En Reserva Montoya la vida transcurre en perfecta armonía entre sus residentes y la naturaleza. Ubicado en La Barra, Punta del Este, el barrio privado se destaca por el estilo de vida que han logrado construir. Con 20 familias ya establecidas y más de 50 casas en construcción, el barrio y su comunidad respiran tranquilidad, confort y sofisticación. Cada sendero, cada paisaje y cada detalle arquitectónico están diseñados para potenciar el bienestar y el disfrute diario de sus propietarios en un entorno donde el tiempo parece fluir con otra cadencia.

Objetivo cumplido
Detrás de esta innovadora propuesta están Jorge de León Meneses y Nicolás M. Gassiebayle, quienes asumieron el desafío de transformar estas tierras en un espacio para potenciar la calidad de vida de sus habitantes. «Desde el inicio, nuestra intención fue crear un barrio que respetara el entorno y al mismo tiempo brindara calidad de vida a sus residentes», señaló Jorge de León.
Por su parte, Gassiebayle, con una trayectoria consolidada en desarrollos inmobiliarios, destacó el valor de un equipo multidisciplinario que ha logrado integrar diseño, sofisticación y calidad de vida. «Lo más valioso de este proyecto es que no solo respeta la naturaleza, sino que la integra y potencia, creando un lugar donde la vida cotidiana se adapta perfectamente al entorno».
Paisaje protagonista
El diseño del paisaje, a cargo del estudio de paisajismo Bulla, va más allá de lo estético: es un vínculo entre las personas y el entorno. La creación de corredores biológicos y la preservación de la vegetación nativa generan un ecosistema vivo que mejora la calidad de vida y da una conexión directa con lo natural.

«Más que diseñar, nuestra misión fue escuchar el territorio y darle el protagonismo que merece», explicaron desde el estudio. El resultado es un paisaje que cambia con las estaciones, ofreciendo un espectáculo de colores, aromas y sonidos que enriquecen la vida cotidiana.
Espacio transformado
Los espacios comunes de Reserva Montoya no son solo estructuras dentro del paisaje, sino escenarios donde la vida se despliega a otro ritmo. Diseñados por el estudio de arquitectura MAPA para el encuentro, la contemplación y el disfrute, se integran naturalmente con el entorno, invitando a vivir sin apuros.

El Clubhouse, con su vista serena a la laguna, se convierte en un refugio para comenzar el día con un café o compartir atardeceres que parecen detener el tiempo. Los sectores deportivos y los senderos no son solo lugares de actividad, sino espacios donde el movimiento se siente libre, sin barreras. «Queríamos que la arquitectura enmarcara el entorno en lugar de competir con él», explicó el estudio.

Habitar con confort
El interiorismo, a cargo de Joanne Cattarossi y su estudio, busca crear espacios que promuevan el descanso y la comodidad, donde cada rincón invite a relajarse y disfrutar. Materiales nobles, fibras naturales y muebles de diseño crean ambientes cálidos y atemporales, ideales para disfrutar tanto en verano como en invierno.
El arte, cuidadosamente seleccionado, aporta personalidad y profundidad. «Cada obra está pensada para enriquecer la experiencia de quienes viven y visitan el barrio», comentó Cattarossi.

Compromiso asumido
Para garantizar que la esencia de Reserva Montoya perdure, el barrio cuenta con una comisión y un reglamento de Arquitectura y Urbanismo que establece pautas para todas las construcciones. Más que normas, se trata de un compromiso compartido por los propietarios para preservar la coherencia estética y ambiental del lugar.
«La comunidad aquí no solo es de personas, sino también de árboles, aves y paisajes que merecen respeto», explicó Ignacio Correa de la Comisión de Arquitectura y Urbanismo. Este enfoque garantiza que el crecimiento del barrio sea siempre en sintonía con su entorno, asegurando que quienes eligen vivir aquí puedan disfrutar, año tras año, de un refugio que equilibra la vida moderna con la belleza natural.
