INNOVACIÓN
En la mesa de trabajo se trataron temas como el consentimiento del cliente, el secreto bancario, costos y riesgos asociados a la banca abierta, entre otros.
El 30 de septiembre, el Banco Central (BCU)terminó el ciclo de trabajo sobre banca abierta, en la que participaron los diferentes actores del sistema financiero y organismos del Estado, con el fin de trabajar los aspectos a la futura regulación.
Banca abierta es una estructura por la cual las instituciones financieras tradicionales, con el consentimiento expreso del cliente, proporcionan a otros proveedores de servicios financieros, como las fintech, acceso a datos financieros de los clientes en materia de transacciones, entre otros.
La conexión entre los sistemas, el del banco y el de la fintech, se realiza a través de una Interfaz de Programación de Aplicaciones (API) la que permite la comunicación entre dos sistemas.
En la mesa de trabajo, originada hace seis meses, en la cual participaron bancos, multilaterales, instituciones financieras, fintech, el Banco Central, la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (Agesic) y la Unidad Reguladora y de Control de Datos Personales (Urcdp), se trataron temas como el consentimiento del cliente, el secreto bancario, costos y riesgos asociados a la banca abierta, entre otros.
Según Federico Lemos, asociado de Ferrere Abogados, uno de los temas analizados trató sobre quién debería soportar los costos asociados a esta estructura.
En conversación con El País, explicó que “la infraestructura necesaria para mantener un sistema de banca abierta genera costos naturales para las instituciones financieras que en mayor o menor medida son los recolectores y guardianes de los datos del cliente. En definitiva, existen costos asociados al hecho de recabar los datos, en algunos casos digitalizarlos, resguardarlos” y “tener que transmitirlos”.
A su vez, señaló que también se analizó en “la posible distribución de los riesgos asociados a la banca abierta”, como por ejemplo, qué pasaría si se violasen los datos del cliente y quién sería responsable por esa filtración de datos.
En tanto, concluyó que de a poco las partes “se han dado cuenta” que pueden complementarse, de manera que las instituciones financieras “pueden brindar un servicio completo, global y están en una mejor posición para ser los guardianes de los datos” y, las fintech, pueden realizar una actividad específica de una forma más ágil.