Uruguay destaca por tener una gran parte de su población que es descendiente de italianos, y se distingue por ser uno de los países con mayor proporción de ascendencia italiana a nivel mundial. Con más de 1.5 millones de uruguayos con alguna conexión italiana, muchos desconocen que podrían tener derecho a la ciudadanía italiana, incluso si su antepasado emigró hace varias generaciones o no tienen un apellido italiano.

Italia concede la ciudadanía por derecho de sangre (ius sanguinis), sin límite generacional. Esto significa que cualquier persona con un ancestro italiano, sin importar cuántas generaciones atrás, puede tener el derecho a obtener la ciudadanía. Esta normativa abre una puerta a un valioso recurso que podría facilitar el acceso a uno de los pasaportes más influyentes del mundo y a la ciudadanía de la Unión Europea.

Obtener la ciudadanía italiana no es solo una ventaja para quienes desean emigrar permanentemente, sino también para aquellos que buscan potenciar sus oportunidades en el competitivo mercado europeo.

Con el pasaporte italiano, profesionales y empresarios pueden acceder a estudios y oportunidades laborales en cualquier país de Europa, reduciendo costos educativos y mejorando el acceso a nuevos mercados.

Para las empresas, contar con empleados con ciudadanía europea puede facilitar la expansión en el mercado europeo, simplificando la movilidad laboral y reduciendo barreras administrativas.

Además, la ciudadanía europea abre puertas a una red de negocios globalizada, permitiendo una mayor integración en la economía europea y acceso a una amplia gama de incentivos y programas de apoyo empresarial.

El proceso judicial para obtener la ciudadanía italiana ofrece ventajas significativas sobre la vía administrativa, especialmente en términos de tiempo.

En países como Argentina, el sistema consular enfrenta largas demoras debido a la alta demanda, mientras que la vía judicial puede acelerar el proceso a entre 6 y 18 meses. Este método permite incluir en el mismo proceso a todos los familiares descendientes del mismo italiano, incluso si deben acudir a consulados distintos, lo cual es crucial para familias numerosas y dispersas.

Otro beneficio es el acceso a recursos legales especializados que incrementan las probabilidades de éxito. Un enfoque judicial permite una revisión detallada del caso por un juez, lo que resulta particularmente útil para situaciones complejas que podrían no ser bien comprendidas en la vía administrativa.

Además, la vía judicial ofrece la posibilidad de apelar decisiones negativas, una ventaja adicional en el proceso.

La doctora Katherine Muñoz Tufró, especialista en derecho internacional, explica que la obtención de la ciudadanía italiana en menos de un año es posible incluso sin todos los documentos requeridos, siempre que se cuente con el respaldo de expertos en el área. Los errores en la presentación del caso o el incumplimiento de requisitos legales pueden resultar en retrasos o en la denegación de la solicitud.

Los conflictos entre las leyes del país del solicitante y las italianas requieren la intervención de un equipo de especialistas capaces de manejar estas complejidades. Los abogados especializados pueden resolver inconsistencias en documentos históricos y proporcionar una defensa sólida ante el tribunal, algo que exige un profundo conocimiento de las leyes italianas y de la jurisprudencia relevante.

Muñoz Tufró, fundadora del Grupo Raddo, ha liderado la aplicación de la vía judicial para la ciudadanía italiana.

Raddo, con su enfoque innovador y eficiente, cuenta con colaboradores en tres continentes y más de 33 países, y un equipo de abogados especializados en derecho internacional en Italia para garantizar resultados exitosos.

Para más información sobre cómo obtener la ciudadanía italiana por vía judicial, puedes visitar la web estudioraddo.com y/o apuntar una cita para ser atendido en sus oficinas de Montevideo en Dr. Luis A. de Herrera 1248 Torre 3 Oficina 265.