SITUACIÓN
Las monedas digitales, como el dólar digital, tienen el potencial de sacudir todo el sistema monetario y financiero tal como lo conocemos hoy
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó en marzo un decreto solicitando al Departamento del Tesoro que le presente -en un plazo de seis meses- un informe sobre “el futuro del dinero”.
Recibió nueve propuestas sobre activos digitales y cómo mitigar los riesgos en ciberseguridad en esta materia, principal escollo en la economía digital mundial.
Mientras, la Reserva Federal (Fed, el banco central estadounidense) avanza en este terreno para lanzar el dólar digital (sin fecha prevista todavía), mientras que otros países -como China- corren en esta competencia con planes de monedas digitales propias.
El Banco Popular de China anunció el 19 de septiembre que el programa de prueba del yuan digital -hasta ahora concentrado en pocas ciudades- se irá ampliando. El objetivo es que todas las instituciones y las regiones chinas piloto aceleren la aplicación de esta moneda.
De acuerdo al PwC Global CBDC (Central Bank Digital Currency o Moneda Digital del Banco Central) Index 2022, más del 80% de los bancos centrales están estudiando implementar una moneda digital. Entre los países que ya lo hicieron, están, además de China, las Bahamas (Sand Dollar), Nigeria (eNaira) e Eastern Caribbean (DCash). Uruguay hizo una experiencia piloto con el e-peso en 2018.
Pero, el mayor impacto está en el dólar digital, ya que el billete verde es el más utilizado en el mundo.
“El dólar digital será igual al dólar en papel que conocemos hoy en día, llevado al mundo digital. A diferencia de las criptomonedas, estará bajo el control centralizado de la Fed, tendrá ese respaldo, va a tener emisiones, va a sufrir inflación. Será igual, pero significará gran cantidad de impactos para el sistema financiero global”, dijo a El País Rodrigo Ribeiro, socio de Consultoría de KPMG.
Explicó que el dólar digital producirá un cambio conceptual profundo en el sistema, desde su emisión misma. Por ejemplo, se podrán realizar transferencias de dinero con mayor facilidad, inmediatez y sin intermediarios, lo que bajará los costos transaccionales.
Esto representará mayor eficiencia en los movimientos internacionales y, según Ribeiro, obligará a los bancos a innovar, considerando que la moneda digital podría llegar a tener una distribución no tan dependiente de ellos como ahora.
En ese contexto, las entidades intermediarias también deberán rever sus roles, definirse y muchas de ellas, ya no tendrán razón de ser.
Control y privacidad con el dólar digital
Un frente que despierta inquietud en los mercados está vinculado al grado de control que podrá hacer la Fed, dado que las nuevas tecnologías le permitirán saber quién tiene cada dólar digital que se ha emitido, lo que actualmente no es posible con el billete en papel.
“En teoría, la Fed podrá rastrear a qué banco llegó el dólar digital y hasta a qué cuenta bancaria, a qué persona, con nombre y apellido. La capacidad de las tecnologías del blockchain para el rastreo va muy lejos. Será un control mucho mayor el que se puede hacer en comparación con el dólar en papel”, reafirmó Ribeiro.
Sin embargo, consultado sobre si esto afectará la privacidad de datos de los usuarios o clientes, respondió: “Lo que quiero decir es que la posibilidad de control de la Reserva Federal va a ser casi hasta donde esta institución quiera llegar; La Reserva Federal le da legitimidad al dólar digital y por lo tanto es la que definirá hasta dónde llegar. Todavía no se sabe qué va a pasar”.
Ribeiro agregó que “el nuevo sistema tendrá el potencial de eliminar, o al menos minimizar, las “economías subterráneas”, pero tiene la desventaja de que, implementado al extremo, puede llegar a un control centralizado muy fuerte”.
En cuanto a las economías subterráneas, aunque acorraladas, “siempre buscarán nuevas alternativas para sobrevivir”, señaló.
“Las monedas digitales tienen potenciales consecuencias desde el punto de la privacidad, ya que será el gobierno -del país que la emita- y no los bancos comerciales, el que administrará esta información”, afirmó a El País Nicolás Cichevski, gerente de Consultoría de CPA Ferrere.
Entre las particularidades del dólar digital que está la trazabilidad. Guillermo Ferrari, gerente de Consultoría de PwC Uruguay, dijo a El País que “las ventajas de la moneda digital están dadas también por la posibilidad de inclusión financiera de la población y la seguridad con la que se puede operar. Los costos, especialmente para los pagos transfronterizos, se reducen sensiblemente”.
Sin embargo, el punto de la seguridad digital es, al menos por ahora, altamente sensible. Como todo el mundo digital, la moneda digital sufre riesgos y amenazas, como potenciales hackeos a las bases de datos. Esto es lo que, de alguna manera, ha venido atrasando el lanzamiento de las monedas digitales.
Todavía se desconoce mucho de este tema, pero sí hay consenso en que para la Fed, el Banco Popular de China o el banco central de cualquier otro país, no será un ejercicio sencillo. Es claro que el mundo avanza hacia allí por la principal ventaja de la moneda digital que actúa como motor: es altamente eficiente. Mejora enormemente los tiempos de las transacciones, y como dice el refrán “tiempo es dinero”, además de todo lo que trae aparejado en términos de reducción de burocracias y demás.
¿Dólar digital en el bolsillo?
Apenas comience a rodar el dólar digital y su penetración sea lo suficientemente grande, luego de un tiempo en el que conviva con el dólar papel, es predecible que este último tienda a desaparecer.
“¿Por qué necesitamos un billete papel guardado en el bolsillo del pantalón, que cuando lo lavamos se moja y lo perdemos? No tiene sentido tener un papel como representante de un valor”, graficó Ribeiro.
Pero falta para ser masivo. “El principal factor para la expansión y el uso generalizado de este tipo de monedas es que el resto del mercado financiero (del sistema de pagos en particular) y los actores privados que intervienen en él, habiliten los mecanismos para su utilización (billeteras digitales, comercios que pueden transaccionar con la moneda digital, experiencias de usuario sin fricciones). Es decir, el ecosistema de pagos minorista y mayorista debe acompañar el desarrollo de las soluciones tecnológicas que adopten las monedas digitales”, afirmó Ferrari.
Existen dos factores clave que podrían desestimular el uso masivo del dólar digital. Cichevski los menciona: “el miedo en la gente sobre cómo los bancos centrales utilizarán los datos personales, y también hay que considerar que, tener billeteras digitales conectadas directamente al banco central, llevará a que eventualmente los bancos comerciales pierdan depósitos”.
Esa eventual pérdida de depósitos significará que los bancos tendrían menos posibilidades de otorgar créditos, o lo harían a costos mayores.
Por ahora, este tema sigue siendo de nicho y no hay fechas, aunque en un mundo donde el uso de pagos digitales se ha extendido, es de esperar las monedas digitales masivas aparezcan más temprano que tarde. ¿Qué moneda dominará el comercio mundial? Hoy es el dólar, a futuro está por verse. Dependerá del desarrollo de la estrategia geopolítica mundial.
“El problema será el salto, la compatibilidad de tecnologías, porque si los bancos centrales corren cada uno para su lado, van a tener tecnologías distintas y será difícil el intercambio”, advirtió Ribeiro.
“Estados Unidos va a marcar la pauta en el mundo occidental y con seguridad los países de América Latina, incluyendo a Uruguay, van a seguirla, buscando compatibilidad tecnológica”, concluyó el socio de KPMG.
El Banco Central (BCU) presentó en noviembre de 2017 un plan piloto de seis meses para la emisión y uso de billetes digitales del peso uruguayo, conocido como e-Peso.
“No se trata de una nueva moneda, sino que es el mismo peso uruguayo que en vez de tener un soporte físico tiene un soporte tecnológico”, había dicho el entonces presidente del BCU, Mario Bergara en su presentación.
El BCU emitió billetes digitales por un monto de $ 20 millones a través de la aplicación e-Peso, y estaban habilitados hasta 10.000 personas para bajarla y cargarle dinero. Finalmente, los usuarios registrados a lo largo del plan piloto alcanzaron los 5.536, mientras que los comercios que adhirieron fueron 80 de los más variados rubros. El total de operaciones durante este período fue de 66.572, siendo el giro persona a persona el mecanismo más utilizado, según había informado el BCU en octubre de 2018.
El BCU “evaluó positivamente” la experiencia que contó con la participación de Antel (proveedor de la red telefónica), The Roberto Giori Company (proveedor del sistema), IN Switch (gestión de usuarios y transferencias) y RedPagos (carga de billetes), entre otros.
Una misión técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI) calificó de “exitoso” al plan piloto y dijo que el e-Peso podría ayudar a “reducir los costos de transacción, fomentar la innovación financiera y aumentar la inclusión financiera” e incluso “tiene el potencial de mejorar el mecanismo de transmisión” de la política monetaria.
Incluso el Banco Central de Suecia -que avanza hacia una sociedad sin efectivo- consultó a su par uruguayo sobre la experiencia en 2019.
Hasta el momento, el BCU tiene la iniciativa en stand-by y no ha avanzado más.