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Nicolás Jodal, Martín Secco, Isabelle Chaquiriand y Sergio Fogel, detallaron los desafíos que afrontan ante nuevos paradigmas en la jornada «Día del Futuro, Uruguay trae el futuro al presente».
Cuatro empresarios, Nicolás Jodal (CEO GeneXus), Martín Secco (ex CEO de Marfrig), Isabelle Chaquiriand (directora ejecutiva de Atma) y Sergio Fogel (cofundador de dLocal), fueron convocados a la jornada «Día del Futuro, Uruguay trae el futuro al presente», llevada a cabo el lunes en el Palacio Legislativo.
Junto a académicos y otros actores de la sociedad civil, aportaron sus visiones ante laComisión Bicameral Especial de Futuro sobre los desafíos que enfrentan en temas vinculados a mantener el modelo agroexportador, cómo atender la próxima revolución tecnológica, facilitar el trabajo remoto y potenciar los negocios híbridos.
Uruguay es un país agroexportador y según el productor agropecuario y exCEO de Marfrig Global Foods, para que esto se prolongue en el tiempo es necesario llevar a cabo varios puntos «sencillos». Con la educación como pilar, el empresario dijo que hay que adecuar la capacitación que reciben niños y jóvenes en escuelas y liceos rurales para que permanezcan en el medio. «Estamos lejos de eso, apenas alcanzan a leer y escribir. Hay que preparar a nuestros técnicos del agro futuro con cultura de trabajo, respeto por la naturaleza, valores cívicos e instrucción práctica global en empresas de la región». También remarcó la necesidad de facilitar el acceso a la vivienda y servicios como electricidad, Internet y salud, a la vez de motivar inversiones a pequeños productores en herramientas que «permitan aumentar la productividad como riego y pasturas». A su vez, definió como «crucial» mejorar la competividad para lo que aconsejó «salir a buscar acuerdos, bajar aranceles, tener conectividad aérea y marítima que garantice la llegada de nuestros productos al mundo», cerró.
Todos recuerdan qué hacían el 11 de septiembre de 2001, pero ¿qué estaban haciendo el 28 de octubre de ese año? Ese día, en un hotel de Nueva York el presidente interino de una compañía presentaba un aparato para pasar música que valía más del doble que otros. Era Steve Jobs y el producto el iPod. «Si bien (el iPod) comenzó una revolución y su efecto fue más importante para la vida de las personas que el 11 de septiembre, no lo recordamos», destacó el CEO de GeneXus.
¿A que se debe eso? Según Jodal, a diferencia de las revoluciones políticas cuya naturaleza es «dramática», en las tecnológicas prima el «escepticismo», en parte porque «no se ven venir». Por ello, aconsejó no tratar de predecir sino ser ágiles y actuar ante el cambio. «En Uruguay pasa algo similar con el mercado de vehículos. La conversación no debería ser cómo hacer más barato el auto de combustión, sino impulsar los eléctricos. Es un cambio que no se ve y será más rápido de lo que pensamos», dijo.
«No hay que pensar tanto en el Maracanazo, sino en el próximo mundial que vamos a ganar», enfatizó la directora ejecutiva de ATMA, al aludir a la necesidad de subirse a la ola de transformaciones tecnológicas que se avecinan con una «rapidez enorme». Señaló que, entre otras consecuencias, borran los límites de las industrias tradicionales y generan nuevos negocios híbridos. «Cuando llegó a Uruguay el representante de Uber, ¿a qué cámara empresarial se afiliaba? ¿Logística?, ¿tecnológica?, ¿comercio?, ¿servicios? En todas las industrias se dan enormes cambios de paradigmas y debemos concentrarnos en cómo vivimos esa transformación. Surgen nuevos negocios de foodtech y agtech con uso de inteligencia artificial y análisis de datos para conocer mejor el comportamiento de clientes». Se crea un nuevo relato que a su entender requiere una nueva forma de legislar, opinó.
También aconsejó educar en razonar y discernir. «Se necesitarán trabajos cognitivos y creativos, de toma de decisiones en tiempos de incertidumbre, desarrollo de ideas innovadoras y pensar transversalmente. Más que en inteligencia artificial, hay que invertir en desarrollar conciencia humana, porque si no solo traerá estupidez humana», advirtió.
La pandemia trajo una cuarta revolución, el teletrabajo, y de pronto la desventaja de Uruguay de estar lejos del mundo o no tener buena conectividad aérea desapareció: «se igualó la cancha», reflexionó el cofundador del unicornio uruguayo que cotiza en el Nasdaq, dLocal. Sin embargo, aunque es una ventaja, esto conlleva un desafío: adecuar las regulaciones al nuevo paradigma de hiperconectividad. «Hay una gran demanda por ingenieros y muchas empresas contratan donde estén. Uno ve jóvenes uruguayos que trabajan para empresas del exterior. Nosotros contratamos en otros países. Se generó una competencia feroz por el talento en un mercado global, competimos contra gigantes mundiales y debemos pagar salarios similares», dijo. Por ello, invitó a repensar las leyes y regulaciones. «Hay que cuidar nuestros puestos de trabajo. Si en una empresa alguien va a trabajar remoto y le decimos que hay que pagar varias cosas, le ponemos muchas limitaciones. Al final, en vez de contratar uruguayos contratará en Ucrania. O la persona optará por trabajar para una compañía del exterior que no le pone trabas». Según el empresario, a las empresas uruguayas les costará competir, por lo que invitó a «ser cuidadosos a la hora de regular para que sea posible tener cinco unicornios más».