ACTIVIDAD
El experto Arnaldo Nardone analizó los deafíos del sector para "ponerse de pie" y comenzar la reactivación.
Con US$ 2,5 billones de ingresos anuales, 26 millones de empleos y contribución de US$ 1,5 billones al Producto Interno Bruto (PIB), el turismo de reuniones clasificaba en 2019 entre las 15 economías más grandes del mundo, superando a países como Australia, España, México, Indonesia y Arabia Saudita. Actualmente, el setor estima sus pérdidas globales en el orden del 85% de la generación de ingresos anuales y el 90% del total de los puestos de trabajos directos. En Uruguay, hay pérdidas de ingresos por US$ 35 millones, con impacto en los 10.000 puestos de trabajo directos generados por el sector previo a la pandemia de COVID-19, de acuerdo con estimaciones de la oficina para América Latina y el Caribe de la International Congress and Convention Association (ICCA por sus siglas en inglés).
“Estamos ante un panroama complejo y que tiene por delante varios desafíos para ponerse de pie e iniciar su reactivación”, señala en diálogo con El País Arnaldo Nardone, director ejecutivo de Fiexpo Latinoamérica, ex presidente de ICCA y asesor del Banco Mundial, entre otros cargos que desempeña.
De las 1396 reuniones consideradas por ICCA en América Latina para 2020, el 30% han sido canceladas, 59.3% han sido pospuestos para 2021 manteniendo el destino sede seleccionado y 10.7% han sido organizados de forma virtual. Dentro del 59.3% de eventos reprogramados para 2021, hay un 44.6% que ya están planficadas entre agosto y noviembre.
REUNIÓN VIRTUAL
Nardone explicó que la tecnología colaboró con la organización virtual de algunas reuniones programadas como “un último recurso, para mantener el contacto entre cierta organización profesional o corporativa y sus miembros”. Sin embargo, el experto estima que la solución tecnológica no va a desplazar a los encuentros presenciales por “la dinámica y el potencial del encuentro cara a cara”.
Para este año, sólo un 10% han decidido organizar su encuentro de forma 100% virtual. En tanto, la mayoría de los eventos reprogramados ya incorpora el elemento hibrido con la finalidad de cautivar al público que no podrá viajar debido a posibles restricciones de movilidad o de carácter económico. “La reunión virtual es una solución transitoria que no se puede sostener a lo largo del tiempo. En el caso de una feria o exposición, por ejemplo, los clientes no son virtuales y tampoco tiene lógica organizar ruedas de negocios sin la dinámica del encuentro”, señaló Nardone.
Con los avances de los planes globales de vacunación contra el COVID-19, las perspectivas del turismo de reuniones !va a mejorar mes a mes”. En esa línea, sostuvo que la exigencia de certificados de vacunación también será clave para poder ingresar a cada país.
“Las personas vacunadas van a poder transitar por el mundo sin restricciones, de modo que en septiembre el panorma sanitario será distinto a marzo con mejoras mes a mes, a diferencia de la situación registrada en 2020 donde día a día había nuevas incertidumbres”, sostuvo el entrevistado.
La respuesta sanitaria del destino ha cobrado un factor vital para la selección futura de las sedes de los eventos. “Este requisito previo al COVID-19 no era un factor de alta relevancia. Uruguay, por el buen manejo de la pandemia y la respuesta a la crisis del crucero Greg Mortimer que tuvo una amplia difusión mundial, alcanzó una posición sanitaria destacada que es necesario fortalecer a la hora de la captación de eventos y reuniones”, dijo Nardone.
Más allá del protocolo sanitario que aplica cada país bajo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el turismo de reuniones impulsa un conjunto de estrictas medidas con foco en la bioseguridad. “En el sector hay conciencia sobre la necesidad de implementar exigentes medidas que hacen a la sanitización y desinfección para lograr espacios seguros y ambientes controlados”, agregó.
Nardone además se mostró partidario de estudiar el tema de los aforos habilitados. “Los congresos y conferencias profesionales o corporativas reúnen a unos 500 delegados, de modo que no convocan a miles de delegados salvo reuniones excepcionales,. de modo que no se puede ser restricto más allá de lo necesario”, reflexionó.
PROBLEMA
La conexión aérea de Uruguay con el mundo es otro de los aspectos clave a resolver ante el posicionamiento del país como sede de congresos y conferencias internacionales. “El gobierno debe adoptar decisiones estratégicas para resolver el problema de conectividad aérea, porque, más allá de las importantes medidas sanitarias, es fundamental poder facilitar a los delegados la llegada al país que hoy es un caos”, señaló Nardone.
La conexión aérea con San Pablo, Buenos Aires, Lima, Santiago de Chile, Estados Unidos y Europa “no sólo es importante para el turismo de reuniones, sino también para la dinámica del comercio”, indicó el especialista para agregar que “Uruguay debe hacer un plan estratégico de reestablecimiento de la conectividad muy agresivo porque las aerolíneas, que fueron muy golpeadas por la pandemia del COVID-19, lógicamente van a retomar antes los vuelos en aquellas rutas más rentables”.
Nardone no pierde de vista el efecto multiplicador del sector. Por cada US$ 1 en gastos directos de eventos de negocios genera US$ 1,36 adicionales en gastos indirectos. En promedio se estima en un gasto diario por participante de US$ 420.
“Uruguay tiene muchas fortalezas para trabajar con el objetivo de ser candidato como destino de reuniones, aunque también debe atacar sus debilidades y cuanto antes mejor”, concluyó Nardone.