de pollo a la barbacoa.
Domino’s Pizza Italia abrió su primer establecimiento en Milán en 2015, a través de un acuerdo de franquicia con una empresa local, ePizza. La compañía había sido optimista sobre ingresar a la península en 2015, el segundo mercado más grande del mundo de consumidores de pizza, después de EE.UU. En ese momento, Italia no tenía un modelo de entrega a domicilio a gran escala como el de Domino’s.
Para 2021, había 34 franquicias en el país. Pero la pandemia lo cambió todo. Con los restaurantes y bares cerrados durante largos períodos de tiempo, muchos comenzaron a adoptar el modelo de comida para llevar y entrega a domicilio con el que Domino’s Pizza había buscado dominar Italia. La proliferación de plataformas de comida a domicilio como Deliveroo, Glovo o Just Eat dejaron a la cadena estadounidense sin su mayor diferencial.