Mundo

Gabor Kuntner había planeado instalar una bañera de hidromasaje en su jardín en un suburbio de Budapest durante años, pero nunca lo hizo hasta que la pandemia lo llevó a salir corriendo y comprar una para darle a su familia un respiro durante el confinamiento.

Además de dar un portazo a los planes de vacaciones de los húngaros en el extranjero, el COVID-19 obligó a cerrar los famosos balnearios y baños termales del país, privando a sus ciudadanos de uno de sus pasatiempos favoritos.

«El año pasado, cuando empezó la pandemia y leímos los reportes sobre los problemas y los confinamientos en China, pensé que pasaríamos todo el año encerrados en nuestra casa y en el jardín», dijo Kuntner, un padre de 43 años con dos hijos de 12 y 3 años.

«Así que pensé que había llegado el momento de comprar un jacuzzi», dijo, y agregó que le costó 2 millones de florines (US$ 6.507). «Normalmente, viajamos mucho más, incluso durante períodos más largos, pero ahora nos sentimos bastante confinados. Esto ayuda en cierto punto».

A medida que crecía la demanda de instalaciones de bienestar para el hogar, el fabricante húngaro de jacuzzis Wellis se erigió como uno de los pocos ganadores de la pandemia.

La empresa, que dice ser el mayor fabricante de spas de jardín y bañeras de hidromasaje de Europa, vio aumentar sus ventas un 60% el año pasado y ahora está invirtiendo en una nueva fábrica para satisfacer la creciente demanda, no sólo en Hungría.

La compañía obtiene el 80% de sus ingresos de las exportaciones y ha visto un aumento de la demanda en el último año en sus principales mercados, como Reino Unido, Alemania, Suiza, Francia y los países nórdicos.

Este año, Wellis pretende duplicar con creces sus ventas totales hasta alcanzar las 30.000 unidades y planea casi duplicar su plantilla hasta alcanzar los 1.500 trabajadores, dijo el director general Zsolt Czafik, que cofundó la empresa con su hermano Akos a principios de la década del 2000.

«La pandemia obligó a la gente a quedarse en casa, lo que ha sido una bendición para la industria del bienestar en el hogar», dijo Czafik.

Saltar en el jacuzzi del jardín es una tendencia que llegó para quedarse, dice. «Nuestros principales clientes son familias, la clase media europea, y esperamos que estos productos se vuelvan tan populares en Europa y en todo el mundo que esta fuerte demanda prevalecerá incluso después de la pandemia».