EN ACCIÓN
Hoy el mundo empresarial navega en la incertidumbre del cambio. Impulsar una organización flexible y adaptable es clave para avanzar en la nueva realidad en el análisis de Deloitte.
La respuesta a la pandemia del coronavirus desde un punto de vista organizacional impactó como pocos acontecimientos las distintas dimensiones de la empresa. Es que la disrupción que produjo la crisis sanitaria, dejó al descubierto fortalezas y problemáticas en los distintos niveles de la organización. «En el plano individual, impactó en el lugar de trabajo, las rutinas y hasta las tareas de cada integrante de la organización; a nivel del equipo requirió conectar y trabajar más unidos que antes pese al teletrabajo, mientras que a nivel del liderazgo pasó a prevalecer la resilencia junto a la capacidad de leer un contexto diametralmente diferente, adaptándose y dirigiendo casi sin margen de preparación», sostiene Lucía Muñoz, socia del Departamento de Consultoría en Capital Humano de Deloitte S-Latam y líder regional para las prácticas de Transformación de la Fuerza Laboral.
FUTURO DEL TRABAJO
Desde Deloitte, se entiende que esta coyuntura abre una oportunidad única de adelantarse a lo que está por venir. «En los últimos meses hemos acompañado a varias organizaciones en reimaginarse y rediseñarse para prosperar en la nueva realidad», sostiene Muñoz.
En este marco, los esfuerzos para reconvertirse se focalizan en tres dimensiones clave de trabajo: Futuro del trabajo; Rediseño de la función de RRHH y Fortalecimiento del Liderazgo. «Estas dimensiones marcan el rumbo de las organizaciones que se encuentran focalizadas en adaptarse para continuar siendo relevantes y prosperar en una nueva realidad», afirma la experta de Deloitte.
Para responder al impacto generado por COVID-19, las organizaciones debieron cambiar la forma en la que trabajaban, impactando dónde se realiza el trabajo, quién realiza el trabajo y qué trabajo es realizado. En esa línea, Muñoz afirma que las organizaciones deben funcionar bajo una «mentalidad de star-up» que ponga en marcha una gestión moderna, a través de redes de equipos de colaboradores empoderados.
LIDERAZGO
Para abordar los desafíos de la disrupción y no morir en el intento, las organizaciones deben estar decididas a adaptarse para prosperar en la nueva realidad. «Ha cambiado la naturaleza del trabajo, el lugar donde se desarrolla la actividad y quién cumple las tareas, lo que genera nuevos desafíos y demanda nuevas capacidades en los líderes», indica Muñoz.
No es secreto que la pandemia aceleró los procesos de transformación de las organizaciones y es allí donde el líder deja su impronta. «Cuando el contexto es desconocido y el ambiente está marcado por la disrupción, aquellas organizaciones que potencian su adaptabilidad y logran generar valor en ambientes cambiantes y desafiantes tendrán mayor oportunidad de liderar y prosperar en el futuro», apunta Muñoz.
Hoy, lo único cierto es el cambio continuo; el trabajo requiere de nuevas capacidades y habilidades, donde los líderes se adapten rápidamente y afronten el futuro con resilencia. «La forma en la que las organizaciones preparen a sus líderes será la clave para prosperar en esta época de disrupción e incertidumbre, dando señales potentes de continuidad y resilencia», señala Muñoz.
RRHH
Ante esta nueva realidad, gana un mayor protagonismo el área de Recursos Humanos (RRHH) en el proceso de transformación de la organización. Sin embargo, la función tradicional del área de RRHH ya no es suficiente ante los desafíos actuales y futuros, porque ahora «debe identificar aquellos aspectos que requieren ser repensados con el objetivo de posicionarse en las distintas dimensiones de la organización, expandiendo su alcance de influencia y sus áreas de foco, hoy el rediseño y fortalecimiento de las capacidades de la función de RRHH se vuelve clave», concluye la socia del Departamento de Consultoría en Capital Humano de Deloitte S-Latam y líder regional para las prácticas de Transformación de la Fuerza Laboral.