Educar para lograr una buena salud ocular

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Hospital Británico

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El coordinador del Departamento de Oftalmología, el doctor Jorge Benítez, promueve la medicina preventiva

La educación del paciente, y la familia en el caso de los niños, la capacitación permanente de sus Recursos Humanos, el trabajo en conjunto con otras especialidades médicas, así como la prevención y detección temprana, son las prácticas a partir de los cuales la Unidad de Oftalmología del Hospital Británico asegura a sus socios una mejor salud ocular.

El Departamento de Oftalmología del Hospital Británico “basa su funcionamiento en dos pilares: la educación del paciente y la educación médica continua de sus técnicos profesionales”, resumió su coordinador médico, el doctor Jorge Benítez.

En el caso de los niños, la educación del paciente supone enseñarles a los padres que deben controlar a sus hijos, porque el niño por lo general no refiere lo que siente o lo que ve. Por lo tanto el padre debe tener claro que debe ser controlado” por un oftalmólogo.

A su vez, existen patologías que pueden llevar a la ceguera irreversible e incluso al compromiso de la vida misma y que son prevenibles. “Siempre y cuando el paciente sea consciente de eso y busque la ayuda del profesional, es que lo vamos a poder lograr”, advirtió Benítez.

En el Hospital Británico “tenemos la política de captar al paciente precozmente, sobre todo al niño. Si se detecta alguna patología que amerite controles más reiterados se le indicará a la familia. Si nunca se detectó nada anormal, una vez al año sería la frecuencia correcta para hacer un control y de esa forma realizar una adecuada medicina preventiva”.

“Hay casos como la diabetes, el glaucoma, y la baja visión en el niño, sobre todo en menores de 8 años, que pueden llevar a baja visión definitiva o ceguera en el futuro, si no son detectados precozmente y tratados adecuadamente”, explicó.

“De ahí la importancia de hacerle saber al paciente que la presión intraocular elevada puede determinar una ceguera irreversible. Es asintomática y sólo puede ser detectada durante una consulta con un oftalmólogo, mediante la toma de presión intraocular y un fondo de ojo”.

En el caso del diabético, puede estar “metabólicamente controlado”, pero si el fondo de ojo muestra una retinopatía en progresión, podemos reconsiderar junto con el endocrinólogo, si la patología está realmente bajo control.

De la misma forma, explicó, “nosotros vamos a controlar, de la mano de un pediatra idóneo, si el niño está desarrollando buena visión o no, ya que la misma se desarrolla en los primeros 8 años de vida como máximo”. De ahí, agregó, “la importancia” que “si el paciente no viene desarrollando adecuadamente su visión poder tomar las medidas necesarias para revertir la situación”. Por otro lado es de destacar que hay tumores oculares propios de los primeros años de vida y que solo son detectados con el control oftalmológico, lo cual refuerza la necesidad de visita periódica al especialista.

Benítez sostuvo que “el abordaje debe ser multidisciplinario porque el ojo del ser humano es parte de un todo y lo que nosotros detectemos puede ser reflejo de algo que está sucediendo a nivel sistémico, y que el paciente aún no lo ha percibido, o puede ser un problema a nivel ocular que haya debutado con una repercusión sistémica como sucede con algún tipo de tumores. Necesitamos trabajar en equipo para abordar al paciente en una forma global”.

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