[La Nación/GDA]
Incluso las mentes más brillantes del mundo de las inversiones, aquellas que han dado forma a imperios financieros y se han convertido en referentes indiscutidos, no están exentas de cometer errores que pueden costarles fortunas. A veces, decisiones que parecían bien fundamentadas y respaldadas por años de experiencia y análisis acaban siendo recordatorios de lo impredecible que puede resultar el mercado.
En este Finanzas de Bolsillo, repasaremos tres casos emblemáticos que involucran a figuras tan destacadas como Warren Buffett, Cathie Wood y Bill Gates. Cada uno de ellos enfrentó decisiones desafortunadas que representaron pérdidas millonarias o la renuncia a oportunidades de ganancia de magnitudes impresionantes. Estas historias no solo evidencian la volatilidad inherente a los mercados financieros, sino también la necesidad de aceptar los fracasos como parte del camino, incluso para los nombres más grandes de Wall Street.
El error de Buffett
Durante la pandemia, Warren Buffett, ampliamente reconocido como uno de los mejores inversores de la historia, tomó una decisión que terminaría siendo una de las más debatidas de su brillante trayectoria. En medio del caos y la incertidumbre desatados por el COVID-19, Buffett decidió deshacerse de sus participaciones en aerolíneas, una jugada que, en retrospectiva, le costó millones en ganancias potenciales.
El caso de Delta Airlines ejemplifica este error con claridad. En años previos, Buffett había adquirido acciones de la compañía a un promedio de US$ 45 por acción, construyendo una posición importante dentro de su portafolio. Sin embargo, cuando la incertidumbre sobre el futuro del sector aéreo llegó a su punto más crítico, optó por venderlas en abril de 2020 a solo US$ 24 por acción, asumiendo una pérdida significativa.
Tomó una decisión similar con Southwest Airlines, obteniendo resultados igualmente desafortunados. Lo que no previó fue la impresionante recuperación que el sector experimentaría poco después, impulsada por la reactivación de los vuelos y el renovado optimismo del mercado. Si hubiera mantenido sus posiciones, habría logrado un retorno excepcional. Este episodio pone de manifiesto cómo la incertidumbre puede influir incluso en los inversores más experimentados.
Buffett, famoso por su filosofía de “ser codicioso cuando otros tienen miedo”, sucumbió a la presión del momento y dejó pasar una oportunidad histórica. La lección aquí es contundente: en el mundo de las inversiones, la paciencia y la templanza frente a la adversidad son fundamentales. Incluso las leyendas de Wall Street pueden cometer errores, recordándonos que nadie es inmune a la volatilidad del mercado ni a los impulsos humanos en tiempos de crisis.
El paso en falso de Wood
Cathie Wood, fundadora de ARK Invest y una de las estrategas más audaces del mundo de las inversiones tecnológicas, no está exenta de errores, incluso en su área de especialidad. Uno de sus tropiezos más notorios involucró a NVIDIA, la compañía que más tarde se consagraría como un coloso del auge de la inteligencia artificial.
Antes de que NVIDIA despegara hacia un ascenso meteórico, ARK Invest optó por desprenderse de una parte considerable de sus acciones, vendiéndolas en torno a los US$ 150 por acción.
En aquel momento, el panorama tecnológico estaba lleno de incertidumbre, con crecientes preocupaciones sobre posibles sobrevaloraciones y una volatilidad que hacía difícil prever los próximos movimientos. La decisión, aunque aparentemente sensata bajo esas circunstancias, resultó ser un paso en falso.
NVIDIA, impulsada por la creciente demanda de sus GPUs para inteligencia artificial, procesamiento de datos y gaming, experimentó un rally espectacular que llevó sus acciones a superar los US$ 1.000 en pocos meses. Esta venta anticipada le costó a ARK Invest la posibilidad de aprovechar uno de los mayores ascensos del mercado en la última década, dejando ganancias extraordinarias sobre la mesa.
Para Wood, conocida por apostar en tecnologías transformadoras a largo plazo, este revés fue especialmente llamativo, ya que NVIDIA representa justamente el tipo de innovación que ARK promueve como su pilar estratégico.
El caso de Cathie Wood y NVIDIA nos deja una enseñanza clara: incluso los inversores más alineados con las tendencias del futuro pueden errar al predecir el momento exacto en que esas transformaciones alcanzarán su auge. Este episodio destaca los riesgos asociados al timing en el mercado y subraya el delicado equilibrio entre mantener una visión a largo plazo y ejercer la paciencia necesaria para verla florecer.
Bill Gates y Tesla
Incluso los inversores más experimentados pueden equivocarse en el volátil mundo financiero, y el caso de Bill Gates y Tesla es un ejemplo claro de cómo las proyecciones pueden fallar. Gates, conocido por su aguda visión empresarial y su legado como fundador de Microsoft, decidió tomar una posición bajista contra Tesla, creyendo que las acciones de la compañía estaban sobrevaloradas y que eventualmente enfrentarían una corrección significativa.
Sin embargo, Tesla desafió todas las expectativas. Desde 2020, sus acciones comenzaron un ascenso meteórico, impulsadas por el entusiasmo del mercado hacia los vehículos eléctricos, avances tecnológicos en baterías y un creciente apoyo global hacia las energías renovables.
Mientras Gates esperaba una caída, Tesla alcanzó una valoración de más de US$ 1.000 millones, con su precio por acción multiplicándose varias veces desde el momento en que Gates inició su estrategia. Esta apuesta le resultó en pérdidas millonarias y generó críticas por subestimar el potencial transformador de Tesla en la industria automotriz.
El episodio destaca los riesgos inherentes a las posiciones en corto, especialmente en empresas tecnológicas de rápido crecimiento. En este caso, el optimismo del mercado y el apoyo de los inversores superaron cualquier análisis tradicional, consolidando a Tesla como líder en la transición hacia un futuro más sostenible. Más allá del impacto financiero, la situación pone en evidencia los desafíos de ir contra la corriente en sectores con un dinamismo tan marcado.
La clave y la importancia de saber decir que no
En el ámbito de las finanzas y más allá, Warren Buffett ha destacado una habilidad crucial que ha contribuido a su éxito: la capacidad de decir “no” a oportunidades que no se ajustan a su estrategia.
Esta lección va más allá de los mercados y se manifiesta en la vida cotidiana, desde decisiones de compra hasta inversiones personales. La destreza de decir “no” no se limita a los negocios, sino que se extiende a las finanzas personales.
Una de las facetas menos exploradas de esta lección es su relación con las deudas. Buffett ha adoptado una filosofía de evitar deudas innecesarias. En un mundo donde es común recurrir a préstamos y pagos en cuotas, su enfoque prudente ha sido construir excedentes financieros antes de embarcarse en compras importantes.
Al optar por evitar deudas, se coloca en una posición de fortaleza, donde sus decisiones financieras son dictadas por su estrategia, no por obligaciones de pago. Tomando esto en consideración, la aversión de Buffett a las deudas se extiende incluso a su vida personal.
A pesar de ser uno de los hombres más ricos del mundo, ha evitado las trampas del consumismo excesivo.
En lugar de sucumbir a la tentación de las compras impulsivas y los créditos, adopta un enfoque consciente hacia sus gastos personales.
Un claro ejemplo de no caer en las tentaciones es su elección de conducir autos modestos (para lo que es su reconocido status económico), como su actual coche, un modelo Cadillac que adquirió durante el año 2014.