-Usted ya estuvo en Uruguay, vivió la crisis de 2002, ¿qué cambió 20 años más tarde?
-Llegué acá en mi primera época entre 1996 y 2004 (como CEO de Citi). En el 2002 Uruguay importó una crisis financiera, a partir de un problema general en otro país que afectó muchísimo a la banca. Similitudes puedo encontrar en la estabilidad política, tributaria, legal que tiene Uruguay que es una política de Estado de muchísimos años. Además de toda esa estabilidad política, jurídica, Uruguay también tiene condiciones macroeconómicas de estabilidad que no tenía en aquella época. En segundo lugar, yendo al sistema financiero hoy es muy sólido, muy solvente, muy líquido, cosa que en aquella época era menos solvente y por eso pasó lo que pasó. A partir de esa experiencia el Banco Central tomó nota y los indicadores de capitalización de los bancos, de liquidez, de los estándares internacionales que adoptó la banca, reflejan la solidez que tiene hoy. El sistema es más concentrado, pero mucho más fuerte. De hecho, algunas crisis que tuvo que soportar como 2008, las pudo surfear sin lo que fue 2002. Parece que 20 años no es nada, como dice el tango, pero pasa mucho. Veo un país que, más allá de que obviamente tiene una industria agrícola ganadera, pero no tiene recursos minerales, no tiene petróleo, no tiene gas, no tiene el litio, no tiene oro, no tiene cobre, no tiene una cantidad de cosas, pero se las ingenió para ser un país donde abunda la inversión. Eso lo vemos y hay industrias del conocimiento, empresas tecnologías que se han venido a instalar a Uruguay y tiene que ver con todo ese marco de estabilidad que tiene Uruguay. Es el país con el PIB per cápita más alto de Latinoamérica y si no es el número uno, a veces es el número dos, pero está ahí. Es algo que consiguió Uruguay que es muy admirable.
Mencionaba la concentración de la banca y eso ha sido en parte porque los bancos necesitan ganar más escala para ser más eficientes y tener más rentabilidad. ¿Es una obsesión para HSBC ganar más escala siendo que no es de los bancos grandes?
-En general, en lo que hacemos en la vida, sea una pizzería, un banco, una compañía de seguros, siempre tenemos planes de crecimiento. En muy pocas ocasiones tenemos que poner freno de mano, como puede ser si la morosidad es muy alta o la pandemia que supuso una pausa en el crecimiento. Entonces salvo en esos casos, siempre uno tiene una agenda de crecimiento y obviamente que son mercados donde como digo yo las negras juegan también, o sea, uno compite a veces gana escala y a veces crece, pero puede ser que no esté creciendo en market share. En Uruguay nosotros tenemos tres prioridades: la primera son los clientes, la segunda los clientes y la tercera los clientes. El HSBC es el banco global con presencia en Uruguay que satisface las necesidades financieras de las personas jurídicas y las personas físicas. No solo conectamos corredores importantes de empresas que es algo que HSBC hace desde sus orígenes, porque es un banco inglés que sus primeras operaciones las hace en China para conectar flujos comerciales y financieros entre el viejo continente y Asia. Entonces, empresas que quieren exportar o importar un producto van a encontrar en HSBC un banco que tiene presencia en todos los continentes. Si vos querés exportar un producto, nosotros vamos a conseguir los importadores porque tenemos decenas de miles de empresas alrededor del mundo (como clientes). Si querés exportar limones, te vamos a buscar también alguien que quiera importar tus limones y viceversa, si quieres importar candados, te vamos a buscar algún exportador de candados en el mundo que te sirva para que puedas importarlos. Es un banco que abre mercados. Si sos una persona física, también podemos hacer lo mismo. Por ejemplo, una persona que su trabajo lo expatría a otro país y en ese país está HSBC, te va a estar esperando con tu portabilidad crediticia. Si tenés un buen récord crediticio en Uruguay, no vas a tener que esperar a construir es récord crediticio en el país al que te mandan, sino que inmediatamente te va a estar esperando con tu cuenta y con tu crédito y viceversa.
-En Uruguay uno ve que los ratios de rentabilidad de la banca sobre patrimonio o sobre activos son bajos comparados a nivel regional, sin embargo AEBU hace mucho hincapié en que los bancos están ganando dinero como nunca, ¿cuál es su visión?
-Las ganancias las tenemos que primero poner en un contexto. Hay un contexto internacional, en la pos pandemia, donde debido al excedente de liquidez que tuvieron que poner la mayoría de los gobiernos para apoyar en un momento donde las economías estaban cerradas se dio una inflación más alta que es lo que se esperaba, porque la inflación era un virus que había muerto en el mundo sacando algunos países. Entonces, los bancos centrales en el mundo tienen como prioridad bajar la inflación, y eso significa mantener un esquema de tasas altas por un tiempo. En esos períodos los bancos ganan más dinero, pero no es algo sostenido en el tiempo. De hecho, la inflación ha empezado a bajar en el mundo, las tasas de interés empiezan a bajar. Entonces, la tasa de interés alta obviamente a los bancos en el cortísimo plazo los beneficia, porque tienen saldos vista y se les remunera a una tasa más alta. No tomaría un año específico para decir “los bancos están ganando mucho”, tenemos que mirarlo en el largo plazo. Además, esto de ganar mucho o poco, tiene que ver también con el capital que uno tiene. Nominalmente la banca puede estar ganando más evidentemente que un restaurante, pero también tiene un capital invertido más alto. Lo que es una realidad es que obviamente Uruguay no va a tener la escala de un país grande y entonces el lógico que los rendimientos de los bancos no van a ser tan altos.
-¿Cómo ve la situación de competitividad de Uruguay? Hay críticas de los exportadores de que el dólar está muy bajo.
-Llevo solo dos meses en Uruguay, puedo responder sin haber hablado con los economistas. Es una realidad que el dólar está “planchado” en Uruguay hace cuatro o cinco años. Esa situación tiene que ver con que Uruguay recibe flujos financieros, hay muchos emprendimientos. Uruguay además del campo, exporta apartamentos, porque si bien no se mueven, al venderlos a un extranjero es como si se exportaran. Entonces en ese flujo de dinero que está recibiendo Uruguay, ante la oferta y demanda (de divisas) hace que el precio del dólar sea ese. ¿Eso causa alguna falta de competitividad? Y, es posible, pero habría que mirarlo en términos relativos. En México el dólar también está planchado y Chile está en la misma. Cuando mirás tu realidad regional es la misma, ahora cuando mirás contra países que devalúan mucho, como puede ser el caso de Argentina, la realidad es otra. Pero, también por otro lado Argentina tiene retenciones y cuando uno hace la cuenta de los bienes exportables contra otros países habría que ver de qué estamos hablando.
Su carrera
Desde abril, Constantino Gotsis es el CEO de HSBC Uruguay. Cuenta con una amplia experiencia en la industria financiera. Nacido en Argentina, es actuario graduado en la Universidad de Buenos Aires, tiene 62 años, está casado y tiene tres hijos.
Su carrera comenzó como actuario asociado en el Instituto Nacional de Reaseguros en Argentina, luego fue trader financiero en Compañía Financiera Central y actuario en Asegurar S.A. Compañía de Seguros de Retiro, todas en Argentina.
En 1988 ingresó en Citigroup donde estuvo 26 años y medio. Allí desempeñó diferentes cargos entre los que destacan jefe de distribución y ventas en Citi Argentina, CEO de Citi Uruguay, CEO de Citi Perú, country business manager en Citi Chile, jefe de banca consumo y tarjetas para Citi en Sudamérica, CEO y presidente para la región de América Central en Citi y jefe de consumo global para el cono Sur de Citi.
En abril de 2015 dejó Citi y en octubre de 2016 llegó a HSBC Argentina donde asumió como jefe de gestión patrimonial y banca personal, cargo que desempeñó hasta este año.
-¿Qué planes tiene HSBC que en algún momento estuvo cerca de venderse y salir del país?
-En primer lugar, estamos muy contentos de estar en Uruguay. Para que un banco sea global funciona con una cantidad interesante de países, nadie puede decir que es un banco global con cuatro países. Uruguay forma parte de la estrategia global del banco. Específicamente hablando de Uruguay, primera cosa muy importante para nosotros, acabamos de obtener la calificación por Fitch de A-, el primer y único banco en la historia Uruguay que tiene esa calificación. Hacemos negocios en un país que nos da muchas posibilidades de pensar en el largo plazo, por la estabilidad macroeconómica que tiene, la estabilidad política, jurídica, tributaria, incluso laboral. Está buenísimo, que puedas planear tus próximos cinco años, no tu próximo semestre y para nosotros es un activo en eso estar acá. Desde Uruguay tenemos una presencia importante en Brasil, en Argentina, Estados Unidos, en México, en Reino Unido, en todos los países de Asia, el foco es encontrar clientes que valoren esto. También apoyamos, por supuesto a empresas locales que no tienen la necesidad de expandirse al exterior. Otra cosa que queremos hacer, y está también en nuestra agenda, es apoyar a las empresas a transformar su matriz energética para bajar la huella de carbono, cualquier empresa que tenga un plan de transformarse que nos venga a ver, la vamos a escuchar, la vamos a apoyar, puede ser con financiamiento, puede ser con entrenamiento, vamos a poner a los expertos de Uruguay o del mundo a conversar con las empresas que lo quieran hacer. Una gran prioridad que tenemos es no solo ser percibidos como un banco global que conecta corredores, sino también que apoya muy fuerte la transformación para llegar al 2050 con emisión neta cero de carbono.
-¿Y cómo se preparan para el cambio que implica la inteligencia artificial?
-El mundo se reseteó con Internet hace 30 años y se va a resetear de vuelta dentro de cinco años con la inteligencia artificial. Veo que la magnitud del cambio va a ser mucho más grande que la de Internet, pero la velocidad va a ser mucho más rápida. Si yo fuera presidente, de cualquier nación, destinaría una hora de mi semana para hablar con expertos que me cuenten, y que yo pueda entender, cómo puedo hacer que lo que viene tenga un impacto positivo. Si fuera ministro de Trabajo dedicaría un día por semana a que los expertos me cuenten cómo va a afectar la inteligencia artificial el trabajo de todas las industrias, de cada uno de nosotros, así lo veo. Hablamos mucho de digitalización, la digitalización ya está, ya es parte del presente y diría que del pasado: la sucursal en el celular. En el resto, obviamente hay productos que se pueden lanzar, pero no pasa por ahí, el mundo va a pasar por otro lado.
-Los bancos tienen hoy como competencia a las fintechs, ¿cómo lo ve?
-¿Me gustaría que no estuvieran? Y sí preferiría que no estuvieran, pero el mundo es como es, no como uno quisiera. Viniendo de Argentina la encontré mucho valor a las fintechs, porque las fintechs fueron a bancarizar habitantes que, sin la fintechs, los bancos no hubiéramos ido. La primera aproximación la están haciendo las fintechs, luego vienen los bancos. Las fintechs te dan mucha transaccionalidad en lugares donde los bancos no llegábamos, vienen a darle algún tipo de facilidad a un cliente que los bancos decíamos: no tiene récord crediticio, no me gusta dónde vive o qué una cantidad de ingresos demostrables. Ahora, una vez que entraron al sistema, los bancos en la segunda etapa podemos decirle a estos clientes: mirá, tengo más cosas. Entonces creo que compiten en algún espacio y en otro lado son complementarias, no somos competencia en el 100%. Al final esto es si se agranda la torta o si la torta es la misma y tenemos que compartirla, y creo que las fintechs han agrandado el mercado. En Uruguay no están tan activas todavía, pero cuando vengan lo que hay que poner siempre son reglas de juego claras y equitativas. En algunas ocasiones, he visto que para que crezcan las fintechs se les han dado muchos beneficios y entonces la competencia no era equitativa y la respuesta que recibí en esa oportunidad es: dejá que crezcan y después las regulamos. Está bueno poder competir en igualdad de condiciones, pero mientras se compita en igualdad está fenómeno porque para para las personas eso es mejor, ya que da más opciones, generalmente abaratan costos. Entonces, creo que está bueno que estén, por más que por ahí en mi negocio en particular me compitan.
En la Caja Bancaria la solución no es ganar-ganar, es perder-perder, “es un parche”
-Tras la crisis financiera de 2002, la Caja Bancaria necesitó de una reforma que se concretó en 2008. Ahora, 15 años después se necesita otra reforma por una situación crítica en la caja, ¿cómo observa esta situación?
-Estamos con la Asociación de Bancos Privados, que está trabajando muy fuerte con el sindicato, con el gobierno y también con la Caja Bancaria para resolver el tema. Mi aspiración personal, y creo que hablo por varios, es lograr un resultado que después sea sostenible en el tiempo. Vos acabás de comentar esto de que cada “X años” hay que volver a reformar y la aspiración es lograr algo que sea sostenible. Mi percepción es que es muy difícil y tengo dos argumentos. Soy actuario, aunque oxidado porque hace 35 años que no ejerzo, para ser bancario deje la compañía de seguros, el mundo cambia, pero hay dos cosas que no cambian: las matemáticas donde dos más dos sigue siendo cuatro y las estadísticas, si vos tirás una moneda al aire tenés 50% de probabilidad de que te salga cara y 50% que te salga ceca. Lo que veo, y vos también lo podés ir a ver en cualquier sucursal que no está reformada, es que hay como cuatro o cinco puestos de caja y están atendiendo en uno solo, los otros puestos no existen más y no es que la cola se multiplicó por cinco, sino que se pueden atender con una persona. Eso quiere decir que se ha achicado la cantidad de empleados que son los que aportan. Ni que hablar si yo miro para atrás, hace 50 años la esperanza de vida del mundo era cerca de 46 años y hoy casi que se duplicó en el mundo. Uruguay es parte del mundo y los bancarios también. Entonces cuando yo miro lo que pasó y que ya hoy hay más jubilados que aportantes (en la Caja Bancaria), se tiene que cambiar todo. Es un déficit que ya solamente se va por cubrir en la medida que cada vez se aporte más y más y más, pero eso tiene un límite. Creo que el límite está llegando y por eso estamos todos preocupados y es muy difícil encontrarle una solución en este momento que no sea un parche. En un sistema de reparto si cada vez la gente vive más y cada vez aportan menos, la situación es explosiva, espiralizable y entonces no es sostenible. Es un problema de US$ 600 millones. Un sistema de 40.000 personas genera un déficit de US$ 600 millones. Lo peor es que ahora me están diciendo que no son US$ 600 millones, podrían ser más que US$ 600 millones, que podrían ser hasta US$ 900 millones. Entonces yo no sé cuál es el déficit.
-Parece un callejón sin salida.
-Cuando me dicen cuáles son las proyecciones, es como si dijéramos que por cada persona que se jubila va a haber un jubilado que se muere y sigue habiendo ahí una cantidad de jubilados y por cada persona que sale va a haber un bancario que lo sustituya y esa es la peor de las proyecciones que se puede hacer. Porque si uno sabe que algo no va a ser, es eso justamente. ¿Dónde está factorizado la inteligencia artificial, las nuevas relaciones de trabajo que van a venir, la mayor esperanza de vida, los avances medicinales? Entonces, estamos un poco complicados para lo que es mi aspiración, que es que sea sostenible.
-AEBU sostiene que ya hay una solución que está en la ley de 2008 que es aumentar la Prestación Complementaria Patronal (PCP, que grava los activos bancarios).
-No alcanza, no alcanza. Además, lo que están diciendo “aumentemos la PCP”, es que te aumente a vos el costo, no solo a los bancos. A los bancos es una parte, pero los bancos trasladan la PCP y eso lo vas a ver en tu financiamiento, cuando pidas un crédito ¿quién paga? Pagan todos los uruguayos que contraigan un crédito y los bancos por la parte que no sea trasladable. ¿Está bien eso? ¿Qué vos pongas plata? ¿Los bancarios ponen plata en una caja de los periodistas? No. Entonces vos ponés plata para que yo me jubile, pero yo a vos (como bancario) no te voy a poner plata. Los sistemas de previsión social más avanzados, no son los sistemas de repartos, son complejos, son mixtos. Empiezan con un sistema de reparto para asegurarle a aquellos que no tienen aportes suficientes una prestación básica, pero encima de eso va la capitalización individual. Arriba de eso, muchas veces las empresas tienen un plan de seguro colectivo para para sus empleados, donde el empleado pone un peso y la compañía le pone un peso y se va formando un seguro colectivo. Arriba de eso, las personas si tienen algún ahorro disponible compran un seguro de vida con ahorro y todo eso forma el día de mañana tu retiro, no un sistema de reparto. Como te digo, la PCP no la arregla. Ahora, va a venir alguien y decir que en vez de poner la PCP en 4 por 10.000, hay que aumentarla a 20 por 10.000, vas a tener que seguir cambiando los porcentajes, es la única manera.
-Es complejo y además queda poco tiempo porque hay que aprobar la ley antes de fin de octubre, ¿ven que se puede llegar a una solución?
-Todo se puede. No es que hay que ponerse a trabajar a partir de mañana, ya se viene trabajando. Ahora lo que hay que hacer es limar las puntas, hay que tratar de encajar el cuadrado en un círculo, salir del atolladero. Pero, no hay una solución win-win (ganar-ganar) es una lose-lose (perder-perder), es lo menos malo, que es lo que podemos hacer dentro del problema que tenemos. No es virtuoso, ese es el problema.