Algunas claves para que empiecen a manejarlo y aprendan nociones básicas como es el ahorro.
Natalia quería uno de los juguetes más caros del comercio, pero Carlos no podía gastar tanto. "Papá, ¿por qué no lo pagás con la tarjeta?", preguntó Natalia de 7 años de edad. Carlos tuvo que ensayar una explicación sobre que por más que utilice el plástico, eso va a tener que pagarlo en algún momento.
¿A qué edad un niño está capacitado para recibir, manejar y administrar dinero? ¿Cómo se le puede enseñar lo que es el gasto, el ahorro, y otras nociones económicas básicas?
El comienzo de la escuela (a los seis años), es el momento indicado para que los empiecen a manejar dinero. "En los primeros años de Primaria se puede. Hay dos niveles, uno interno de tener su propia billetera, monedero o lo que sea en la casa y otro nivel que es manejar el dinero como para salir y andar con él. Eso es un paso posterior", señaló a El País el magister en educación y psicólogo, Roberto Balaguer. "Los chicos necesitan dinero cuando no están papá y mamá cerca. Es una cuestión de autonomía que aparece cuando van al colegio o empiezan a moverse solos", coincidió la magister en educación, Diana Capomagi.
Sobre la cantidad de dinero que los niños llevan a la escuela, los especialistas, ante todo, hablan de sentido común. "Es dinero para comprar una bebida y algo para comer, nada más", indicó Capomagi.
Precisamente, "el cuidado que hay que tener es que niños pequeños no anden con billetes grandes porque no tienen la noción y se los termina exponiendo a una situación de riesgo, de que sean estafados", complementó Balaguer.
"Uno ve a veces niños pequeños que tienen billetes que no condicen con la edad que tienen o el gasto que pueden (necesitar) hacer", añadió.
A partir de los 6 años, si bien ya están en condiciones de hacer uso del dinero y saben que sirve para comprar, todavía no desarrollaron la habilidad de administrarlo.
De todas maneras, "tempranamente se puede empezar a tomar noción de eso", dijo Balaguer. "En el inicio de la escuela, perfectamente se puede enseñar lo que valen las cosas y que de alguna forma tener una conducta de ahorro, puede llevarlo a conseguir objetivos a más largo plazo y no esa cosa a veces cultural que tenemos de la compra ya, sin medir el valor del esfuerzo", explicó.
Sobre el final de la escuela, llegará la noción más acabada de ahorro. Es cuando desarrollan la capacidad de especulación. "Allí se empieza a visualizar el ahorro como factor de progreso. Especulan que es mejor juntar las moneditas que van recibiendo para luego comprarse algo más importante", señala el economista argentino Martín Krause en su libro "La economía explicada a mis hijos".
"Cuando estamos hablando de edades tan chicas, les es bastante complejo poder captar los conceptos abstractos", por lo que la forma de enseñar "tiene que ser bastante concreta y de conducta: que vean que el dinero está ahí, en ese lugar", indicó Balaguer.
Decir no.
Para decir que no a la compra de un objeto —como le pasó a Carlos—, los especialistas advierten que muchos padres recurren al "no hay plata" en lugar de dar una explicación.
"Si es cierto que no hay plata, está bien decirlo. Pero el problema aparece cuando se usa esa muletilla en lugar de decirle: No, porque no corresponde. La autoridad deja de ser el padre y pasa a ser el dinero", explicó la integrante de la Asociación Psicoanalítica Argentina, Eva Rotenberg.
"En ocasiones hay que decir que no para que aprendan a valorar", apuntó Rotenberg.
Lo que es claro, es que más allá de la palabra, es la actitud lo que cuenta. "En casi todas las edades, y en esas más que todas, tiene que ser una conducta que vayas empezando a modelar, con ejemplos y sobre todo con cosas concretas", expresó Balaguer.
De nada servirá decirle a un niño que no hay plata, si después el padre hace una compra de algo que no sea básico. Al niño le quedará esa imagen.
"Los niños básicamente aprenden las cosas que nos ven hacer, a sus referentes que son los padres, el círculo familiar más íntimo", explicó el psicólogo y magister en educación.
Para verlo "por lo absurdo: mostrar una cuenta bancaria con números no le dice nada a un niño. Lo que hay que hacer es ser más concreto", añadió el especialista.
Tampoco sirve el "premio y castigo" con dinero. "Darle plata a un hijo porque se portó bien no da buenos resultados. Tampoco restringírsela porque se portó mal. Así, el chico aprende que debe portarse bien por respeto al dinero y no a los padres", indicó Rotenberg.
Crecimiento.
Otro paso viene cuando el niño deja la escuela y supera la pre-adolescencia, allí ya se puede darle un dinero en forma semanal o quincenal para que empiece a administrarlo.
"Es importante que sepa que, si se lo gasta antes de tiempo, no se le repondrá. Establecer prioridades los enfrenta a tener que elegir qué es lo más importante para ellos", sugirió Capomagi.
Si bien las tarjetas de crédito pueden proveer flexibilidad financiera y comodidad, muchos adultos jóvenes se meten en problemas debido a las deudas de tarjetas de crédito. Una opción a considerar es obtener una tarjeta de crédito con límite bajo para sus hijos adolescentes mientras aún están en Secundaria. En el mercado hay algunas opciones (ver aparte). Con información de LA NACIÓN / GDA y WELLS FARGO
La cuenta para adolescentes.
Por ley, el único autorizado a abrir cajas de ahorro a adolescentes de entre 14 y 17 años es el Banco República (BROU). La institución tiene el producto "X mi cuenta" . La cuenta es en pesos, sin mínimo de apertura y sin costos fijos por administración o bajo promedio. Puede gestionarla por Internet, aplicación móvil, terminales o cajeros automáticos. Tiene asociada una tarjeta de débito RedBROU y además puede acceder al préstamo de libros de estudio de la Biblioteca del BROU. El manejo de dinero sin efectivo (mediante tarjetas, pagos vía web o celular) es una dificultad adicional para que los niños entiendan el valor del mismo. "Es más complicado porque no es tangible. También le pasa a los adultos, el gasto con tarjeta de crédito es mayor al efectivo", dijo Balaguer.
LOS HIJOS Y EL AHORRO.
Uruguayos: cómo les enseñan a ahorrar.
Los latinoamericanos utilizan diferentes métodos para enseñar a sus hijos a ahorrar dinero. Según el estudio "Ahorro Latam 360°", el 19% de los latinoamericanos enseña a sus hijos a ahorrar "evitando compras inútiles", otro 17% "usando la alcancía" y 12% "guardando la mesada" o dinero semanal que se le da. Esas son las respuestas mayoritarias. En el caso de los uruguayos, es algo diferente. El 26% enseña a sus hijos a ahorrar usando la alcancía y otro 25% lo hace evitando compras inútiles, según el mismo trabajo de SURA Asset Management en conjunto con Merlin Research y el Language Technologies Institute del Carnegie Mellon University. Según el estudio, para la mayoría de los uruguayos (52%), ahorrar equivale a "juntar/guardar dinero", mientras que otro 47% lo asemeja a "economizar". Consultados sobre quién promueve el ahorro en el grupo familiar, el 39% de los uruguayos contestó que es el hombre, 32% otro y 29% la mujer. En el conjunto de los latinoamericanos es a la inversa, el 41% visualiza a la mujer como promotora del ahorro en el grupo familiar frente a 28% que cree que es el hombre. Sin embargo, en el caso de los milennials uruguayos (aquellos nacidos entre los años 1980 o 1981 y el año 2000) las respuestas son diferentes. El 51% piensa que la madre es la promotora del ahorro en la familia, mientras que 34% dice que es el padre. La motivación para ahorrar de los milennials uruguayos está repartida: un 27% lo hace para viajar, también un 27% lo hace para afrontar imprevistos, 13% para proyectos personales, 13% para comprar un producto y 20% otros.
FINANZAS DE BOLSILLO