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Por definición, la sinergia es la acción de dos o más causas, cuyo efecto es mayor a la suma de los efectos individuales. Eso es lo que buscó Deloitte con su mudanza a la luminosa y flexible sede de Sinergia Faro: una sumatoria entre los beneficios para los clientes y para los propios colaboradores.

Desde ayer lunes la tradicional sede de Juncal pasó a estar en el corazón de Punta Carretas, conviviendo con otras compañías y emprendimientos de diverso porte, en una nueva dinámica, más fluida y estimulante para las tres partes que involucran a Deloitte: clientes, colaboradores y la comunidad.  

“El primer objetivo es repensar la forma en la que trabajamos”, explica Enrique Ermoglio, socio director. “Este nuevo espacio tiene que ser un lugar que haga que la gente quiera venir a la oficina, que ese acto sea algo a disfrutar. Estamos en un espacio más actualizado, cómodo y accesible, que nos ayuda mantenernos posicionados en el lugar de liderazgo en el que estábamos. Se trata de un hito importante para la firma y también para cada uno de nosotros”.

Si surgió algo de la pandemia, Deloitte lo tomó como un positivo proceso de aprendizajes que está aplicando en este cambio de locación. Enrique Ermoglio, lo explica con claridad: “El nuevo local nos posibilita una modalidad de trabajo flexible, innovadora y multifuncional. Apuntamos a que permita en partes iguales tanto el home office, como el trabajo aquí en la oficina y el trabajo en el cliente”. Es decir, que funcionan en modalidad híbrida con un open office en un entorno que se adapta a las necesidades de todos, ya que permite una mejor relación entre vida privada y trabajo.

Además, esto se suma a que se trata de experiencias que incentivan el intercambio y la convivencia en el marco de un ambiente de trabajo sustentable, agrega.  

Esta nueva ubicación geográfica reduce en promedio los tiempos de traslados. El edificio de Sinergia, además, tiene espacios para vehículos alternativos y también vestuarios (aspecto nada menor para quienes eligen moverse en bicicleta).  

Este cambio que apunta a la fluidez tiene mucho que ver con la forma en que la misma Deloitte se presenta institucionalmente. Es que Deloitte se autodenomina como “una marca bajo la cual se agrupan profesionales que brindan servicios de auditoría, consultoría, manejo del riesgo, asesoramiento financiero y en impuestos para las principales empresas del mundo”. Nada mejor que lograr que los espacios físicos reflejen ese espíritu, cuando se están cumpliendo 101 años de su presencia en Uruguay.

Deloitte se ha marcado el compromiso de que su propia forma de trabajo llegue a producir cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para el año 2030. “Esta fue una preocupación que se volvió clave en la definición de las estrategias de nuestra organización”, afirma Ermoglio. Es una mudanza que camina hacia modelos de trabajo más sustentables para contribuir a dejar una huella positiva (o incluso no dejarla) en el medioambiente. Estas nuevas oficinas son más eficientes, gracias a su arquitectura sostenible y a las dinámicas laborales que exigen estos tiempos y las nuevas generaciones, más flexibilidad y colaboración. No es en vano que esta sede tiene certificación LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental).  

“Lo hicimos en línea con nuestro programa Global World Climate, que impulsa decisiones climáticas responsables”, añade Ermoglio. “Mediante el uso de tecnologías limpias y una gestión responsable de los residuos las nuevas oficinas permiten continuar generando valor para nuestros clientes y para la comunidad donde vivimos y servimos”, acota. 

La vista privilegiada hacia la rambla que ofrece Sinergia es tentadora. El entorno también atrae. Todo parece cuajar y seguir sumando para un efecto mayor a la suma de las partes. Por eso Ermoglio remata con entusiasmo: “Esperamos recibir a nuestros clientes en un entorno potenciado tecnológicamente, para conectarnos con Uruguay y hacia el mundo”.